Estuve viendo, muy conmovida, la nota que le realizó Viviana Canosa a Esteban Bullrich. Totalmente inmovilizado, hablando por medio de una máquina. Es tan doloroso tener que atravesar una enfermedad de semejante envergadura, el ELA...
Estuve viendo, muy conmovida, la nota que le realizó Viviana Canosa a Esteban Bullrich. Totalmente inmovilizado, hablando por medio de una máquina. Es tan doloroso tener que atravesar una enfermedad de semejante envergadura, el ELA...
Él decía, a través de la máquina: no puedo dejar de llorar... Pero, asimismo, que su fuerza estaba en el amor de su familia y su fe en Dios.
Con una mirada profunda, Esteban advirtió: “La grieta nos está destruyendo como sociedad... Nos agredimos, nos odiamos, ¿cómo vamos a salir adelante como país? Con la energía que gastamos en la grieta haríamos 100 Vacas Muertas... Si la política fracasa no podemos vivir en paz... La vida es hoy, el presente, sentir el amor de la familia...”. Y no paraba de llorar. Su hija le secaba las lágrimas... Yo también lloraba...
“Estoy abrazando y amando mi cruz. Aún tengo mucho por hacer. Soy un agradecido de la vida. Le agradezco a Dios por la familia que me dio, y sigo luchando. Resignarse es perder la oportunidad de vivir”.
Esteban se transformó en un ejemplo para todos, especialmente para los que fueron sus compañeros, los políticos, a los que les pide, con toda su integridad: “Paren de pelear... Tratémonos bien, construyamos puentes, no tiremos piedras”... “Hay que enfrentar lo que nos toca con optimismo. Si la vida te da limones, hacé limonada... Hoy disfruto más de la vida. Mi apostolado hoy es sembrar paz... Algún día vamos a solucionar todos nuestros problemas. El amor de todos los que me desean suerte me abraza. La vida es hoy. Todavía trabajo para ser una persona”.
Tenía una remera que decía: “Me define mi actitud”. ¡¡Cuánto nos enseña esto!! A veces por el dolor y la enfermedad, comenzamos a ver la profundidad de la vida, a valorar la esencia del ser, del amor y notar que somos tan vulnerables. A cualquiera le puede pasar. Y a veces, lamentablemente, tenemos que llegar a extremos para buscar, conocer y depender de Dios.
La periodista destacó: “Esta nota nos tiene que ayudar a todos a no pelearnos por estupideces”. Se despidió de él con un beso en la frente y le hizo la señal de la cruz.
Viviana agregó: “A los que nos pasaron cosas malas de verdad, decimos: dale que se puede. Esa es la vida real. La vida es aceptación, dar amor, perdonar, pedir perdón... Esta es la vida desnuda, acá se demuestra que el sufrimiento transforma y lo cambia por cosas enriquecedoras. Este es el misterio de la vida. La gente que tenía fe se sintió muy contenta y la que no la tenía empezó a tenerla.
“Cuánta insensibilidad, soberbia, de los políticos... Se matan por el poder, siendo que la vida es tan finita... ¿Van a ser ricos en el cementerio? ¡Cuánto tiempo perdemos en estupideces, egoísmos, maldad, odio...!, cuando deberíamos hacer todo lo contrario, para vivir todos mucho mejor! El mundo está tan loco, que de pronto, estas experiencias nos dicen ‘stop’ y te llevan a pensar en estas cosas profundas”, concluyó.
Me impactó mucho ver una nota así, en que se hablaba de Dios. Porque de Él casi no se habla en los medios. Algunas personas sienten que les es ajeno, que es para otros... se avergüenzan, no quieren comprometerse... Porque es una decisión que se toma con total seriedad y entrega. Felicito la valentía de Esteban y de Viviana de hablar de la fe en Dios en un canal de tanta audiencia. Eso es humildad y respeto ante la figura del Creador.
Pienso, con tristeza, en cuánta gente humilde puede estar padeciendo ELA y no tiene la asistencia adecuada, el amor, la aparatología para poder comunicarse y subsistir.
Realmente, como cristiana afirmo que nada podemos hacer sin Dios. Él es la esencia de nuestra vida. Es la raíz y el brote del brote... El eje de nuestra existencia. Esto no es religión. Se trata de tener en cuenta la posibilidad que tiene toda persona de buscarlo, encontrarlo, conocerlo y entregarse a Él; y nacerá de nuevo...
Dios es tan perfecto y amoroso con el ser humano, que hasta nos dio el libre albedrío para elegir.
Aunque nos neguemos, llegará el momento en que necesitaremos hacerlo, porque nuestra alma clamará por Dios.
“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. ¿Cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?”.
Salmos 42:1-2. RVR 1960