Martes 28.11.2023
/Última actualización 4:36
Escribo a pocas horas de la finalización del partido contra Tigre que le permitió al equipo Tatengue quedarse en primera. Escribo con la sangre caliente y los huevos en la garganta después de comerme los codos durante meses. Soy hincha tatengue desde la cuna. Soy socio y tengo plateas desde donde observo los partidos en compañía de mi familia. ¿Por qué Unión siempre tiene que sufrir? ¿Por qué terminamos 2023 coqueteando con el abismo?
Para mí, el problema está en la cabeza: si ella falla, el cuerpo no reacciona. El problema principal pasa por el modo en que se gestiona el club. Los futbolistas y el Kily González lo han dejado entrever en sus últimas declaraciones: no dieron nombres, no señalaron con el dedo, pero pusieron blanco sobre negro. Me pregunto: ¿Luis Spahn hará autocrítica? ¿Los que integran su comisión le dan su punto de vista sincero, o solo lo adulan con el diario de Yrigoyen? ¿Hay comisión o sólo es un adorno porque el presidente se maneja como patrón de estancia? ¿Qué peso tiene Unión en AFA? ¿Quién nos representa allí y cuida nuestros intereses? ¿Quién hace lobby por El Tate en la casa del fútbol donde el que no corre, vuela? ¡Recordemos que tenemos dos balances sin aprobar! ¿Por estatuto de AFA, deberíamos haber sido sancionados con la quita de puntos por esta desprolijidad? ¡Ojo!
Un amigo periodista e hincha veneno del club me decía: "Spahn, como empresario, las clava todas en el ángulo. Como presidente de Unión, le salen goles en contra". Pasemos en limpio algunos datos a grosso modo: vendemos nuestros jugadores pero nos pagan cuando pueden y quieren; regalamos nuestras joyas de las inferiores por monedas, pero compramos chatarra como si fueran de lujo y a estrenar; a nosotros no inhiben en FIFA pero nosotros no inhibimos a nuestros deudores; vendemos a dólar oficial y nos cobran en blue. En conclusión: vendemos, cobramos y compramos horrible desde hace varios campeonatos.
El ejemplo más reciente es lo que Vélez hizo con Unión. Abusivamente, el club de Liniers pateó hasta el cansancio el pase de Pittón. Como rival directo en la lucha por la permanencia y con descaro, ¡nos arrebató el técnico y un jugador clave como Gordillo! ¿Qué hizo nuestra institución para no dejar impune esta afrenta? El Tate quedó como ese nene al que todos le hacen bullying en el colegio: uno pasa y le pega un cocazo; otro viene y le roba la merienda; aquel le toca el traste, lo empuja al barro y le esconde la mochila. Quedamos como la cenicienta en la que todos se limpian las manos.
Insisto: el problema está en la cabeza. Spahn promete reunirse con la oposición pero pospone la cita una y otra vez; promete no desarmar el plantel de primera, pero vende a Machuca, a Esquivel, a Portillo y Nardoni.¿Qué proyecto podés sostener si te desarman el equipo cada dos pasos y te traen refuerzos que no "refuerzan"? Sin ir más lejos, pensemos: ¿Qué "refuerzos" hicieron honor a esa palabra? ¿Leonardo Ramos, Zules Caicedo, Peñailillo, Cecchini, Jaurena, Castrillión, Marabel o Vecino?
Pensemos un caso puntual: Aued llegó a López y Planes con 35 años y con un antecedente cardiológico que marcaba que estuvo a pasitos del retiro. ¿Vas a competir en Fórmula 1 con un motor rectificado de Taunus? A favor de Aued hay que decir que es un ejemplo de resiliencia y que, en varios partidos, puso corazón y medio en la cancha. Pero no te podés poner la pistola en el pecho con semejante historia clínica: ¿Y si el tipo "palma" en la cancha?
Los casos de Tanda y El Toro Morales son apuestas inciertas; son lujos que no puede darse un equipo que pone en riesgo su permanencia en la A. ¿Estos casos y los mencionados más arriba representan el "salto de jerarquía" prometido por Spahn y sus incondicionales seguidores? No, por lo visto. Así vamos a mirar siempre cómo los vecinos juegan finales y suman estrellas.
Hablando de apuestas arriesgadas: ¿Por qué se sostuvo a Munúa tanto tiempo en su cargo con una cosecha miserable de puntos? ¿Por qué se lo dejó dirigir tanto tiempo sin contrato? ¿Por qué se le hizo un contrato ostentoso cuando ya su campaña tenía expedido su certificado de defunción?
