Uno puede creerse millonario, porque tiene la posibilidad de contar con grandes fortunas en su cuenta bancaria. Pues bien, eso es stock. Sin embargo, si ha perdido la capacidad de volver a generarlo, está ante un problema de flujo.
No es lo mismo detenerse en un momento de la historia que observar los acontecimientos bajo una secuencia bien definida, como hechos que se van sucediendo de manera concatenada. Causa y consecuencia. Es distinto pensar que nuestra realidad es la foto de un determinado día que mirar los sucesivos hechos que nos trajeron hasta el lugar donde estamos. Como seres humanos, siempre hacemos lo mejor que podemos. O no siempre: intentamos. Peleamos contra las circunstancias desfavorables. Aprovechamos las buenas noticias, intentando capitalizarlas a nuestro favor.
Hugo Freyre.
La perspectiva importa. Claro que importa. Uno puede creer que es millonario, por ejemplo, porque ha alcanzado la posibilidad de tener grandes fortunas en su cuenta bancaria, o bienes con una valuación significativa. Pues bien, eso es stock. Sin embargo, si hemos perdido la capacidad de volver a generarlo, estamos en un problema de flujo.
Argentina debe reencontrarse con ambas cuestiones. Por ejemplo, en el caso de sus reservas internacionales, nuestro país posee un problema de stock, ya que, según estimaciones, si se netean las mismas, las reservas líquidas son negativas. Sin embargo, por otro lado también contamos con un problema de flujo, en el cual dependemos del "buen clima" para tener una cosecha abundante y generar las divisas que engrosen las precitadas reservas.
De igual forma, y abonando la teoría del problema de flujo, si importamos componentes de mayor valor agregado con respecto a nuestras exportaciones, estaremos frente a un problema repetitivo de desequilibrio entre las entradas y salidas de divisas. Nos encontramos con un problema de dos aristas. La foto y la película: ¿Cuál observamos? Una circunstancia puede ser mala, pero peor es si no sabemos cómo salir de ella, diseñando los mecanismos y actuando en dicho sentido.
Por otro lado, muchas veces escucho que nuestro país es rico por sus recursos naturales. Stock. Si no tenemos una macroeconomía ordenada, seguridad jurídica y reglas claras de juego, nadie invertirá en nuestras tierras. Si nadie invierte, no se genera valor agregado, y por ende, los recursos naturales quedan en lo que son. Flujo.
No somos ricos por lo que tenemos. Somos ricos por lo que somos capaces de generar con lo que tenemos. Para esto, hacen falta palabras muy "manoseadas" en nuestro país tales como confianza, estabilidad y horizonte. Contamos con recursos naturales y humanos excepcionales. Hay que aprovecharlos y dotarlos de conocimiento y oportunidades. Es fundamental crear las condiciones para hacerlo, y ello requiere, generar los consensos necesarios que permitan, de una vez por todas, ponernos de acuerdo en puntos básicos de aquí hacia el futuro. Políticas de Estado. La técnica por sí sola no va a resolver los problemas estructurales de nuestro país.
El punto de partida es el diagnóstico sobre la foto que vemos y vivimos hoy en día. Sin embargo, el flujo no para. El tiempo no para, como dice la canción. Sobre este último aspecto es vital trabajar, si deseamos tener una fotografía distinta. Toda decisión que tomemos hoy incide tanto en el stock como en el flujo. Un nuevo impuesto que se crea o que se saca, una nueva apertura o prohibición para exportar, un endurecimiento del cepo cambiario.
El stock puede no estar mostrando la realidad completa, lo cual, sin embargo, el flujo tarde o temprano si se encargará de hacerlo. Por ejemplo, ¿Cuál es la cotización de referencia del dólar?: al existir la presencia de cepo cambiario, existe una multiplicidad de tipos de cambio que marean a los agentes económicos. De igual manera, ¿Cuál será la inflación una vez que se acomoden los precios relativos?: existen precios regulados en la economía, como ser el caso de las tarifas públicas, que se encuentran atrasadas con respecto al aumento de la inflación. El mismo ejemplo es representado por el precio de la nafta.
Se puede "maquillar" la realidad. Una sensación de bienestar. Pero cuando destapamos la olla, resulta que la realidad no era "tan así". Como nada es gratis en la vida, ese maquillaje genera distorsiones, que más temprano que tarde, afectará la micro de todos los días. El costo de generar parches y comprar tiempo como política de Estado se ve reflejado en el deterioro constante de las variables económicas: nadie quiere pagar el costo político de estabilizar la inestabilidad.
Si lo que queremos es una foto distinta, hay que trabajar sobre la película. Lo que hagamos hoy sobre el flujo repercutirá en el stock de los próximos cinco, diez y treinta años. De nosotros depende.
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