Viernes 5.1.2024
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Bajo otras circunstancias, sería un acuerdo simple: un país le garantiza a su vecino sin litoral acceso a un puerto marítimo y, con ello, al comercio global, recibiendo un premio político a cambio. Sin embargo, Somalilandia es solo un país de facto, reconocido únicamente por Taiwán. Y, puesto que el precio político consiste en que Etiopía emprenda pasos para reconocer a Somalilanida como Estado soberano, el acuerdo está teniendo serias repercusiones en la región.
El gobierno somalí en Mogadiscio, capital de Somalia, llamó a su embajador en Adís Abeba -capital etiope- para consultas y publicó una declaración subrayando que su poder constitucional también abarca a Somalilandia y calificó el acuerdo de "nulo". Dicho acuerdo gira en torno al puerto de Berbera, que recientemente fue ampliado por la compañía de logística portuaria DP World, con base en los Emiratos Árabes Unidos (EAU).
Desde hace meses, el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, ha expresado su deseo de acceder al mar. Pese a ello, el acuerdo alcanzado entre Etiopía y Somalilandia en Año Nuevo, mediante la correspondiente firma del memorándum de entendimiento, tomó por sorpresa al gobierno somalí, que apenas controla la provincia disidente en el noroeste.
Aparte de usar el puerto para el comercio internacional, Etiopía quiere arrendar terreno de Somalilandia para construir una base naval. A cambio, Somalilandia recibiría el valor equivalente en forma de acciones de la aerolínea Ethiopian Airlines. Además, el gobierno de Ahmed prometió "una evaluación en profundidad para adoptar una posición respecto a los esfuerzos de Somalilandia por ser reconocida oficialmente".
Disputa entre dos viejos conocidos
Si bien esta declaración deja mucho espacio a la interpretación, cualquier reevaluación diplomática de la causa de Somalilandia debilitaría aún más al gobierno central somalí en Mogadiscio. En reciente entrevista, el politólogo Surafeal Getahun, de la Universidad Dire Dawa, en Etiopía, opinó que la firma del memorándum de entendimiento afectará las relaciones bilaterales entre Etiopía y Somalia, haciéndolas retroceder a la era del dictador somalí Siad Barre, que entre 1977 y 1978 emprendió una guerra contra el país vecino para reconquistar una región fronteriza.
De ahí que Getahun crea que el acuerdo sumerja a toda la región en una gran crisis, a partir de la reactivación del recelo entre dos "viejos conocidos", primeros actores de la geopolítica zonal, el gobierno etíope y su par somalí. Sin embargo, aclara Getahun hay razones para dudar que Mogadiscio se arriesgue a una confrontación armada con Adís Abeba, puesto que Etiopía es un país con un presupuesto militar tres veces mayor que el propio y aún forma parte de la coalición que lucha contra el grupo terrorista de Al Shabab en Somalia.
"¿Qué pueden hacer en contra del gran vecino?", pregunta Medhane Tadesse, del King's College en Londres. Si bien podrían apoyar a grupos insurgentes etiopes o cooperar con países del golfo para desestabilizar al gobierno, lo más probable es que los somalíes apuesten por la diplomacia internacional, dice Tadesse. Tanto la Unión Europea como Estados Unidos y la Unión Africana han respaldado la integridad territorial de Somalia.
Acercamiento con los EAU
Según el experto en política de paz y seguridad Medhane Tadesse, el acuerdo está ligado a la geopolítica regional. Tanto Etiopía como los Emiratos Árabes Unidos (EAU) no forman parte de la iniciativa de seguridad liderada por Arabia Saudí y fundada en 2020 junto con otros países del Mar Rojo. Sin embargo, en el marco de la guerra civil en Yemen, los EAU han ganado influencia en el sur de este país árabe.
Asimismo, una empresa emiratí ha desarrollado considerablemente el puerto de Berbera, en Somalia. Por eso, Tadesse cree que los EAU buscan un nuevo aliado en la región para aumentar su influencia a ambos lados del golfo de Adén. El académico explica que, por su parte, Etiopía también se beneficiaría de una alianza con los Emiratos: "El primer ministro etíope quiere permanecer en el poder a cualquier costo". Y los EAU pueden ofrecerle ese apoyo, agrega.
Al final, el mayor beneficiado podría ser Somalilandia, que declaró su independencia de forma unilateral en 1991. Desde entonces, ha establecido estructuras de gobierno más fuertes que en el resto de Somalia. "No hay argumentos en contra del reconocimiento de Somalilandia", dijo Tadesse, que también asesoró al gobierno de esta provincia en los años 90, pero sin dejar de resaltar que "ningún país quería ser el primero en hacerlo". Incluso Etiopía y otros países, aclaró, "decían siempre que serían el segundo país en hacerlo".
Constitución, moneda y gobierno propios
Somalilandia recibe oficialmente el nombre de República de Somalilandia. Es un Estado con reconocimiento limitado, ubicado en el Cuerno de África, que limita al norte con el golfo de Adén, al este con Puntlandia, al sur y suroeste con Etiopía, y al oeste con Yibuti. El 18 de mayo de 1991, los clanes del norte proclamaron la república -que comprende las regiones administrativas de Awdal, Woqooyi Galbeed, Togdheer, Sanaag y Sool-, separándose de hecho de Somalia, que desde dicha época la considera una "provincia disidente".
Somalilandia no está reconocida internacionalmente pero posee constitución, moneda y gobierno propios. Incluso, posee un mejor desarrollo económico, además de mayor estabilidad política, que Somalia, ayudado por la influencia de un clan dominante. En septiembre de 2005 se realizaron elecciones multipartidistas en las que venció el partido UDUB y contó con la participación de observadores de siete países, que declararon que las elecciones fueron libres y justas, permitiendo a Somalilandia un empuje para el reconocimiento internacional como Estado soberano. En enero de 2024 Etiopía acordó reconocer Somalilandia como parte de la negociación descripta en la presente nota.
(*) Material originalmente publicado por la Agencia Deutsche Welle y adaptado para Diario El Litoral.