La proclamada República Bolivariana se ha vaciado de contenido. Lejos está de ser una república y su sistema democrático fue reducido a una pantomima. El presidente ya no es el elegido por las mayorías sino que se trata de un dictador implacable que administra el odio y el terror en la ciudadanía. Los legisladores cómplices y los jueces, ejecutores de la demoníaca legislación chavista, orientada a silenciar y a reprimir.
Vencidas seis semanas de la elección del 24 de julio, Nicolás Maduro está muy lejos de permitir cualquier negociación con los presidentes que les son más afines ideológicamente aunque se distancian cada día más. Luiz Inácio Lula de Silva, Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador quedaron pintados luego de los reiterados desplantes de un Maduro que siente que, pasada la primera ola, le quedan varios años frente al poder que le escamoteó a la oposición.
En su plan “Socialismo 2031”, quien dice haber ganado las elecciones, ha decidido una serie de cambios en la estructura de ministros que habla de un entente para resistir y avanzar en el fraude. En un acto solemne el presidente en ejericio decidió que los menguados ingresos que tiene el país por la comercialización de petróleo sean custodiados por una figura central de su gobierno: Delcy Rodríguez. Así la actual vicepresidente es, también ahora, ministra de Petróleo. Será entonces la encargada de administrar la fuente de ingresos en un país con cada vez más dificultades por las sanciones económicas anteriores y las que podrían sumarse otras ante la consumación del engaño electoral. Además, continuará al frente de la Asamblea Nacional el hermano de Delcy, Jorge Rodríguez, quien también ejecuta las directivas del Ejecutivo.
Pero el repliegue en quienes conforman el “núcleo duro” del chavismo venezolano suma la presencia de Diosdado Cabello Rondón asumió como ministro de Interior y Justicia. Será entonces el encargado de continuar y aumentar la persecución y la represión de dirigentes políticos, organizaciones no gubernamentales y ciudadanos que se expresan en redes sociales para que no haya “fugas” y domine el pensamiento único. Las denuncias sobre detenciones ilegales, utilización de armas de fuego y torturas para los presos políticos siguen incrementándose. Y en ese mismo acto en el que anunció los cambios ministeriales, Maduro confirmó al general Vladimir Padrino López como ministro de Defensa. Seguirá siendo el encargado de que ningún oficial intente moverse siquiera un centímetro del rígido pensamiento dominante.
Es decir que mientras Lula, Amlo y Petro intentan un camino de diálogo, el chavismo venezolano confirma el rumbo de acción y se prepara no solo para resistir sino que serán años de frustración política, debilidad económica pero con una fuerte represión interna. Es la condena que se aplicará a un pueblo que se expresó en las urnas a favor del cambio, con más de siete millones de votos a favor del candidato de la oposición Edmundo González Urrutia duplicando los cosechados por Nicolás Maduro.
Pero esto es solo una parte. El ganador ha tenido que marchar al exilio en España mientras que María Corina Machado tiene que mantenerse oculta para evitar la detención del régimen debido a la patraña jurídica llamada “Ley contra el odio” que virtualmente impide casi cualquier actividad política que no sea aquella aprobada por el Ejecutivo venezolano. Además establece una serie de castigos a personas, medios, organizaciones sociales y partidos políticos que utilicen cualquier vía que sea definida como de “odio”. Y lo que es peor la ley castiga con hasta 20 años de cárcel los actos de discriminación por raza, extracción social o ideología política, además de contemplar el cierre de medios y partidos que promuevan "el fascismo". Siendo el “fascismo” cualquier expresión que moleste al chavismo.
Para demostración del nivel de violencia del gobierno venezolano hay que recordar que hubo una grave reacción contra la embajada argentina en Caracas en la que se alojan seis dirigentes opositores y que incluyó el corte de energía eléctrica, cerco policial y de fuerzas del Sebin en el exterior junto con amenazas de ingreso. La medida se adoptó luego de que la canciller Diana Mondino elevara un exhorto al fiscal de la Corte Penal Internacional para que disponga la detención de Maduro y sus más estrechos colaboradores, hoy ministros de su gabinete.
Faltan algunos meses para la consumación del fraude electoral -ya repetido- por parte de Nicolás Maduro. No es una novedad y la condena internacional ha sido insuficiente. La vía del diálogo está aún abierta aunque la negativa de Maduro al intercambio es evidente. Sin embargo sigue siendo la única alternativa debido a que mantiene como rehenes a más de siete millones de venezolanos que creyeron que el compromiso asumido sobre elecciones libres y transparentes era real. Quedó demostrado que se trata de un gobierno sostenido en la mentira, el terror y el hambre del pueblo. Una farsa violenta y peligrosa.
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