Aún cuando no existe un acuerdo efectivamente firmado con el FMI, Economía espera -con los aumentos y adelantos impositivos dispuestos por Sergio Massa- cerrar el año con un déficit primario del 2%, muy cerca del 1,9% pactado originalmente por el gobierno nacional con el organismo multilateral de crédito.
Inspirado en el simulador de Aerolíneas Argentinas, que compartió con Cristina Kirchner de copiloto, Sergio Massa se apresuró a anunciar el domingo un "pseudo devaluación", que mantuvo al kirchnerismo duro en silencio.
Lo hizo aumentando o adelantando impuestos, en lugar de corregir el precio de la divisa (pecado capital para el relato de Unión por la Patria) sin achicar la brecha, que sigue jugando en el orden del 98%.
De cualquier manera, retocó el costo de la divisa con la que se pagan bienes y servicios y con la que se liquidan algunas exportaciones del agro (eso supone más emisión inflacionaria) y el precio del escaso billete de ahorro disponible a "precio oficial".
¿Saltó mucho el blue tras los anuncios del ministro? En todo caso la divisa se "acomodó" a la par del contado con liquidación (el CCL se usa para sacar dólares del país de manera legal), lo que supone empardar el ritmo de devaluación con el de inflación, en el orden del 60% para lo que va del año.
Desde el Iaraf, calcularon que las recientes medidas anunciadas podrían llegar a tener un aumento de la recaudación tributaria nacional del orden de 1,1 puntos porcentuales del PIB (impuesto PAIS y dólar agro). Eso ayudaría a mitigar el desvío del déficit primario, proyectado hoy en 2,9%.
Pero esa es sólo una variable, corregida a costa de un efecto inflacionario que impactará en los bolsillos de consumidores argentinos que no distinguirán conceptos (costo de la divisa o impuestos) a la hora de pagar aumentos en lácteos, carnes, harinas o aceites. Eso sin contar productos durables o autos, que en muchos casos dejaron de venderse en el escenario de incertidumbres.
Hay puntos clave del acuerdo con el organismo que preside Kristalina Georgieva, que aún no son despejados a pesar del empecinado optimismo del ministro. ¿Con qué va a pagar los más de US$3.200 millones que vencen antes del 1 de agosto? La deuda con el swap chino es más cara que el préstamo del FMI, y los chinos ponen condiciones que el gobierno esconde.
Massa promete desembolsos voluminosos del FMI, pero de Washington no llegan confirmaciones. Y en todo caso, ¿serían recursos sólo para pagarle al propio Fondo? Eso deja abierta la pregunta de con qué dólares tratará de intervenir (infructuosamente) el equipo económico en el mercado informal de cambios, tal como ordena la misa kirchnerista.
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