Picadas de autos y motos en la costanera. Un delito que se repite desde hace muchos años, al igual que el reclamo de los vecinos.
Todos saben cuándo y dónde se corre, no solo los “pilotos”, también los que deben controlar, pero las competencias a altas velocidades en las avenidas Siete Jefes y Almirante Brown, lejos de cesar, se volvieron una actividad casi diaria. Como desde hace años, el reclamo de vecinos se repite.
Picadas de autos y motos en la costanera. Un delito que se repite desde hace muchos años, al igual que el reclamo de los vecinos.
Una vez más la redacción digital de El Litoral recibió el pedido de quienes viven en la zona, porque ese delito, difícil de erradicar, se está volviendo una práctica casi diaria. Las imágenes corresponden a picadas en avenida Almirante Brown a la altura de calle Defensa, en el extremo norte de esa arteria.
Claro que no es el único punto de la ciudad donde esto ocurre. Hace poco también se denunciaron picadas en la zona de El Chaquito (en jurisdicción de Monte Vera), pero la costanera es la “pista oficial” para quienes se dedican a correr con sus autos y motos, preferentemente de noche, sin importarles la seguridad propia ni de terceros.
“Es algo que se repite todos los días, pero crece de manera considerable a partir de los jueves”, comentó una vecina a Periodismo Ciudadano. “Los fines de semana son tremendas las cantidades de picadas que hay”.
Al respecto agregó un dato que vuelve más preocupante la situación, ya que a veces no alcanza sólo con correr en la avenida Siete Jefes (luego Almirante Brown en su continuidad) y en la Costanera Este, sino que “muchas veces se meten en calles de adentro, porque cada tanto hay un control en Pedro De Vega y la Costanera”, por lo que los conductores, para evitar a los inspectores, desvían su camino, pero no por eso dejan de correr.
“Los vecinos ya no saben qué hacer, además de los reclamos correspondientes, casi siembre ignorados”, comentó.
Son repetidos los accidentes por este tipo de imprudencias, muchos de ellos con consecuencias fatales. Hay lomos de burro, badenes, carteles indicadores, radares, cámaras de seguridad o vigilancia, controles de tránsito, multas más severas, etc., pero parece que para algunos esto no es suficiente; tampoco es una opción tomar conciencia, y muchos (casi todos) quedan indefensos ante este tipo de actitudes. Aparentemente, solo les queda seguir reclamando y esperar no ser víctimas de estos conductores.