Arreglan la pérdida de agua
Arreglan la pérdida de agua
"Nobleza obliga. Después de tres días de ver que se derramaba agua potable frente a la Comisaría Primera, el miércoles a la tarde se hizo presente un grupo de operarios para resolver dicha pérdida. El jueves a la mañana, las cuadrillas de Aguas Santafesinas seguían trabajando en el lugar, lo que da cuenta de la gravedad de la pérdida. Gracias".
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¡Increíble pero real! (e indignante)
"El miércoles a la noche se cayó un árbol en calle Sargento Cabral al 1150, pleno barrio Candioti Sur. Quedó atravesado sobre la acera. El jueves por la mañana, se hicieron presente los operarios municipales a 'resolver el problema'. Pero esta cuadrilla de inoperantes (perdón, pero no puedo decir otra cosa), en lugar de sacar el árbol lo corrió hacia el cordón de la vereda, ¡tapando el garage de mi casa! Juro que no salgo de mi asombro. Obviamente no pude sacar el auto para ir a trabajar y llegué tarde. Apelo a este espacio que el diario le da a sus lectores para ver si me sacan rápidamente el árbol del ingreso al garage. Muchísimas gracias".
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Cuarta dosis
"Le sugiero al diario El Litoral que revise la noticia donde se especifica que le darán la cuarta dosis de la vacuna contra el Coronavirus a las personas a partir de los 3 años. Me parece que allí puede haber un error".
N. de R.: tal como dice la noticia a la que hace referencia, a la cuarta dosis se la darán a las personas mayores de 3 años inmunodeprimidas (no a todas las personas mayores de 3 años) y a los mayores de 50 años que hayan recibido las vacunas Sinopharm (no a todos los mayores de 50 años). La información publicada es correcta.
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Llegan cartas
Reparar a tiempo ahorra dinero y evita catástrofes
Dirijo estas líneas al diario El Litoral, pero en realidad están destinadas al intendente de la ciudad de Santa Fe, y tal vez conciernen al gobernador de nuestra provincia.
Paso a exponer algo que se me ocurre puede tener importancia desde varios aspectos, el principal de ellos el de la seguridad de nuestras obras públicas y de los ciudadanos que las usamos con frecuencia. El segundo es el aspecto económico, ante la posible pérdida de bienes públicos extremadamente costosos de reponer si se llega a su destrucción por la inacción y lo que aparenta ser una inexorable falta de mantenimiento a la que nunca me resignaré a acostumbrarme.
Esta inquietud me surgió cuando leí en El Litoral del sábado 11 de febrero de 2022, la nota sobre el desmoronamiento producido en el murallón de nuestro puerto. Evento inesperado y perjudicial pero no increíble, dadas las circunstancias de edad de las obras y el contacto total y permanente agua-tierra, con la consiguiente erosión natural. Es muy buena la reacción que se produjo en esta ocasión, vedando la circulación y empezando estudios para prevenir la extensión del daño y calibrar su futura (espero que cercana) reparación.
Pero surge una duda: como frecuente caminante de nuestra Costanera Oeste que soy, a lo largo del tiempo, he observado la erosión que produce el río en sus diferentes alzas o bajas de nivel. Y desde esa vereda Este, mirando al río, se puede ver la terraza, balcón, o paseo, que se desarrolla unos dos metros más abajo, en gran parte de la extensión entre el Puente Colgante y el Faro, dos emblemas de la ciudad.
Ahora bien, si se observa no con mirada "turística" sino con idea de prevenir daños, se puede ver en casi toda esa extensión la presencia de hundimientos, falta o rotura de baldosones, y pozos más que considerables, que indican a cualquiera -por más inexperto que sea- la existencia de huecos en el subsuelo de la obra. Ese cuadro me recuerda dos desgraciados hechos semi-históricos (¡han pasado ya 55 años del primero y 39 años del segundo!) que nos dicen que a la Naturaleza la podemos corregir, pero que hay que realizar esfuerzos permanentes y sostenidos en el transcurso de los años para mantener las modificaciones que le hacemos.
Los dos hechos que mencioné salieron ampliamente publicados en ese diario: en 1966 el colapso y destrucción del Paseo Oroño, producto de la socavación de las aguas bajo el murallón y bajo la calle entre el Puente Colgante y el Club de Regatas, ¡casi dos cuadras desmoronadas en pocos minutos! Que yo sepa, fue algo totalmente imprevisto.
El segundo fue la caída de nuestro querido Puente Colgante, en 1983, suceso que sí fue preavisado -con muy poca anterioridad- y que se trató de evitar con la colocación de gran cantidad de gaviones de piedras alrededor de los pilares; en esa ocasión no se logró el resultado deseado por el poco tiempo con el que se previó la necesidad de realizar esas tareas.
Volvamos a la actualidad. Como mencioné antes, es a todas luces notorio que la bajante de estos más de 24 meses está produciendo alteraciones en el cauce y costas de la laguna Setúbal y en la obra de la costanera Oeste, alteraciones cuya evolución es difícil de predecir, pero NUNCA SERÁN FAVORABLES para su conservación.
Señor Intendente, señor Ministro de Obras Públicas, señor Gobernador, a todos los que tienen responsabilidad en el manejo de los bienes públicos: como consecuencia de ese creciente daño en la vereda inferior y partes del murallón de la Costanera de la ciudad de Santa Fe, se puede producir su desmoronamiento súbito, con riesgo de vida para las personas que puedan estar en esa zona, y con el desproporcionado gasto que requerirá la reconstrucción de ese hermoso paseo.
Reconozco que en la administración pública nunca hay recursos suficientes para cubrir todas las necesidades que existen, pero no es necesario ser un gran especulador para darse cuenta de que es mucho mejor comprar ahora en un valor de diez lo que dentro de un tiempo -no exacto pero seguramente tampoco largo- nos va a costar mil. Y a valores constantes, pues la inflación no licuará en absoluto el costo real de una obra. Por supuesto que a eso hay que sumarle otro posible y doloroso costo: el riesgo de pérdida de vidas humanas.
Espero que nunca se produzca una pérdida previsible. Y que nadie pueda decir que se estaba en conocimiento del problema, pero no se actuó a tiempo.
Gracias a El Litoral por el espacio. Hace más de 70 años que los leo (en mis primeros años, Ramona y Dagwood Bumstead…) y siempre demostró su interés en el beneficio de nuestra ciudad y de nuestra región.