¿Y el tren para cuándo? Una acción de campaña que dejó varios cabos sueltos
Más allá de los recuerdos del pasado, y el apuro electoral, la reactivación del transporte ferroviario es una política acertada en un país con sus rutas y calles saturadas.
Nadie pudo precisar una fecha de inicio del servicio. Ni siquiera comenzaron a construirse los apeaderos. Créditos: Manuel Fabatia
Faltaban dos días para que comience a regir la veda que prohíbe hacer anuncios o inaugurar obras públicas con el fin de captar votos para las elecciones presidenciales del próximo 22 de octubre. Sergio Massa los aprovechó al máximo y sin perder un minuto arrancó un raid de cortes de cintas y difusión de nuevas medidas que lleguen al bolsillo de los argentinos. En persona, o a través de otros ministros. A Santa Fe llegó el titular de la cartera de Transporte, Diego Giuliano para poner a prueba el tren que -en un futuro aún incierto- promete llevar y traer pasajeros entre la capital de la provincia y la ciudad de Laguna Paiva.
Para quienes ese día vivenciamos la puesta en marcha del tren, quedó bastante claro que hubo una motivación electoralista, apurada por los plazos que marca la Ley Nacional Electoral como límite para los actos de gobierno. Incluso fue deslizado en off por algunos funcionarios o allegados presentes.
Las banderitas de argentina, todas igualitas, que se agitaban al paso de la formación en cada una de las localidades fueron una muestra clara de que todo estaba organizado. También, las palabras que estratégicamente repitió el ministro, al dar entrevistas a los periodistas en los vagones en marcha o en el acto montado en la antigua estación ferroviaria de Laguna Paiva, destacando al ministro de Economía y candidato a presidente de su espacio como el verdadero impulsor de la idea de "replicar trenes metropolitanos en la Argentina federal, para espejar los que ya existen hace más de 100 años en la Ciudad de Buenos Aires".
Día en el que se hizo la prueba de vías. Créditos: Manuel Fabatia
Por tratarse de una prueba, hubiese sido interesante que al frente corra la locomotora General Motors que se prepara para este servicio, y no una china prestada para la ocasión. Algunos que saben del tema, iban preocupados arriba del tren: sobre las vías efectivamente renovadas, la formación nunca superó los 30 km/h.; incluso en algunos tramos, como entre Constituyentes y Paiva, marchó a 15 km/h.. Esto demandó una hora y 40 minutos para llegar a destino. Es la prudencia del arranque. Pero además todavía no está instalada la infraestructura que necesitan los pasos a nivel y ese día fue la policía quien cortó el tránsito vehicular para garantizar el cruce seguro del tren.
Hubo otro detalle que dejó en evidencia el apuro por mostrarlo antes de las elecciones. Nadie pudo precisar una fecha de inicio del servicio. Ni siquiera comenzaron a construirse los apeaderos. Según se acordó, esta tarea debe realizarla el gobierno provincial, pero la ministra de Infraestructura, Silvina Frana, aseguró que se sumará al listado de temas de la transición de gobierno, dando a entender que quedarán para más adelante.
Y uno más: el intendente Emilio Jatón viajó en el tren, a pesar de que en la estación Guadalupe -desde donde partió la formación- había manifestado que no tenía intenciones de abordarlo. Pero apenas arribó a Laguna Paiva se fue. No participó del acto que encabezó el ministro Giuliano, junto a Frana y la ex senadora kirchnerista María de los Ángeles Sacnun.
Lo cierto es que el paseo consiguió el impacto emocional que buscaba y muchos vecinos se esperanzaron con la idea nostálgica del regreso del tren. Es probable que eso suceda, pero no este año. Falta mucha logística por aceitar, obras por concretar y estrategias que planificar.
Más allá de los recuerdos del pasado, la reactivación del transporte ferroviario es una política acertada en un país con sus rutas y calles saturadas de camiones, automóviles y motos, y que no le encuentra la vuelta a un sistema público de colectivos eficiente, sustentable y sostenible. Una política no excluye a la otra, los dos sistemas deben coexistir y complementarse si se busca desalentar el uso del automóvil.
También es valiosa la intención de conectar distintas localidades del área metropolitana de Santa Fe a través de un medio alternativo: entre los dos extremos del recorrido planteado hay unas cuantas poblaciones que están en expansión y van a necesitar un sistema público de movilidad más eficiente: Estación Constituyentes, Arroyo Aguiar, Monte Vera, Ángel Gallardo y el mismo norte de la ciudad de Santa Fe.
Una iniciativa similar podría comenzar a proyectarse para unir la capital provincial con el resto de las localidades de su área metropolitana. Un tren a Sauce Viejo, que pase por Santo Tomé, sería un alivio al tránsito atorado sobre el puente carretero en hora pico. O uno que llegue a Rincón sumaría una opción a la excluyente ruta 168, la única manera de hacer ese trayecto que existe en la actualidad.
Ante la primera prueba de vías, algunos interrogantes quedaron abiertos. Los expertos explican que hay tres factores que hacen que la gente se suba o no al transporte público: tiempo; higiene y seguridad; y tarifa. Es decir, sin frecuencias y recorridos tentadores, una tarifa adecuada al bolsillo de los pasajeros, y cierto confort en las unidades y en las paradas, la gente no se sube.
Se anticipó que al inicio la frecuencia será de dos viajes diarios de ida y dos de vuelta. En cada uno podrán trasladarse 200 pasajeros y demorará entre 1.10 hora y 1.20 hs. Es casi media hora menos de lo que demoró en la prueba pero son 40 minutos más de lo que tarda el colectivo, que además ofrece más frecuencias. Como se pagará con el sistema Sube, es probable que sea más económico ¿Primará el costo al tiempo para motivar a los pasajeros a abordarlo? ¿Se hizo o se hará un estudio de movilidad para saber cuáles son los horarios de traslados que más demandan los vecinos de Laguna Paiva y el resto de las localidades hacia Santa Fe? ¿Para qué necesitan trasladarse? ¿Cómo se brindará seguridad en los cruces ferroviarios? ¿Las vías renovadas permitirán al tren ir un poco más rápido, como sucede en Buenos Aires, y bajar el tiempo promedio de viaje?
Lo que quedó en claro tras la prueba de vías que se realizó el lunes pasado es que al tren le falta mucho camino por recorrer para que se integre al sistema público de transporte de Santa Fe.
Los expertos explican que hay tres factores que hacen que la gente se suba o no al transporte público: tiempo; higiene y seguridad; y tarifa. Es decir, sin frecuencias y recorridos tentadores, una tarifa adecuada al bolsillo de los pasajeros, y cierto confort en las unidades y en las paradas, la gente no se sube.
Lo cierto es que el paseo consiguió el impacto emocional que buscaba y muchos vecinos se esperanzaron con la idea nostálgica del regreso del tren. Es probable que eso suceda, pero no este año. Falta mucha logística por aceitar, obras por concretar y estrategias que planificar.
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