Por Claudio H. Sánchez (*)
Por Claudio H. Sánchez (*)
Una de las noticias destacadas del 2021 fue la consolidación del turismo espacial. Tres empresas, Virgin Galactic, de Richard Branson; Space X, de Elon Musk y Blue Origin, de Jeff Bezos; ofrecen viajes espaciales privados por tarifas de alrededor de 250000 dólares. Entre los atractivos de esta nueva forma de turismo figura la posibilidad de observar la Tierra desde cien kilómetros de altura y flotar libremente dentro de la nave en un ambiente de ingravidez. Sin embargo, no es necesario viajar al espacio para experimentar la gravedad cero.
Las condiciones de ingravidez que reinan en el interior de una nave espacial no se deben a que la nave se encuentre en el espacio exterior, más allá de la atracción terrestre. A cien kilómetros de altura la gravedad es apenas un 3% menor a la que existe a nivel del mar. Las causas de esta ingravidez son completamente distintas y pueden reproducirse aquí mismo, en la superficie de la Tierra.
Para entender el fenómeno, imaginemos que un astronauta se deja caer desde una gran altura con una manzana en la mano. Si, mientras está cayendo, el astronauta suelta la manzana, ésta se mantendrá a su lado mientras ambos caen a la misma velocidad. El astronauta verá la manzana flotando junto a su mano como si ambos estuvieran rodeados de una "burbuja antigravead". Lo mismo ocurriría si el astronauta, todavía con la manzana en la mano, fuera disparado con un cañón, como el hombre bala. Si el astronauta soltara la manzana, esta seguiría volando junto a él, describiendo la misma trayectoria y a la misma velocidad.
Esto es exactamente lo que sucede en el interior de una nave espacial. Los cohetes que impulsan la nave funcionan sólo durante los primeros minutos del vuelo. Una vez agotado el combustible, la nave sigue subiendo gracias al impulso recibido, como la bala de un cañón, alcanza una altura máxima, y vuelve a caer. Y mientras vuela bajo la única influencia de la fuerza de gravedad la nave, sus tripulantes y todo lo que ella contiene vuelan a la misma velocidad describiendo la misma trayectoria.
Este fenómeno se usa para recrear las condiciones de gravedad cero en el entrenamiento de astronautas. Se suben a un avión que, luego de despegar, inicia una trepada a cuarenta y cinco grados, cada vez más alto y cada vez más rápido. En un momento dado, el piloto pone los motores al mínimo, casi hasta apagarlos. El avión sigue subiendo, alcanza una altura máxima y comienza a caer, hasta que el piloto reactiva los motores para recuperar el control del avión. Durante ese vuelo que el avión realiza sin el impulso de sus motores y que dura aproximadamente un minuto, no se experimenta la gravedad dentro del avión. Algunas escenas de la película Apolo 13 fueron filmadas en este tipo de aviones. Se dice que los actores de la película pasaron más tiempo en estos aviones, ensayando y filmando las escenas de ingravidez, que los verdaderos astronautas durante su entrenamiento.
La técnica es tan simple (solamente se necesita un avión convenientemente acondicionado y un piloto experimentado) que algunas empresas encontraron la forma de hacer de esto un negocio: equiparon un avión con estas características y ofrecen al público "paseos de gravedad cero", para que la gente común pueda experimentar la sensación de flotar libremente en un ambiente de ingravidez, como hacen los verdaderos astronautas. Y por una pequeña fracción del precio de un boleto al espacio.
El físico Stephen Hawking fue invitado a realizar uno de estos paseos de gravedad cero en el año 2007. En 2014 la revista Sports Illustrated realizó su tradicional producción de trajes de baño, con la modelo Kate Upton, flotando libremente en un avión de gravedad cero. Y en el mismo año el grupo musical OK Go filmó el video de su tema Upside Down & Inside Out también en condiciones de ingravidez. Los videos de estos paseos están disponibles en YouTube para vivir, aunque sea de segunda mano, la experiencia de gravead cero.
(*) Docente y divulgador científico