Por Eduardo Azoge (Especial para El Litoral)
Por Eduardo Azoge (Especial para El Litoral)
Tobaldo tiene vestuario, tiene calle, y eso no se consigue en ninguna parte. Tuvo la pericia para dar el volantazo, y encarrilar un barco que en febrero iba derecho a estrellarse contra un iceberg. Todo pintaba para una nueva fatalidad, después de la Copa Recreo y del debut trágico ante Ateneo.
Pero en medio de la turbulencia, apareció Adalberto Tobaldo con su enorme experiencia, para generar algunos movimientos de nombres y de estrategia, y permitir que su equipo vuelva a ser protagonista. Encontró dos diamantes debajo de los escombros, al pibe Fiederer que acomodó la defensa, y al Huevo Ruiz Díaz, que con sus goles le dio poder de fuego al ataque.
Además el Flaco está bien acompañado. Lo rodean hombres de gran prestigio como Andrés Formento, el Profe Gomila, y Piti Sobrín, tipos enamorados del orden, la disciplina, y el juego. Y hay un plantel con oficio y personalidad, que demostró compromiso con la idea.
En la adversidad, se lucha contra el rival y contra uno mismo. La Perla del Oeste ganó las dos pulseadas, por eso es el legítimo campeón.
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