Por Ignacio H
Por Ignacio H
- ¿Cómo no lo compraste en Internet?
- Lo busqué en una tienda, acá en el centro. No me salió mucho más caro que lo que valía en Mercado Libre- me defendí.
- Pero si lo comprás afuera es más barato.
- ¿Vos sabés lo que es perder tiempo en la aduana? ¡Y no sé si llega!
- ¡Es puerta a puerta papá! ¿No conocés e-bay? ¿No viste que le dueño de Alibaba estuvo con Macri? Pagabas con la tarjeta, te llegaba a tu casa y con el arancel y todo te salía más barato...
Muy tarde me sacudió la advertencia de Miguel Espeche (http://www.lanacion.com.ar/ideas) sobre “el peligro de endiosar a los hijos”. “Te lo juro por Dalma y Gianina”, refiere el autor para ejemplificar cómo el mismísimo Diego cambiaba a Dios para poner vástagos en su lugar... el mío tiene una sospechosa persistencia en su funcional configuración: adolesce de medios, pero no de fines.
Fue él quien me reconvino sobre lo que debí hacer. Creo que el señor Android, mister Microsoft y no sé qué otros integrantes de la familia global han sustituido al hogar que no supimos (mea culpa) reeditar en este siglo XXI.
No hay grietas que valgan. Ayer nomás, la copia tragicómica de la juventud maravillosa corría a la tienda de Ipad en la quinta avenida de Nueva York.
Ahora los neo-ceos del rescate argentino llevan valijas vacías para traer del tercer piso del más grande shopping de Beijing, los trajes a 100 dólares. Regateados según la asumida cultura del far far orient.
Así Néstor como Mauricio, el voto argentino es para que el gigante oriental entre en la OMC.
Entonces... tanta sangre y tanta ilustración decimonónicas para construir las Repúblicas y los Estados Nacionales, para formatear el bienestar. Todo se desdibuja entre los jóvenes interconectados mientras peleo conmigo, contra el analfabetismo tecnológico y comercial, que me dejará fuera del mundo si no logro aggiornarme.
Tesis, antítesis, síntesis... el motor de la historia no se detiene. Creo recordar que Mao -una vez que su China llegó al estadio comunista que ya no podía cambiar- resolvió la paradoja filosófica señalando que la dialéctica se vuelve hacia adentro de las familias. ¿Se habrá referido a esto que pasa ahora?
Voy a tener que conseguirme los libros de filosofía de moda en Beijing. Todavía no entiendo cuándo fue que Xi Jinping se volvió el adalid del libre mercado comunista, en qué momento Estados Unidos viró al proteccionismo populista o cómo fue que Alemania pasó -en un soplo- de comerse crudos a los pobres griegos a ser el último bastión del progresismo europeo, tras el Brexit y las amenazas de la ultraderecha gala.
Encargaré los textos olvidando el compre nacional y abriendo la puerta a Alibaba. Me juran que no es el del cuento; temo que atrás vengan más de 40.