Por Pablo Olivares
Por Pablo Olivares
El tratamiento traumático en en la Cámara de Diputados de la Nación del Programa de Facilidades Extendidas con el FMI no es el final del proceso desgastante relacionado con el tema.
Las discusiones álgidas concomitantes a la firma de los memorandos con el FMI y durante el tratamiento en la Cámara de Diputados de la Nación la semana pasada son apenas el comienzo.
El acuerdo con el FMI no es una mera declaración de intenciones sino una serie de compromisos, especialmente sobre Políticas Económicas y Financieras, sometidos a seguimiento y auditoría periódica del FMI donde los incumplimientos tienen como posible consecuencia la caída inmediata en default.
Si el Gobierno Nacional decidió asumir semejante costo político al impulsar este acuerdo con el fin de evitar el default, es razonable suponer que no decidirá incumplir para caer igualmente en default. Pagar costo político y caer igualmente en default sería una estrategia inaudita para profesionales de la política.
Descartando el incumplimiento intencional como opción adquiere centralidad la incógnita sobre cómo el Gobierno aplicará las medidas comprometidas con el FMI.
Puntualmente qué "resto" o espalda tendrá para acometer con esas medidas y si el Ministro Guzmán sigue siendo parte de la solución o si hoy ya es parte del problema.
En cuanto al "resto" o espalda política para ejecutar el plan, considerar la amplia mayoría de diputados que votó por el proyecto de ley (202 afirmativos sobre un total de 253) sería caer en un gran error, porque dicho proyecto de ley solo aprueba el acuerdo sobre la deuda pero no respalda el plan económico acordado con el FMI. Justamente, en el trámite parlamentario le quitaron al proyecto enviado por el Gobierno el artículo que aprobaba el plan económico porque en esos términos el Gobierno estaba muy lejos de lograr los votos para la aprobación en Diputados.
El Gobierno tuvo que pedir 127 votos a la oposición, ya que solo le quedaban 75 propios tras la fractura del sector dirigido por La Cámpora.
Por eso, el dato más importante -y que se soslaya- es que, si bien casi el 80% de los Diputados votaron por evitar el default, sólo un 30% lo hizo apoyando la política económica acordada con el FMI (expresada en los 75 votos afirmativos del Frente de Todos). Esto implica un muy escaso apoyo para el plan económico.
Y si tramitar legislativamente un plan de ajuste macroeconómico fue muy complicado, se entiende que implementarlo será mucho más.
El Gobierno enfrentará entonces el desafío de implementar un plan económico sin el apoyo mayoritario del sistema político, donde no implementarlo seria el default. Y acometer ese desafío en la segunda mitad de un mandato en debilidad política post elecciones intermedias de 2021.
Se habla mucho del "sendero fiscal" pero debería exponerse sobre el "sendero político" que deberá abrir el Gobierno con la resistencia social de un lado y el default del otro.
Por último, además del escaso resto político del gobierno para implementar el plan económico acordado con el FMI, se suma la posición en que ha quedado el Ministro Guzmán.
Cualquier autor de una Política Económica que no logre apoyo político de toda la oposición y parte importante del oficialismo tendría sus días contados en el cargo.
No obstante, al estar en el medio el acuerdo con el FMI, surge un elemento para ponderar el sostenimiento del ministro, dado que una salida del mismo sería una señal política similar a rescindir el acuerdo.
Pero al mismo tiempo el sector del oficialismo que rechaza la política económica de Guzmán también le habría perdido la confianza cuando, antes de firmar con el FMI, le brindó información parcial o sesgada a la vicepresidenta y al entonces jefe de bloques de Diputados oficialistas.
En estrategias de negociación, confundir a la contraparte con información parcial puede ser un recurso efectivo. Pero hacérselo a superiores políticos en ámbitos orgánicos implica pena capital (políticamente hablando).
El Presidente sabe de esta situación. Que no le queda otra que implementar lo acordado con el FMI y que sus socios de coalición tienen los días del ministro de economía contados.
Debe decidir si encomendarle a Guzmán la misión de alto riesgo político de implementar las medidas del plan acordado con el FMI como un gesto hacia el FMI pero también hacia CFK, porque de esa forma terminaría de incendiar al ministro. El riesgo de esta opción es que el Ministro se le caiga en el camino por su situación de desgaste y junto con él arrastre al Plan Económico.
La otra opción es acometer la implementación de dicho plan con otro Ministro con un perfil acorde a la misión, aunque en este caso el riesgo radicaría en la asimilación externa de dicho cambio.
Si el Gobierno Nacional decidió asumir el costo político al impulsar este acuerdo con el fin de evitar el default, es razonable suponer que no decidirá incumplir para caer igualmente en default.
Si bien casi el 80% de los diputados votaron por evitar el default, sólo un 30% lo hizo apoyando la política económica acordada con el FMI (expresada en los 75 votos afirmativos del Frente de Todos).