Por Susana Ibáñez
Por Susana Ibáñez
A fines del año pasado Diego Oddo publicó su primera novela, "Supernova", nuevamente por Contramar, editorial que también publicó su libro de cuentos "La rutina de las máquinas" (2019). La novela abre con una escena de la vida ya casi adulta de Ivo, el personaje principal. Una noche en que se encuentra pasando música en una fiesta junto a su amigo DJ, Mirco, su madre lo llama para decirle que se está por suicidar. Esta escena introduce algunos de los elementos de la historia: la amistad entre Ivo y Mirco, la vida familiar de Ivo, trágica y extraña, la propuesta artística de Supernova —el emprendimiento de los dos amigos—, y el paisaje santafesino, con su puente y su laguna. Ivo rescata a su madre y vuelve a su puesto en Supernova, desde donde le pone luz y música a una fiesta "de otra galaxia". A partir de allí, en una narrativa en presente y en primera persona, con el ritmo ágil que Oddo tan bien maneja, Ivo yuxtapone recuerdos de infancia y adolescencia, escenas en las que intenta comunicarse con su padre acerca de la realidad de su madre y reconstrucciones del pasado familiar en las que interviene el material de su ensoñación. Desde su temprana adultez, Ivo escribe lo que vive y lo que recuerda, y comienza con la enigmática figura de su padre: "Ahora que lo escribo, descubro que quizá lo único que tengamos en común sea la noche. Él, desvelado frente al resplandor de las videocámaras; yo, aturdido por la saturación de los parlantes y las luces. El ocaso de su juventud coincide con el comienzo de la mía. Tengo trece años por entonces, y ese es el punto donde empieza esta historia."
La corta edad del personaje principal puede activar en el lector la memoria genérica de la novela de formación (o de educación, de aprendizaje), en la que el personaje principal transita sus primeros años hasta encontrar un lugar en una sociedad que al principio le resulta hostil, incomprensible o demasiado violenta para su sensibilidad. Alimentaron esa tradición novelas tan disímiles como Rojo y negro, de Stendhal, y Mujercitas, de Alcott, otras de protagonistas ya legendarios, como Las aventuras de Huckleberry Finn, de Twain, El cazador en el centeno, de Salinger, Matar a un ruiseñor, de Lee, y otras más recientes, como, El espíritu de la ciencia-ficción, de Bolaño, Middlesex, de Eugenedis. Dentro de nuestra literatura, se pueden mencionar Don Segundo Sombra, de Güiraldes, y El juguete rabioso, de Arlt, entre otras notables. Que los primeros recuerdos del protagonista se relacionen justamente con un viaje, una nueva casa, sus padres jóvenes y el amigo que se convertirá en su compañero de aventuras también ubica la novela en un espacio cercano a este conjunto de textos, algo que luego confirmará la fundación de una empresa que les permite a los dos amigos ganarse la vida y posicionarse en el centro de un universo que estalla en luz y sonido. El nombre de la empresa de Ivo y Mirco es altamente simbólico: una supernova es una estrella que, al explotar, produce un brillo incandescente del que deja un resto en el espacio, un remanente (¿un recuerdo?) y que, a medida que se dispersan sus sucesivas capas, revela el contenido de su interior. El estallido de una de estas viejas estrellas habla de distancias desmesuradas, de lo que se oculta y de lo que cambia. Una supernova habla de muerte y renovación, de dolor y de belleza.
A mi modo de ver, Mirco provee la clave de lectura de esta novela. Desde un inicio me intrigó el uso del presente para una historia que abarca varios años y que va y viene en el tiempo, uso que genera frases inusuales como "aquella mañana descubro" o "estoy mirando a través de la vidriera del gimnasio". Al relatarle a Ivo su vida en Australia, Mirco habla de una experiencia que da una pista para comprender la propuesta narrativa de Oddo: "El primer rayo de sol hizo que la hoja se tornara translúcida, al punto tal de que los caracteres de la página siguiente se volvieron tan nítidos que ya no pudo seguir leyendo la página actual. El futuro aparecía superpuesto y sincrónico a cada línea del presente." De igual manera, en esta novela el pasado y el presente confluyen en similar palimpsesto, unificados por un relato que iguala los diferentes planos temporales de la vida del protagonista sobre el telón indistinto de la memoria.
