"Así que yo celebro enormemente estar hoy anunciando que estamos poniendo en marcha ese gasoducto…" La furiosa ventolera que arruinó la prodigada puesta en escena presidencial, fue una metáfora. Una añoranza de viejas películas que alimentan el sueño recurrente de los patagónicos, como en la película de Agresti, pero en el drama real de la Argentina sin dólares ni energía para pasar el invierno.
El 30 de julio de 2019 el gobierno de Mauricio Macri licitó el primer tramo de la obra que traería el gas de Vaca Muerta hasta Salliqueló (primer tramo), San Nicolás y Santa Fe, que debía estar terminada para el invierno de 2021 y sustituir las importaciones de GNL.
Dos fallidas prórrogas -una de aquél gobierno y otra de la administración de Alberto Fernández- consumaron el fracaso. La pandemia ofreció su excusa y terminó por culminar un capítulo más de la tragedia nacional: todos son fundadores de éxitos y herederos de fracasos. La política de Estado (casi) no existe.
Lo que era licitación "privada" pasó a ser "acción estatal". Ieasa (Integración Energética Argentina SA) es una firma Nac&Pop: se presenta como pública pero es Sociedad Anónima. Es decir que la preside un dirigente cristinista -Agustín Gerez, quien supo ser asesor de Julio de Vido- pero no se somete a los controles propios de una empresa estatal aunque maneja fondos y asuntos públicos. Como diría el infiel: no es lo que parece.
¿Qué puso en marcha el presidente? Ieasa no compró todavía los caños. Una empresa de Paolo Rocca -enemigo íntimo de todo gobierno argentino- es la única oferente por unos US$ 436 millones. Pero aún no le fue adjudicada la provisión de aquello que en parte fabricará en el país (Tenaris Siat) y en parte tendría que importar (si el mundo en guerra tiene de dónde proveerle) porque el tiempo apremia.
La estrategia de Alberto Fernández ante el vacío que le produce Cristina Kirchner a su gestión, es no enfrentarse en palabras y mostrar gestión, tal como le recomendó su "consigliere" en las sombras, Agustín Rossi. El problema es que rodearse de cristinistas y hablar, no es lo mismo que gestionar en unidad y hacer.
Gerez explicó al diario Río Negro que la semana que viene adjudica los caños, en mayo licitará la obra civil y en septiembre arrancan los trabajos. Toda una profecía de fe, mientras la Casa Rosada busca de dónde sacar la plata para el financiamiento.
El gobierno dice que el Gasoducto cuesta unos US$ 3,4 mil millones. El mal llamado "impuesto a la riqueza" -aquél aporte "solidario" con el que Máximo obligó a los que más o menos tienen- recaudó para energía casi US$ 600, pero el camporismo administrativo se llevó buena parte a YPF. ¿Cuánto queda..? El dinero es fungible y al país le sobran gastos.
Sin determinación presidencial que lo avale, Martín Guzmán está condenado a que la energía la gestionen los "no alineados". Mientras espera las demoradas audiencias para subir tarifas, quiere que algún benefactor privado ponga plata para el gasoducto Néstor Kirchner. (cinco veces nombró Alberto al fallecido ex presidente). El ministro está apretado; no puede emitir más y acaba de recibir una reprimenda de Kristalina Georgieva para "recalibrar" las políticas y no exceder el 2,5% de déficit este año ni la pauta de emisión comprometida.
El CEO de Pampa Energía, Marcelo Mindlin -aquél que le comprara Iecsa al primo de Mauricio Macri- celebró como "día histórico" el anuncio al viento del presidente. Calcula que el país gastó US$ 35 mil millones en importaciones de gas en los últimos años; el amigo de Mauricio sabe que si invierte en el gasoducto de la sociedad anónima que maneja el cristinismo, habrá rentabilidad. ¿Será uno de los oferentes de la obra civil?. "Business is business".
El interventor del Enargas, Federico Bernal, afirmó: "Con el gasoducto vamos a tener una sustitución de importaciones de US$ 1.500 millones para 2023″. Pero ¿cómo haría sin la obra terminada? El ahorro no estará antes de la próxima elección presidencial.
Son 650 kilómetros de caños de acero los que se pretenden instalar desde Tratayén, en Neuquén, hasta Saliquelló en Buenos Aires. La estrategia es en esta primer etapa es llegar lo antes posible (loops mediante) al Área Metropolitana del Gran Buenos Aires. Mientras a Córdoba le recortan el gas que no llega desde Bolivia (el acuerdo anunciado en Casa Rosada no está firmado) los caños, como los caminos a Roma y la plata discrecional de la Casa Rosada, conducen al distrito de Máximo.
"...ese gasoducto -dijo Alberto Fernández- que con toda justicia se va a llamar Néstor Kirchner (aplausos) tiene mucha justicia porque cruza el norte de la Patagonia hasta entrar a Buenos Aires. De allí esperamos que llegue hasta Santa Fe y de allí pueda seguir ayudando y distribuyéndose hacia el norte del país".
Justicia para Buenos Aires, que Santa Fe y el resto espere; los caños no van a llegar sin gestión. Pero eso no será posible si antes no se licita el primer tramo que el Jefe de Estado "puso en marcha", con palabras lanzadas en medio del viento que se llevó lo que.