Los técnicos que determinaron velocidades cambiantes para la circunvalación de Santa Fe, y las autoridades que certificaron y aprobaron esos supuestos estudios ¿manejaron alguna vez? Porque si lo hicieran, rápidamente advertirían que han incrementado el caos y la inseguridad con un “toqueteo” -nada técnico- de velocidades máximas de muy difícil o imposible cumplimiento.
Se ha llegado, incluso, al colmo (¡en una circunvalación!: esto es, una vía para agilizar el tránsito) de colocar un tramo con una velocidad máxima de 40 kilómetros por hora, con la excusa de que se trata de un paso (mal) utilizado por peatones, bicicletas y todo tipo de vehículos que cruzan la vía (ex) “rápida”.
Se ha dicho también que hay un par de tramos de la Circunvalación que no tienen bien hecho el peralte en algunas curvas y que por eso también los “técnicos” y sus “informes técnicos” piden que los conductores reduzcamos la velocidad a niveles “técnicamente” imposibles…
¿Cómo se hace para ir a 40 -multa, si no- teniendo un camión con acoplado brasileño detrás empujando y tocando bocina porque, de verdad, no puede ir más despacio? ¿Cómo ir a 40 en una zona insegura, sin custodia y con incontables antecedentes de ataques a los automovilistas? Ridículo: no se entiende. No maneja ni manejó el técnico que hizo el estudio técnico…
El sur de la ciudad de Santa Fe y la circunvalación, tomado desde el drone de El Litoral. Crédito: Fernando Nicola
Nos trasladan a los automovilistas responsabilidades e incumplimientos flagrantes del Estado. ¿Peraltes mal hechos? Bajen la velocidad ustedes, los choferes.
¿Guardarrailes y alambrados periféricos vandalizados y rotos? Bajen la velocidad ustedes.
¿Inseguridad, falta de iluminación y falta de controles policiales en zonas críticas?, pues, ya saben, bajen ustedes la velocidad, aunque se trate de una circunvalación, de una vía que no tiene (no debería) cruces de los denominados “secos”, al mismo nivel que la vía “rápida”.
Peatones por el asfalto, puente peatonal vacío. Una de las postales que se captó al recorrer la zona. Crédito: Fernando Nicola
Es decir: el Estado culposo y sus múltiples falencias, trasladadas unilateralmente (y sin solucionar nada) al manoseo de velocidades: 60, 40, 80, 100, todo en un puñado de kilómetros…
Tan sesudos fueron los “estudios técnicos”, que al rato de imponer unilateral y caprichosamente velocidades tiradas desde una oficina y en un mapa, que, ante la catarata de quejas, un poco más tarde otros “estudios técnicos” modificaron lo dispuesto unos días antes…
Y la verdad es que hicieron una ensalada con o sin explicaciones técnicas que no respetan el menos común de los sentidos. Cero sentido común. Cero empatía con los conductores, que son quienes usan esa vía para no meterse y sobrecargar las sobrecargadas calles internas de la ciudad, donde sí, claro, se debe ir a no más de 40 km/h, porque allí sí hay un posible conflicto o cruce cada cien metros…
Buena parte de los usuarios de la circunvalación son personas que trabajan en la capital de la provincia y viven luego en zonas periurbanas, en countries o en localidades vecinas. Pero también hay muchos otros usuarios que vienen de paso y siguen. Pienso en la persona que viene desde Uruguay o Brasil, cruza el túnel, encara la 168 hacia nuestra ciudad con una máxima permitida de 110 km/h, que luego se transforman en 80. Al ingresar a la ciudad, en Alem, la velocidad máxima es 60, que se mantiene por Circunvalación hasta esos ridículos 40 por hora. Y luego era 80 y ahora 100 en el resto del trayecto. ¡Qué manera de complicar las cosas!
La circunvalación de Rosario, completa, excepto en el tramo final en que “entra” efectivamente a la ciudad en la zona del Puerto, es “100”, constante, claro, simple, sencillo y fluido. En Córdoba, 110. En Santa Fe tenemos tres o cuatro velocidades. No se entiende.
El tránsito, más allá de lo que digan en las oficinas, tiene una dinámica y una lógica propias. Que debe ser regulada, desde luego. Pero antes de cambiar velocidades (y queda para otra nota pensar por qué Santa Fe-Rosario tiene 130 de máxima; la 9, que va a Buenos Aires tiene 120; la 19 tiene 110…) debe comprenderse cabalmente qué cosas cambiar. No se puede “toquetear” y modificar alegremente las velocidades máximas y colisionar con esa lógica que tienen una vía rápida, de descarga o de tránsito fluido, como una circunvalación, una autovía o una autopista.
Los automovilistas que manejamos por diferentes rutas de la provincia y del país, sabemos que hay puntos de reducción de velocidad, sitios donde se debe bajar la velocidad crucero que traíamos. Al pasar por cualquier localidad, se respeta una velocidad fijada generalmente en 60 km/h. Y allí hay 10, 20, 30 cruces “secos” según la extensión del pueblo y no hay ningún “40”. ¡Pero nosotros lo ponemos como límite en una circunvalación!
Sería muy oportuno que las autoridades pidan a los técnicos nuevos estudios y pongan finalmente coherencia y sobre todo corrijan lo que está, a todas luces, mal hecho. Sólo se pide una cosa, que uno espera no sea tan difícil de entender: simplificar, en vez de complicar.