El Club Náutico El Quillá fue el gran protagonista de la edición 2025. Con un rendimiento destacado en las distintas categorías, se quedó con los trofeos dorados, consagrándose como el mejor entre los mejores.
La pasión por el fútbol infantil volvió a tener su fiesta en Santa Fe. La cuarta edición del torneo Grandes Sueños llegó a su fin este fin de semana, dejando un saldo altamente positivo tanto en lo deportivo como en lo organizativo.
El Club Náutico El Quillá fue el gran protagonista de la edición 2025. Con un rendimiento destacado en las distintas categorías, se quedó con los trofeos dorados, consagrándose como el mejor entre los mejores.
Su desempeño fue elogiado tanto por rivales como por entrenadores y organizadores, quienes destacaron el nivel técnico, la disciplina táctica y, sobre todo, la humildad con la que afrontaron cada partido.
Pero no todo fue color dorado: también hubo lugar para las revelaciones y las sorpresas. River Santa Fe, Formadores y San Cristóbal se alzaron con los trofeos de plata, tras desempeños más que meritorios.
Estos clubes demostraron que el trabajo formativo serio, la apuesta a las inferiores y el acompañamiento familiar son pilares fundamentales para lograr resultados y, más importante aún, formar buenas personas a través del deporte. Santa Fe FC fue el mejor en las unificadas categorías 2017-2018.
Desde la organización, el balance fue contundente: "Fue un torneo sin fisuras". La frase, sencilla pero reveladora, resume el sentir general. No se registraron incidentes, los horarios se cumplieron a la perfección y cada jornada contó con un gran marco de público, que colmó las tribunas con banderas, aplausos y una conducta ejemplar.
El torneo Grandes Sueños volvió a demostrar que el fútbol infantil puede vivirse con intensidad, pero también con respeto y valores.
El escenario fue, una vez más, el coqueto estadio de Ciclón Racing, que no solo se presentó impecable en lo estético, sino que ofreció todas las comodidades necesarias para que los chicos se sintieran protagonistas de una gran fiesta deportiva. Vestuarios limpios, canchas en excelente estado, buena iluminación, puestos de hidratación y una logística que funcionó como un relojito.
No es menor el dato: para muchos de estos chicos, Grandes Sueños es la primera experiencia competitiva de este nivel, y poder vivirla en un entorno cuidado, seguro y profesional es una parte esencial del aprendizaje.
Aunque el cansancio lógico se nota en los organizadores, también se percibe un entusiasmo renovado. "Ya estamos trabajando en la quinta edición", anticiparon, dejando entrever que el torneo seguirá creciendo en infraestructura, alcance y participación.
Se espera la incorporación de nuevas delegaciones del interior provincial y de otras regiones, además de posibles mejoras tecnológicas para la transmisión de partidos y el seguimiento estadístico en tiempo real.
Se barajan también nuevas propuestas recreativas para las familias, con espacios de juego, charlas sobre nutrición deportiva, primeros auxilios y salud infantil, sumando valor agregado a una competencia que no se limita a lo futbolístico.
Más allá de los trofeos y los resultados, Grandes Sueños se ha consolidado como un espacio formativo integral. Cada niño que pisa la cancha lo hace cargado de ilusiones, y ese sueño —el de ser jugador, el de compartir con sus amigos, el de vivir una experiencia única— es el motor que impulsa a entrenadores, familias y clubes.
En tiempos donde el deporte infantil necesita más que nunca espacios sanos y organizados, torneos como Grandes Sueños marcan la diferencia. Y si algo quedó claro en esta cuarta edición es que, con trabajo serio y pasión, esos sueños pueden empezar a hacerse realidad.
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