Según las recientes declaraciones del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump -el patrón de Occidente-, la transferencia de gran parte de la población de la Franja de Gaza es parte de la solución. Como consecuencia de la guerra desatada por el grupo Hamás, en Gaza no hay donde establecerse, la magnitud de la destrucción llega al 80 por ciento, según estimaciones optimistas. Hay que tener en cuenta que las infraestructuras de agua, electricidad, cloacas y calles están destruidas. Trump habló de la posibilidad de ayudar económicamente con fondos de variados destinos a los países que se vaya a transferir, hablo de Jordania y Egipto.
La influencia de Estados Unidos en Jordania (donde posee una base militar) y Egipto, que se ha convertido en los últimos años en destinatario de insumos militares del Tío Sam, podría ser una salida a las intenciones de Donald. Es vox populi que la idea de integrar Gaza al Plan Abraham de Estados Unidos en donde se planea construir un canal comercial marítimo desde el mar rojo al mediterráneo paralelo al canal de Suez parece estar cada vez más cerca.
Ha comenzado un proceso de restitución de ciudadanos secuestrados por terroristas, pero cada día que pasa el descontrol de las fuerzas dominantes entre la población de Gaza -primero el Hamás, seguido por la agrupación Yihad Islámica y otros grupos- hace difícil, engorroso e incierto cada paso hacia la liberación .Se están recibiendo ciudadanos vivos y hasta ahora la mayoría han sido mujeres, los que seguirán quizás sean varones niños, adultos... no es seguro. Lo que sí es seguro que si el esquema continúa lo que empezará a recibirse serán cajones mortuorios con el nombre de las víctimas, ya que la prolongación en el tiempo aumenta la posibilidad de que esto suceda.
En el frente interno, la mayoría de la población del norte de Israel no ha regresado a sus casas por causas similares a lo acontecido en Gaza: destrucción habitacional y de infraestructuras, sumadas a la negativa expresa de los desplazados de regresar hasta que se perciba que el status de seguridad se recupera en las fronteras, algo que solo está en los deseos, no en los hechos. Lo que sí es evidente es que se ha logrado el desplazamiento del Hezbolá hacia el norte, pero las fuerzas libanesas y multinacionales que deberían cambiar al ejército israelí no se han desplegado en cantidad y calidad.
Una perla para concebir la complejidad de la situación, se han detenido a oficiales del ejército libanés que filtraban información al Hezbolá, es información surgida de las fuerzas francesas y americanas que están comenzando a operar. Según el servicio de inteligencia israelí el 80 por ciento del ejército libanés pertenece al Hezbolá: la forma de subsistir en un país fallido, encontró en gran parte de la población terreno fértil para vivir de los aportes económicos de Irán.
Es de destacar el contraste en las "ceremonias" de entregas de rehenes que realiza el Hamás, lo que han conseguido es una "victoria pírrica", los gazatíes se agolpan mirando la liberación de rehenes no tienen más nada que hacer, no tienen donde sentarse, donde abrigarse, no tienen trabajo, ni infraestructuras sanitarias ni educativas, no hay economía formal, todo gracias al proyecto de Hamás, que utilizó a destajo las infraestructuras civiles para armar su máquina de guerra.
Existe un aspecto fundamental que destacar en Israel: todo el país está dispuesto a pagar un costo muy grande solo y exclusivamente para recuperar sus ciudadanos secuestrados. El 30 de enero de 2025 fueron intercambiados tres ciudadanos israelíes y cinco tailandeses por un centenar de terroristas condenados por sus crímenes (gran cantidad con condenas de más de una cadena de prisión perpetua por cabeza). Ahí radica la gran diferencia, mientras nosotros honramos la vida, enfrente honran la muerte.
Esperemos que el proceso de intercambio continúe. Porque a eso hay que destacarlo también: los partidos religiosos que integran la coalición gobernante apoyan las acciones, lo que hasta hace un mes no era así. Toda la población israelí, entiéndase judíos israelíes, árabes israelíes, y otras minorías -como las colectividades drusas- apoyan las acciones de recuperación y están dispuestos a pagar los costos que esto implica: la esperanza en un futuro mejor nos acompaña.
(*) Santafesino radicado en Israel desde 2002.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.