Viernes 12.8.2022
/Última actualización 5:10
El Negro Roberto Fontanarrosa, fue uno de los mejores artistas del "humor gráfico" que tuvo la Argentina. Pertenecía a la Trova Rosarina del Humor, creador de muchísimos personajes. Muy pocas personas desconocen que, con su estilo ácido, creó las caricaturas histriónicas de La Eulogia, Mendieta e Inodoro Pereyra.
Era un hombre de los cafés y el fútbol. Canalla a morir. Podía estar en París y en vez de salir a pasear, se quedaba en el hotel a mirar un amistoso del Galatasaray de Turquía. Fontanarrosa le enseñó a la Real Academia Española, que "Pelotudo" no era una mala palabra.
Hay un cuento en "narrativa breve" que demuestra su creatividad y conocimiento de los distintos ambientes. El cuento se titula "Viejo con árbol" y ha sido filmado en una versión libre de 6.45 minutos, con una espectacular actuación de Luis Brandoni. (1)
La trama se desarrolla en los típicos campeonatos de barrio de veteranos, que se juegan con referí y "perfume de aceite verde". En la historia el grupo de amigos que jugaba el campeonato, había advertido que un señor mayor venía los sábados a verlos.
Para ellos era el único hincha y el "barra brava". Decían: "¡Debe ser un jubilado, no tiene nada que hacer y la mujer no lo aguanta en la casa, por eso viene para acá!"
En el cuento del Negro, el equipo de amigos eran los personajes; con su habitual sagacidad dejó espacio para que "el viejo" tuviera su lugar. En el video ocurre lo contrario, Brandoni con la personificación del hincha se lleva todos los halagos.
El partido había empezado; el marcador central, cuyo apelativo era Soda -vaya uno a saber por qué- se lesiona y sale del campo de juego. Con mucho esfuerzo se sienta cerca del viejo que miraba el partido y escuchaba una radio pequeña con un audífono.
Agarra confianza y le dice:
- ¡Maestro! … ¿Escuchando el partido de Central Córdoba?
-¡No! -le responde- ¡Escuchando música clásica!
El Soda no podía pensar que el viejo le respondiese eso.
- ¡Dicen los muchachos que usted es nuestro único hincha!
- ¡Sí me gusta, el fútbol está muy emparentado con el arte, muy emparentado!
El jugador sentado en el banco que ocupaba el viejo, pensaba:
- ¿Qué dirán los vagos cuando le cuente la conversación?
Tomó la delantera el actor y le dice a su interlocutor:
- ¡Mire nuestro arquero, la continuidad de la frente con la nariz, la tensión de los dorsales, la musculatura! Eso, mi amigo,… ¡Eso es la Escultura!
El marcador central permaneció en silencio ante tamaña descripción y el viejo continuó:
- ¡Vea usted el relumbrón intenso de nuestras camisetas; amarillas cadmio, en contraste con el "azul Prusia" de los rivales! Las manchas ocres, pardas, sepias y siena en los muslos, dignas de un Bacon. Entrecierre los ojos y vea, eso… ¡Eso es la Pintura!
El defensor se olvidó un momento del partido y pensó que estaba en la Facultad de Filosofía y Letras.
Pero el viejo siguió con su discurso:
- ¡Observe la carrera intensa de el delantero de ellos y el cuatro nuestro! El salto al unísono, la voltereta elástica, el braceo amplio en busca del equilibrio. Eso,… ¡Eso es la Danza!
El futbolista creyó equivocadamente que el actor iba a terminar allí, pero no:
-¡Escuche los golpes de la pelota en el piso, los chasquidos de los botines contra el césped, el pitazo del referí! Eso,… ¡Eso es la Música!
El tiempo del partido se iba consumiendo, se notaba el cansancio en los jugadores y la casi inevitable derrota del equipo del marcador central, cuando ocurre una caída de un contrario en el área de los de amarillos.
El Soda miró la jugada en silencio, pero el viejo no se guardó nada:
- ¡Fíjese ese jugador tirado en el piso, revolcándose como si le hubiese picado una tarántula, clamando falsamente dolor y reclamando histriónicamente justicia, generando un conflicto, y los nuestros creando una duda, llorando falsamente! Eso,… ¡Eso es el Teatro!.
El cierre del video es excepcional. El Soda mudo y el viejo le interroga con educación.
- ¿Qué cobró?... ¡¿Cobró Penal?! (sube la voz y después de levanta furioso del banco hacia el campo de juego)
Lo menos que le dijo al árbitro fue: ¿Qué cobras referí la reputísima madre que te pario? El futbolista perplejo y asombrado por la inesperada reacción del hombre mayor, camina a su lado, viendo como mueve las manos y se acomoda la gorra. En medio de tanta cultura y comparaciones filosóficas, se le ocurrió preguntarle:
El viejo del árbol y la radio duda un instante y le responde:
Eso,… ¡Eso es el fútbol!!!