El mes de marzo, ya lo dije, daba un panorama del 18 al 20% de intención de voto a CFK. Su núcleo duro, la zona ígnea del planeta peronista. El mes de noviembre mantiene tal cifra, aumentada con tranquilidad en la provincia de Buenos Aires y con esfuerzo en el país. El 45% de Massa es milagroso. Un milagro inútil. Pero con los números de la economía y CFK en la espalda es una heroicidad maldestinada.
Los dos personajes del siglo XXI, heredados del siglo XX, son Mauricio Macri y Cristina Elizabet Fernández de Kirchner, la muchacha del arrabal platense. Uno y otra tuvieron distinto comportamiento en las elecciones del 2023… pero se comportaron. La señora digitó los datos y los nombres, mientras que su delfín irrenunciable, Axel Kicillof, oferta los números de su elección, que lo eximen de comentarios sobre amores, militancia y patrullaje electoral. A la vez, confrontan con los datos de Massa y los resultados. Esa confrontación debe hacerla el peronismo y sus aprendices de brujos. Kicillof no es Massa y se nota.
Es sabido, siempre se supo, el peronismo es el 35/40 y la oposición el 50/60 y del modo, si puede o no, si el peronismo logra dividir a la oposición del modo que sea, el peronismo logra derrotarlo…o pierde. Solo Juan Domingo Perón y CFK, viuda de NK y contra Hermes Binner, superaron los 50 puntos (Perón 64 %) ahora debe agregarse Javier Milei con el 56 %. El peronismo lo hizo. Macri ayudó.
Dos casos raros fueron Daniel Scioli ganador en la general y rápidamente perdedor en el balotaje; ahora Kicillof, cómodo ganador y Massa, un mes después, servido en la parrilla de una paridad que habla por sí sola. Provincia de Buenos Aires presta datos al análisis minucioso, que no es el objeto ni el método de esta reflexión.
Querer explicar el total del voto popular es analizar la hidra de mil cabezas. Pretender el olvido de CFK y MM en el resultado es disfrazarse de Polifemo y cerrar el ojo. Se le pidió el silencio a CFK y esta cumplió. Pero… fue inútil, ella es "omnipresente". Se lo dejó liberado a MM e hizo un estropicio en sus filas, finalmente salió a la descubierta y militó el antiperonismo. Es un muchacho que se aprovecha. Hace bien. Puede. Lo dejan.
Ahora, el peronismo, refugiado en la provincia de Buenos Aires, encabezará la oposición con un eslogan: "No se puede vivir, esto es un desastre". Es ahora, no pueden decirlo. Desde el 11 de diciembre Argentina será una queja y una huelga; una marcha y un manifiesto. Eso es el peronismo en el llano: un partido del poder que se autopercibe en abstinencia. Es cierto.
CFK transitará en 2024 su martirio judicial, algo que las pruebas definen como muy poco martirio y mucha plata sin claridad en el monedero. Nada que aflija a los votantes. No defendieron eso, por el contrario, tal vez haya que buscar uno de los argumentos de los votos a Milei en la cantidad de monederos llenos de unos pocos y el morral vacío de muchos.
Son tan rápidas, y se juegan con tanto vértigo las cuestiones vitales de la Argentina, que nadie pone en superficie lo imposible de evitar y/o esconder. Alberto Ángel Fernández y Cristina Elizabet Fernández, viuda de Kirchner, son el binomio presidencial en actividad. Es de ellos el Poder Ejecutivo. Vamos de nuevo. ¡Hey, aló! A usted le digo: el Poder Ejecutivo es del binomio Fernández y Fernández. Ellos mandan, nominalmente hablando. En la práctica también.
Fue ayer que CFK se negó a darle el bastón y ponerle la banda a MM. Fue ayer que volvió con Alberto Ángel como primer término del binomio. Es hoy que está en ejercicio. Cuando viene el peluquero a su casa para renovar el color o cuando viaja en el avión presidencial es quien debe hacerlo: es la señora vicepresidente. Sin ella no habría Fernández, ni Kicillof ni Massa. No hay rapidez que quite los tiempos del almanaque: cuatro años que aún transcurren.
Victoria Villarruella reemplazará. Milei usará el despacho de Alberto. Desde el 10 de diciembre. Parece un sueño equivocado a la hora de la siesta. Los cronistas extranjeros aceptan la realidad distorsionada de Argentina. No hablaron, no escribieron, no analizaron la continuidad que representaba Massa sobre Fernández y Fernández. Los cronistas locales hace rato que ignoran lo visible: Cristina. Y lo imposible de explicar: Alberto.
Acordemos algo: uno es inexplicable y la señora es dueña de una visibilidad absoluta, en algunas cuestiones esenciales, pero también esencialmente invisible en aquello que le duele. Hacia el porvenir dos cuestiones aparecen como preguntas con varias respuestas. Sobre "el Mauri" y sobre "la Cris". Una Múltiple Choise. Mejor dicho: dos comportamientos posibles de respuesta múltiple. Comportamiento de CFK en el llano y en mitad de su provincia. Comportamiento judicial. Jefatura ideológica. Crecimiento de Kicillof. Uso del apellido por parte de su hijo. Actitud gremial en provincia y país.
En el otro bastión el comportamiento de Mauricio con Boca Juniors, sus votos cautivos, sus charlas con Milei, sus torneos de bridge, sus amigotes en el plantel libertario, el fin de una alianza de partidos que su nombre aglutinaba, el amor/odio con los radicales, el amor/odio con Horacio Rodríguez Larreta, con Juan Román Riquelme y sus inversiones y negocios extraterritoriales, y los extra curriculares. Así parezca ridículo (creo que lo es) el abandono de esa Walkiria solitaria, Lilita Carrió, sin votos y ya sin influencia mediática. Todo suma en el nuevo mapa donde nadie sabe el sitio de Patricia Bullrich.
Sobre este universo que se deslíe la aparición de una estrella fulgurante (¿fugaz?). Javier Milei. No hay registro histórico (duradero) de una estrella sin gravedad, sin satélites, sin territorio. Sobre Provincia de Buenos Aires manda CFK y los suyos, no se olviden de Axel. En cada provincia hay un jefe, un combo, una sede, un gobernador. Está el radicalismo presente, está un peronismo residual presente, están los vestigios del Planeta PRO con banda y fanfarria.
Hasta Macri tiene amigos en cada territorio. Y todos tienen un amigo en el Congreso. ¿Cuál es el territorio de Milei? ¿Quiénes sus amigos? ¿Dónde?... No me pregunten a mí, yo soy el que hace las preguntas. Soy periodista.