El 22 de octubre votaré a Patricia Bullrich. Es lo que le digo a mis amigos, a las personas que quiero y es lo que me digo a mí mismo. Voto por convicción, es decir, porque así me lo dice mi racionalidad, mis afectos y mi experiencia. Un voto es siempre una responsabilidad y un compromiso: la responsabilidad de elegir y el compromiso de intervenir en la forja del destino de la patria. Votar es siempre una responsabilidad, pero en momentos de crisis es una responsabilidad ineludible. Nuestra generación ha sufrido mucho los desvaríos de las dictaduras y los populismos de turno. Contra las dictaduras hemos apelado a la lucha, a la disidencia e incluso a la rebelión; contra los populismos demagógicos hemos recurrido a las armas de la inteligencia, la persuasión y la resistencia civil.
Hoy, cuando la patria gime bajo los abusos de gobiernos y satrapías populistas, la democracia nos brinda la posibilidad de derrotar sus excesos y desbordes mediante el voto, el acto civilizado, público e íntimo a la vez, a través del cual el pueblo legitima a un gobierno. Lo digo siempre, se lo repito a mis hijos y a mis nietos: estamos en los umbrales de un cambio, un ciclo histórico se agota y se abre una esperanza hacia el futuro. De nosotros depende hacer realidad la esperanza. Patricia Bullrich es un nombre y un apellido, pero es sobre todo una síntesis política forjada por una coalición que logró con esfuerzo, con desacuerdos, a veces con altibajos, pero siempre con coraje civil y genuino espíritu libertario, constituir la posibilidad cierta, esa posibilidad que a lo largo de las generaciones se nos presentan en contadas ocasiones, de dar vuelta una página de la historia.
La Argentina y los argentinos nos merecemos hacer realidad esa oportunidad. Y nos la merecemos porque hemos luchado, hemos resistido los atropellos de políticos populistas y facciosos que están a punto de dejarnos un país postrado, un páramo en ruinas. Votar por Patricia Bullrich es votar por la libertad y la justicia, por el desarrollo y la prosperidad, por el orden y el progreso. Es votar por una persona, pero también, y tal vez en primer lugar, por una experiencia colectiva republicana y democrática. La Argentina no está postrada o no se parece a las dictaduras populistas estilo Venezuela, Nicaragua o Cuba, no porque sus satrapías políticas no lo hayan querido, sino porque los argentinos de bien hemos sabido resistir con la palabra, con las convicciones, con el coraje civil y saliendo a la calle cada vez que fue necesario.
Juntos por el Cambio expresa esa gesta y Patricia Bullrich es su candidata, una candidatura que no fue azarosa, mucho menos una decisión arbitraria tomada a espaldas de la gente. Por el contrario, hubo debates, acuerdos y disensiones para seleccionar sus candidatos. Y finalmente una elección interna que, a pesar de las críticas interesadas, es el método al que recurren quienes creemos en la democracia y rechazamos el despotismo del partido único y el líder providencial.
Los mejores periodos históricos de la Argentina los hemos vivido cuando los argentinos hemos creído en ella, en sus posibilidades, en la exploración y explotación de sus recursos, en la lucidez de sus clases dirigentes y en la creatividad de sus hombres y mujeres. Sus horas más sombrías ocurrieron cuando perdimos esa fe o decidimos delegar en déspotas demagogos y corruptos nuestra soberanía. Forjar una nación es tarea ardua y compleja. Ajena a los avisos sensacionalistas, a las promesas mágicas, a las simplificaciones tramposas o a la venta de ilusiones y espejitos de colores.
Mentiría si dijera que votar por Patricia Bullrich significa abrir las puertas de un paraíso tan falaz como engañoso, pero no creo faltar a la verdad si digo que votar por ella significa no solo derrotar al yugo que ha amenazado con hundirnos en la decadencia, sino abrir oportunidades hacia el futuro recurriendo a aquellos valores que conjugan la afirmación de nuestra condición de ciudadanos libres y nuestra vocación de pueblo solidario. Una Argentina más justa, más libre y más humana es posible.
(*) Ex Intendente de Santa Fe. Diputado de la Nación.
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