Por Horacio H. Seifer
Por Horacio H. Seifer
En mi carta publicada el 29/1 pasado, hacía alusión de que los números hablan…refiriéndome a una nota de Horacio Micucci en la que no cité las cifras estadísticas, las cuales indicarían que al 26-01-2021 la existencia mundial de vacunas era algo más de 69 millones de dosis. Con lo cual este número solo alcanzaría para vacunar al 0,89 % de los habitantes del planeta, lo que demuestra que es un bien escaso. Además, las estadísticas de cada país demuestran que es también escaso para las potencias, que las acaparan. Ninguna potencia puede quedarse sin vacunas, porque esto las debilitaría frente a sus competidoras. Esto explica la enorme disputa por hacerse de ellas y los reclamos de los países europeos a las empresas productoras por incumplimiento de contrato.
Si sumamos los 23 millones de vacunas que tiene EE.UU., los 15 millones de China, el millón de Rusia y los más de 7 millones del Reino Unido, la cifra alcanza a algo más de 46 millones de vacunas. Esto significa que cuatro países tienen el 68 % de la existencia de las vacunas. Lo cual implica una tremenda desigualdad en el acceso a un insumo vital de salud; una concentración monopólica y desigualdad entre los demás países del mundo.
Fuente de datos:
Our World In Data (Nuestro Mundo En Datos) [internet] 2021.[citado 26 enero 2021].
Disponible en: https://github.com/owid/covid-19-data/blob/master/public/data/vaccinations/vaccinations.csv
Volviendo al tema de nuestro país, el viernes llegaron dos aviones con vacunas: uno a Chile y otro a nuestro país. A Chile, llegaron 2 millones de dosis de Sinovac; a la Argentina, solo 220.000 dosis desde Rusia para la 1a. y 2a. dosis, lo cual quiere decir que son solo 110.000 dosis. Las diferencias nos tiene que desmoralizar. ¿Por qué a Chile, siendo un país de una población tres veces menor que la nuestra, llegaron el mismo día, casi diez veces más vacunas que las nuestras?...Y la respuesta es bien sencilla, porque es un país organizado y que goza de consenso a nivel mundial.
La foto en la que se ve al presidente Piñera recibiendo a un avión de Latam que transportaba dos millones de vacunas Sinovac pone de manifiesto dos cosas: la primera, que su número contrasta con el de las vacunas rusas, que en varios viajes llegaron al país, y la segunda, que no es necesario contar para transportarlas con una aerolínea de bandera, lo que le ha significado a nuestro país un gasto millonario innecesario.
Y por último, todos los días nos enteramos de que gobernadores, intendentes y otros funcionarios, con la excusa de dar el ejemplo, se han aplicado la vacuna rusa destinada a los grupos de trabajadores esenciales de la salud. El grado de desvergüenza de ciertos integrantes de la clase política es asqueante y deja al descubierto que no siempre llegan los mejores a lugares claves del gobierno. Están usando la vacuna para hacer política, es lastimoso ver en los barrios marginales carteles de La Cámpora anotando a aquellos que quieren colocarse la vacuna. El único que debe vacunarse para dar el ejemplo es el presidente de la República; de allí para abajo, es inmoral, y este es el gobierno que tenemos.