Advertencia. Esta es una crónica de viajero. Rápida. Sé que muchos sostienen que fui rápido con Roma. En Viena será peor. Viena es la más afectuosa ciudad… alemana. Se percibe ese orden. Por el orden hacia la libertad, esa es la cuestión. Hace años un periodista escribió una nota sobre Frank Sinatra: "Sinatra está resfriado". A ese tipo lo envidio con ganas. Si pueden búsquenla. El libro está traducido. Suma notas del New Yorker. Hay otra tan memorable como la que admiro. Hoy recuerdo ese reportaje… por algo será.
En una nota de Flor de la V, aquel muchacho del norte que logró imponer una forma -hacer que reconsideren los misóginos y homófobos su posición pública sobre la sociedad y el género (Jorge Jacobson murió equivocándose con Flor de la V)- y consiguió, a fuerza de coraje, una vida como quiso, con orgullo por su manera de entender eso: la vida. Flor de la V le hizo una nota a Ernesto Tenembaum en su programa de espectáculos donde confiesa que Jorge Lanata fue su maestro.
También confiesa que, en privado, le dijo a Javier Milei que no le gustaría que ganase porque estaba medio loco. Yo recuerdo a Gerardo Sofovich, inventor de tantas cosas, hasta de la espalda para que Florencia de la V, como tantas, lograse lo más importante: respeto. Por qué lo dice ahora Tenembaum, en ese reportaje, es su decisión. No es la mejor en almanaque, es la que quiso. En muchos periodistas las cosas son como quieren, según agallas y planificación. En este caso planificación.
Periodismo y después
Admiro a Héctor Ricardo García que, con Así y luego con Crónica, cambió el periodismo gráfico, verdaderamente; cuando los canales dicen "en vivo y en directo" el homenaje es mayúsculo. De él y Lauro Félix Laiño es el cimiento del periodismo del final del siglo XX. Laiño reinventó el vespertino La Razón. Aún recuerdo el enojo por las notas policiales y todos los patrones de la cultura enojados por tanto amarillismo de Crónica. Já. Su extensión nacional supera un mito: Crítica, el diario de Natalio Félix Botana. Hoy todos somos amarillos.
Lanata es valioso por sus atrevimientos, porque corrió límites y es interesante, muy interesante seguir su parábola. Ojo: toda su parábola. Un nudo a desatar es su relación con "El Perro", Horacio Verbitsky, hombre de la más profunda inteligencia montonera ayer, hoy y siempre; un hombre con un norte: Israel. Lanata y Verbitsky fueron socios temibles para las otras redacciones. Tenembaum se estremece cuando menciona a Lanata. Debe incluirse, en el estremecimiento, el hecho ideológico como el de las enfermedades de Lanata. De todas, recordemos que tiene muchas. Tengo una aversión natural a las necrológicas, a las necrológicas anticipadas más aversión. ¡Cruz diablo! Diría un gaucho.
El imperio vive en el orden
Aquellos escritos del New Yorker tenían otra crónica que hizo tambalear a muchos: ¿Cuál es la influencia de Viena en el pensamiento del mundo y su destino? (analizaba, aquella nota, con silencioso bisturí). El fin del Imperio Austro Húngaro, la resistencia al Imperio Otomano que da una seña fortísima. Sigmund Freud. Karl Popper. Adolfo Hitler. No citemos a Mozart. Es una larga lista en la que -creo- Albert Einstein y Béla Bartók andan cerca. También Lord Byron y sus cafés en el centro de la ciudad. Hasta personajes menores, como Arnold Schwarzenegger.
Esta es la segunda vez que visito Viena. El dinero de uso diario es el doble que en cualquier otra capital de Europa, excepto Ginebra. La tranquilidad se paga cara. Leer sobre Argentina no es incruento. Un viajecito proletario. Hola. Buen día. Voy a trabajar. Pocos desempleados en Viena. Se compra un boleto y se viaja. Nadie reclama el boleto que puede ser diario (de 24 horas), de ida y vuelta, semanal, mensual. Nadie reclama en los transportes. A veces un inspector pregunta; no estar a derecho con el boleto es cárcel, es multa, es "acompáñeme". Eso es orden.
Qué haría aquel periodista en un orden como el vienés. Que harían los periodistas argentinos mencionados. Sobre la nada crecieron los dos editores mencionados, "El Gallego" y Don Laiño. Jacobo Timmerman robó la tipografía de un diario europeo, La Opinión era culturalmente progre y económicamente alineado. Eran 60 mil ejemplares con colaboradores reconocidos y la leían en todos los escritorios.
Julio Ramos hizo algo parecido. Un nicho. Página 12 fue el divertimento más publicitado en los medios por los medios. Antes Tomás Eloy Martínez y otros voltearon jun gobierno democrático. Que Ramiro de Casasbellas se arrepintiera de su maldad para con la democracia no lo exime. Lanata tampoco es democrático, pero es creativo. El periodismo "primeraplanístico" fabricó un lenguaje. Murió de muerte natural, por simple ignorancia colectiva. Era artificial.