No hay que olvidar que el fútbol del siglo XXI pide más espectáculo que nunca. El ejemplo máximo de este fútbol-soccer-show es Lionel Messi en Miami. La gente pide goles. Quiere ver buenos actores, buenas interpretaciones, buen trato de la pelota. En esas puestas en escena deportivas, a veces toca ver: comedia, acción, tragedia, romance o suspenso. En el caso de Unión, todos los fines de semana hay sufrimiento, terror, angustia y llanto. Cada tanto, el espectador tatengue se merecería salir del estadio con una sonrisa; con los ojos llenos de fútbol y no de lágrimas.
En este fútbol-show, los espectadores se aburren, se cansan y buscan mejores teatros con mejores carteleras. Si brindás un buen show la gente llena el teatro, paga con gusto su entrada aunque tenga el bolsillo flaco. Al respecto, el hincha tatengue se merecería un monumento por su paciencia de oro: cada fecha, va con la ilusión de escapar de los quilombos de Argentina viendo a sus amados colores pero encuentra más desconsuelo.
Hay cosas que sólo parecen explicarse en base a la tozudez, a la negligencia, a la desidia o a la ceguera de una dirigencia o de un dirigente que se manejan sin consultar demasiado, sin autocrítica. Para más evidencias, hace ocho meses que se toman decisiones futbolísticas sin el asesoramiento de una Secretaría Técnica. Se fueron Battión y Amud pero nadie los sustituyó. Como presidente-empresario, Spahn, usted puede conocer mucho de números pero "no se las sabe todas". ¡Hay que consultar y saber oír a los especialistas aunque a veces le digan palabras incómodas que no endulzan los oídos!
Unión no es Spahn SRL. En su empresa, Sphan, usted decide como amo y señor. Usted echa al empleado que no rinde. Usted abre o cierra sucursales según las movidas del mercado. Usted especula con la oferta y la demanda. Maneja su billetera a su antojo. ¡Perfecto! Pero Unión es un club social y deportivo. Usted, Spahn, no es el dueño del club aunque cada vez que le piden que rinda cuentas de toda índole nos corra con la guita que puso para "salvar" el Titanic.
Al final: ¿Cuánto le debemos? ¿Cuánto puso?... Y otra cosa: ¿Cómo puede ser que el presidente de un club sea el acreedor principal de la misma institución que preside? ¿El mismísimo cabecilla del club autorizó un endeudamiento consigo mismo? ¿Estuvo de los dos lados del mostrador? ¿No es una situación un tanto irregular? OK, nos "salvó": ¡Gracias! ¿En qué condiciones? ¿A qué tasa? Porque si no, estamos como Argentina con el FMI: lo único cierto es que debemos muchísimo y la deuda crece segundo a segundo.
Los socios se merecen conocer qué pasa en su club. Los silencios prolongados de los dirigentes generan suspicacias y bronca. ¡Mucha rabia! ¡El pueblo tatengue quiere saber lo que pasa! ¡Se lo merece! ¡Es su derecho! Si usted es unionista de ley: ¿Por qué no plebiscita su gestión? ¿Por qué no hace una encuesta vinculante con los socios para resolver si es necesario adelantar las elecciones? Los hombres pasan, Luis, y las instituciones quedan.
Aunque duela, hay que decir que somos una institución sin final de obra. Vivimos en refacción, remodelación o edificación indefinida. Los hinchas se merecen: mejores instalaciones; el predio tantas veces prometido; obras que empiecen y terminen. Nos merecemos estar a la altura de un club de primera en una ciudad capital de una de las provincias importantes de la zona centro de Argentina.
Cuando se suspendió el partido contra Lanús, por el desprendimiento de una canaleta, Kudelka dijo: "Hay una palabra que se llama prevención y más en lugares como Unión que están con obras desde hace muchísimo tiempo". Kudelka conoce los bueyes con los que aramos. En nuestro estadio, no pasó una tragedia porque la suerte estuvo de nuestro lado y porque la gente es demasiado tranquila.
A veces pienso que el hundimiento de Pujato y López y Planes es una advertencia de lo que le pasa a Unión: ¡Vivimos tocando fondo! ¡Nos hundimos! ¡Haciendo las cosas con desprolijidad y atando con alambre los problemas! Irónicamente, el equipo de El Kily se salvó pero, me parece, que la comisión directiva hace rato que se fue a la "B".
Para finalizar, me quedan cortas las palabras: ¡Gracias, Kily! ¡Gracias, Mugre! ¡Gracias Zenón y tus 30 infiltraciones! ¡Gracias, pibes! ¡Gracias, equipo! Dieron lo mejor que pudieron en un contexto sumamente adverso. ¡Gracias infinitas!