El crecimiento de Ivo toma la forma de incursiones en el mundo adulto, algunas permitidas y otras no: robarse la moto del padre, sumarse a un club de fanáticos de las Gilera, escuchar a la madre contar las historias de su triste infancia y de su juventud y transmitirle su gusto por la música, cada acción y cada aventura acercan a Ivo al lugar que busca a ciegas, sin saber que lo busca. Mirco hace su propio trayecto, con cursos de paracaidismo y afición por la astronomía; es su fascinación por el cosmos la que introduce en sus conversaciones las supernovas y la idea de que "el final es siempre el comienzo de algo más grande": la muerte por explosión de una estrella antigua puede anunciar nuevos universos. Las dimensiones del universo, de las que Ivo es ahora consciente, siembran en él las preguntas existenciales que también suelen aparecer en la adolescencia. El universo se le hace tan incomprensible como su propia familia. Su recorrido está además marcado por diferentes transiciones, como el inicio del milenio, los cambios de trabajo del padre, entusiasmos que se intensifican y luego desaparecen, el inicio de la vida universitaria, la ida de Mirco a otro país, los cambios físicos que fortalecen su cuerpo, el inicio de la empresa que lo unirá a Mirco comercialmente, el deterioro psíquico de la madre, la inundación de la ciudad en 2003. Con la empresa de sonido e iluminación que fundan, los dos amigos crean un universo propio, pero el de Ivo, además, se enriquece con su ingreso a la universidad y con las nuevas ideas que lo absorben y con las que empieza a responder algunos interrogantes.
Además del grupo familiar de Ivo y de la familia de su amigo Mirco, quien carga con el peso de haber descubierto un horroroso secreto familiar, se suman a este mundo posible otro hombre y otro muchacho, Ortega y Hetitor, una dupla que trabaja en el desmonte del profuso patio de la nueva casa. Hetitor aparece en la historia como el niño-adulto, el que ya sabe trabajar y puede darle consejos a Ivo, que recién va ingresando en la adolescencia, pero más adelante será Ivo quien le pase presupuesto por una fiesta de quince, y Hetitor el que a su manera se sume al universo de Supernova. Ortega y Hetitor le aportan a la historia la frescura de lo inesperado, el giro cómico que alivia la tensión que se vive en la casa de Ivo y que diluye sus interrogantes sobre su propia vida y sobre su familia.
El discurso de Ivo, aunque siempre enunciado desde la edad adulta, irá cambiando de temática y ganando en profundidad y en comprensión de los fenómenos sociales que empieza a explicarse a partir de las herramientas que le da la facultad. Su maduración se da además en el marco del trabajo, en principio como jardinero y después como empleado de un gimnasio, y su sexualidad se desarrolla primero bajo el poder que ejerce sobre él la madre de Mirco, una mujer de gran belleza que lo va envolviendo en su deseo, y luego bajo el impulso propio hacia otro varón. La historia, que transita territorios de dolor, sexo, amistad y desventuras ocurrentes (no todos los días se despierta uno junto a Batman, ni tiene que lidiar con las consecuencias de seducir a la quinceañera en su fiesta de quince), habla del proceso de "hacerse hombre", un hombre según visiones contemporáneas de la masculinidad, que celebran la atracción y el placer en tanto fluidos y libres, un varón que no repite la fórmula que ensayó su padre sino que busca una manera propia de ocupar el lugar del adulto en el mundo. No es necesario ser varón para reconocerse en Ivo o en Mirco, ambos sobrevivientes de familias que hicieron del ocultamiento y el silencio una estrategia de perduración. Es probable que, al terminar de leer, muchos lectores coreen, junto con los asistentes a un espectáculo de Supernova, la frase que resuena en Ivo y que revela la energía que lo anima, que nos anima: "La furia y la belleza me mantienen en pie".