WhatsApp 3425 080710 - Mail: buzon@ellitoral.com
JUAN R. BELL
"¿Cómo no nos van a llamar 'un país de chicos' si es increíble cómo la gente opina? Cuando éramos jóvenes jugábamos al teléfono descompuesto; hoy solamente a decir mentiras para beneficio propio, en detrimento de los demás. He llegado a la conclusión de que en el país tenemos casi 40 millones de ministros de Economía y otros tantos directores técnicos de fútbol. Pero ¿cuántos saben de eso? En 1989, todos sabían de economía y de dólares, igual que ahora. Y unos pocos hicieron muchísimo dinero con las corridas bancarias y cambiarias. Igual que ahora. Y se derrocó a un gobierno y así nos fue. En la Bolsa de Comercio, se larga un comentario y las acciones suben y bajan en función de dimes y diretes y chismes. Nadie piensa y escucha y pierden fortunas y unos pocos ganan millonadas. ¿Cuándo aprenderemos a razonar, a pensar y no ser víctimas del cuento del tío? Dejemos actuar a los que saben y no corramos como idiotas tras el primer rumor. Parecemos chicos de 12 años que corren tras la primera pollera. Escuchemos a los ministros y solamente exijamos que no nos mientan. En USA, por una mentira, cayó un presidente. Imitemos lo bueno y recuperemos el respeto de todos los países del mundo".
***
BERENICE DE B° EL POZO
"Quiero saber cuándo la Municipalidad va a comenzar a fumigar. ¡¡Es terrible la cantidad de mosquitos que ya hay y ni siquiera empezó ni la primavera ni el calor!! Cuando uno va a la playa Los Alisos (o lo que queda de ella) para que los niños jueguen un poco con la arena, ¡hay que salir disparando por los mosquitos y jejenes que hay a toda hora! Nuestro barrio está rodeado de vegetación y del agua de la playa, de modo que ya en esta época tenemos que cerrar puertas y ventanas a la tarde temprano, porque ya se empiezan a meter esos insectos en las casas. Por favor, señor intendente: a la mayor brevedad, ordene poner en marcha el plan de fumigación en Santa Fe, ¡la Capital del Mosquito! Gracias por el espacio".
***
UN LECTOR
"Es para sugerirle al diario que haga un artículo, una investigación sobre la Ley Nacional de Tránsito. Esta norma, que teóricamente rige para todo el país, establece que cuando un ciudadano cambia de jurisdicción debe revalidar el carné de conductor, es decir tiene 90 días para renovar el carné con el nuevo domicilio. Pero la norma habla de 'cambio de jurisdicción'. Esta última sería, administrativamente, una ciudad, con su correspondiente Municipalidad. Por lo cual interpreto que si yo me mudo a otra ciudad debo renovar el carné; pero en la Municipalidad de Santa Fe, y supongo que en otros lugares del país, interpretan que así uno se mude a media cuadra de donde estaba, sobre la misma calle, en la misma ciudad, debe renovar el carnet. Es una interpretación errónea, que le trae múltiples trastornos a la gente, además de costos y caros. Por eso, le pido a los periodistas de Área Metropolitana si pueden hablar con los organismos pertinentes para ver si se puede echar luz sobre este tema, que genera muchos contratiempos y hay gente que ni sabe de esto y se ve sujeta a multas, por desconocer esta norma".
***
LLEGAN CARTAS
BEATRIZ BERTEA
De mi abuela
heredé un rosario
quedó sobre la silla petisa
bajo la parra
donde una bataraza
pone huevos nacarados
y las uvas
dejan gotas en el piso
La dama de noche
trepa por las cadenas
de una hamaca vacía
Algunas noches
una sombra cruza la cocina
tintinean los platos del aparador
se mueven las cortinas de lunares
No tengo miedo a mis muertos
solo pido que ahuyenten a los pájaros
que picotean mandarinas
y después
después que regresen a la luz.
***
JÉSICA, DOCENTE
Comparto conceptos de Liliana González, profesora, licenciada en Psicopedagogía, especialista en clínica de niños y adolescentes, escritora, columnista y conferencista. Ganadora del premio Santa Clara de Asís 2014.
"Les pido muy especialmente a los políticos, a los encargados de la salud en general y de la mental en particular, que hagamos todo lo posible por frenar la patologización y medicalización de las infancias.
"Cada vez inventan más enfermedades, cuando en realidad tiene que ver con los niños de siempre. Hay que pensar que es el contexto el que los enferma, no que el niño está enfermo. Por ejemplo, antes decían los abuelos, los docentes: este chico tiene hormigas en la cola; ahora se dice: es hiperactivo, hay que medicarlo. O pasa una mosca y ahí se va, se distrae; en la actualidad lo denominan: Síndrome de Atención Dispersa. Y uno nuevo que apareció en el manual de psiquiatría, que es el Trastorno Oposicionista Desafiante: significa que son caprichosos, que no hacen caso, que lo quieren todo. Señores: esos son los chicos de toda la vida. Los de 3 a 5 años lo quieren todo, porque viven en el principio del placer, les cuesta el principio de realidad. Se oponen a los padres, les cuesta ser obedientes. Pero siempre fue así. No hace falta ponerles esas etiquetas diagnósticas y mucho menos, que estén inventando un remedio para que se queden quietos en la escuela, para que duerman de noche, para que coman mejor... Para que no se revelen, no digan nunca que no, que no sean opositores.
"La verdad es que esa infancia es inadmisible. Para eso, hace falta que todos los adultos: papás, docentes, funcionarios, medios de comunicación pensemos en qué infancia estamos construyendo. Que les devolvamos el tiempo a los chicos. El tiempo gozoso, del: 'Te hice venir al mundo porque te quiero, porque te elijo todos los días y tengo tiempo para vos. Media hora, una, pero dedicado a vos, sin conectarme con ninguna otra cosa, para mirarte, escucharte, saber cómo estás, quiénes son tus amigos, cuáles son tus sueños...'. Creo que ese es el mejor regalo que podemos brindarles como padres. Con el ejemplo se transmiten valores. He escuchado adultos que dicen: '¡Qué violento está mi hijo!' (y ellos son los violentos); o '¡No sé de dónde salió discriminador!' (y ellos también discriminan); o: '¡No lee nada!' (y ellos tampoco leen)...
"De modo que hay que retomar el concepto de educación. Los chicos no están enfermos, sino la sociedad. Y la infancia nos mira, nos copia y así están.
"Breguemos para que ellos recuperen la infancia. Depende de nosotros. Cuando el adulto se corre de lugar, la infancia desaparece, y empiezan a vivir como adultos en miniatura; y van a guerras y los explotan; hacen malabares en la calle, se prostituyen... Esos chicos no deberían estar así: es porque los grandes estamos haciendo mal las cosas...
Y aquí también volvemos a la responsabilidad de los políticos. ¿Cuántos chicos hay limpiando vidrios en las calles?, y los que pasamos por ahí, lo único que podemos hacer es darles una moneda (la que seguramente va a un adulto), pero no podemos transformarles la realidad. Lo tienen que hacer otros y para eso está el Estado.