Cuando terminen los meses cálidos el panorama será más claro. El calendario electoral de Santa Fe, aunque todavía no sea oficial, obligará al oficialismo provincial a tomar decisiones pronto.
En apariencia, el último verano del gobierno de Omar Perotti se parece al primero. En 2020, un par de semanas luego de asumir, el Poder Ejecutivo decretó un completo receso administrativo que cerró las oficinas y bajó la intensidad del flujo informativo proveniente de la Casa Gris. Hoy sucede algo similar, aunque se trata solo de un período de licencias ordinarias, en un año que no lo es.
La sequía que empobrece a Santa Fe, el Covid como un rumor que todavía estaba lejos en enero de 2020 (ahora parece haber quedado atrás), la bajante de los ríos y sus problemas para los servicios de agua potable, los dramas económicos de siempre en el país y las perspectivas y el desempeño de la provincia en su aparato productivo dominaban el escenario de las agendas económicas. También hoy, con variables sociales y de violencia urbana que se han agravado.
Ciclo
Siempre se esperan novedades fuertes en las primeras semanas de un gobierno que cambia el signo político de su antecesor. Y también en el último año con que se despide cualquier gestión, suele ser la oportunidad de dejar una impronta.
Por entonces era el principio de un ciclo. 2023 dirá qué le ocurrirá al peronismo otra vez con las riendas de la Provincia. Aquel enero se puso punto muerto para luego arrancar; ahora, en cambio, hay un envión por los aciertos de su gestión o una inercia por sus errores.
Está claro que ya nadie discute sobre el nivel de endeudamiento de la provincia; se le cuestiona al ministro de Economía Walter Agosto justamente lo contrario: "hacer caja" que bien puede leerse como "ahorrar". Sin dudas, subsiste la mayoría de los problemas que se propuso resolver el gobernador al asumir en diciembre de 2019, en asuntos menos contables, más complejos, como la inseguridad. Y se crearon nuevos, como el que se revisa en la causa por espionaje a empresarios, políticos y periodistas.
Si realmente, como se cree, Perotti encabezará la lista de precandidatos a diputados provinciales de su espacio (ya se verá con qué socios y con qué candidato a gobernador) someterá sus cuatro años al veredicto electoral. A otros ex gobernadores les fue bien con la boleta única, incluso mejor que a sus candidatos a gobernador y vice.
Costos y tiempos
Los números del año pasado de las empresas del estado santafesino, la Epe y Aguas, muestran que necesitan una recomposición de ingresos propios o la decisión política de subsidiar sus servicios en niveles inusuales.
Parece que la primera mitad de enero pasará sin novedades formales, aunque de las otras haya bastante información sobre las actualizaciones que se necesitan. ¿Alguien podría reprochar un aumento con una inflación que rozó los tres dígitos?
El manejo de los tiempos, una correcta lectura de las oportunidades y del momento de ocupar el centro de la escena o de guardar silencio es parte de la condición de que gozan, en términos personales, los dirigentes políticos. Vale para ver cuándo se comunica que habrá un reajuste que impactará en los bolsillos o para confrontar o acordar con los gremios. También para anunciar precandidatos.
Lo mismo, para las convicciones políticas (las habrá jurídicas sin dudas) que guiaron a Perotti a no sumarse al acotado coro de gobernadores que pidió con el presidente, la cabeza del Poder Judicial de la Nación.
En Buenos Aires se mira cada vez con más atención lo que ocurra con los tres gobernadores de la Región Centro que no se plegaron. Con el cordobés Juan Schiaretti no hay sorpresas y nada casualmente salió pocos días después a anunciar un nuevo espacio nacional, un tercero que surja del interior, junto al salteño Urtubey.
Por otra parte, del entrerriano Gustavo Bordet se destaca que fue frontal, que tomó el teléfono y habló con el presidente Alberto Fernández. De Omar Perotti en cambio hay más dudas.
El kirhnerismo santafesino le ha reprochado no haberse encuadrado bajo su lógica: la Corte está del otro lado de la grieta, nada en el medio. Y además, en la cuenta de la factura que seguramente la Nación en algún momento le pasará, también está la decisión del rafaelino de no rechazar el fallo que benefició a la Ciudad de Buenos Aires y en cambio pedir una discusión de fondo sobre la coparticipación.