Aquí el periodismo no agita las sábanas. Primero el orden, después la libertad de respirar, a poco que se respire se come y se anda. Allá lejos el pensamiento liberado. ¿Para qué? ¿Creativo?… Hum… hay cosas que funcionan todavía. La primera es informar en el lenguaje correcto. Argentina es diferente, obvio; los que le siguen, en Buenos Aires, por ese sendero tan bien indicado, son aprovechados de un nicho, no crearon nada. Vivirían correctamente en Viena. El orden es un nicho (literal y no tanto)
La vida diaria ordenada
Llegan a horario los colectivos, los troles. Si telefónicamente se pide un Uber le preguntan, txt mediante, si quiere llamar a un taxi. Si uno contesta que sí, la transacción sigue con la empresa de taxi que dice okey, voy para allá, avisan cuánto va a tardar y cuánto costará. Si no hay taxis, entonces usted pide un Uber. Es más caro. Eso es orden.
Saben muy bien que en la segunda guerra fueron y vinieron sus gobernantes títeres; vamos, la tragedia de Sarajevo es historia. Saben de los 300.000 judíos que sacaron de sus casas y no volvieron. Hay un homenaje (estatua) al soldado ruso, al innominado que ayudó a retomar, para los Aliados, esa Austria dividida con Rusia metida en el orden Austrohúngaro que así comienza, en 1955 (diez años después), su segunda república.
El homenaje a los judíos asesinados es una casa sin ventanas y los libros por el lomo. Cerca Yankilandia. Entienden la guerra como invasión, asesinados y torturados; vecinos directos de sus torturadores y asesinos. Pienso en los héroes periodísticos argentinos y me fastidio. Tienen un espectáculo con caballos blancos, como los percherones que ya no están por Argentina, que van y vienen levantando sus remos delanteros, como los caballos "pasucos", como "los de paso peruano", todos herederos de aquellos caballos árabes que levantaban sus patas delanteras para entender la marcha en arenas blandas.
Ellos, los que venden la historia imperial, cobran entrada para que, con marchas marciales, los caballos vayan y vengan a ritmo. Sólo 45 minutos. Los niños cantores de Viena aparecen al final de cada "show misa" para saludar, no cantan frente al público, unos grandulones barbudos los reemplazan. Después, quien quiere puede sacarse fotos con los niños, en la explanada frente al teatro. Los niños cantores son un relato.
Un grueso lagrimón desordenado
No puedo mirar Viena sin remitir a lo que soy, argentino y porfiado. Qué orden es el del periodismo en referencia a qué libertad. Perdón: hay una larga lucha entre orden y libertad que nos maneja. ¿Cómo entenderse con estos nombres de Viena, hombres nacidos en Viena? El periodista del New Yorker habla de Sinatra desde un costado. No lo respeta. Lo mira y cuenta. Tampoco lo odia.
Ese otro periodista que habla de Viena como un sitio, una usina, una fragua, no le quita importancia a ninguno de los vieneses que conmovieron el mundo. Es necesario entender un periodismo distinto y un Imperio en la memoria, donde el orden es el que asegura respirar y de allí, paso a paso a la libertad. El orden asegura un camino. Es un modo.
Los imperios son, por construcción, expansivos. Si se detienen implosionan. Todos los imperios son crueles porque avasallan la cultura, el lenguaje, tal vez la más importante riqueza de los pueblos sojuzgados: la memoria. Con ella se nutren. La suman. Son Imperios, el emperador es dueño. Las pirámides romanas son las egipcias y los castillos de los Habsburgo son los de aquella Grecia. Freud dio una talla que aún conmueve. No fue el único.
Todos los que estamos en estas pampas chatas de Landrú y Miguel Brascó no tenemos imperios por detrás, ni libre albedrío. Estamos, por estos días, en la encrucijada opuesta: un muchacho, aparentemente inestable, cree que con la libertad vendrá el orden. Vivir en Viena es entender que se alquilan soportes para no pegar carteles en las columnas de alumbrado. Que hay paredes donde nunca estarán los grafitis… porque no y chau.
Los restos del Imperio dejaron orden y una consigna: los ordenados tienen algunos derechos, con el desorden no hay nadie que se enderece y siga derecho y aumentarán los deberes y las contravenciones, los delitos. En Viena no hay silogismo: por/con el orden se crece y se marcha hacia una libertad tranquila y programada. ¿Cómo entender a los que hacen del periodismo una sagrada familia? Los imperios que aún existen y se sabe, vamos hacia uno solo, universal y pagano, los que aún existen se sostienen en el orden que, de a poco, entrega libertades.
Silogismo de vivos. Los argentinos son avivados y desordenados. Viena es ordenada y castiga a los avivados. No podríamos vivir en Viena. Acaso sí, tal vez el desorden sea el más poderoso instrumento para destruir a los imperios. Nosotros tenemos el arma más contundente. Día a día iluminamos la filosofía con el ejemplo del gurú: "Todo es igual, nada es mejor…"