Ivana Fux
Es el caso de la convocatoria pública que se realizó para una niña de 13 años. Fue “exitosa”, con la inscripción de cientos de interesados.
Ivana Fux
ifux@ellitoral.com
La primera convocatoria pública para adoptar a una niña de trece años no sólo generó cuestionamientos legislativos, entre ellos, de la diputada justicialista Patricia Chialvo. También causó indignación en la Defensoría de Niños, Niñas y Adolescentes -a cargo de Analía Colombo-, que libró un oficio para que la situación no se repita en el futuro. Se trata de la convocatoria que lanzó semanas atrás la Subsecretaría de Asuntos Registrales de la provincia. El procedimiento es válido una vez agotada la búsqueda dentro del Registro Único de Aspirantes a Guarda con fines Adoptivos (Ruaga) de Santa Fe. Pero en este caso, se habrían vulnerado derechos esenciales de la niña, como la difusión de sus datos personales, domicilio, preferencias, gustos y aspectos subjetivos, como que posee “buena energía”. Hasta la manera de difundir públicamente el tema fue cuestionada, ya que “el aviso” era asimilable a los que comunican licitaciones públicas. Una suerte de “subasta” de la niña, fue lo que interpretaron muchos.
La convocatoria fue “exitosa”, y así lo destacó el subsecretario de Asuntos Registrales, Matías Figueroa Escauriza, cuando mencionó que la respuesta fue la de “456 familias” que se anotaron para la posible adopción. Pero ello no neutralizó los cuestionamientos al método que se utilizó. En diálogo con El Litoral, Analía Colombo explicó los errores que se cometieron en la convocatoria.
—¿Fue correcto el procedimiento para difundir la adopción de esta adolescente?
—Nosotros no acordamos con el método por cuanto consideramos que esa manera de difundir información personal y privada de una niña va contra los principios establecidos en la Convención de los Derechos del Niño y contra las leyes vigentes en la materia. Si bien acordamos con que puede haber una convocatoria pública porque sabemos que son niños que tienen agotada una instancia en el Registro Único de Guardas en Santa Fe y hay que ampliarlo a nivel nacional, entendemos que se puede convocar no respecto de una sola niña, sino de todas las niñas y niños de determinada franja etaria, sin poner datos personales. Por ejemplo, poner convocatoria para Registro de Guarda con fines Adoptivos para niños/as mayores de tres años, la localidad, y que para mayor información, los interesados se dirijan al Registro. Eso entendimos y eso sugerimos con un oficio que enviamos al Ruaga para la próxima convocatoria.
—¿Ustedes hicieron un oficio a partir de este caso en especial?
—A partir de esa situación enviamos un oficio tanto al Ruaga como al secretario de Asuntos Registrales (Matías Figueroa) de quien depende el Ruaga, con quienes hablamos también en buenos términos personalmente y con un muy buen diálogo. Ellos tomaron las sugerencias y se comprometieron en la próxima convocatoria, a orientarla en esa línea, sin poner datos de la identidad de la niña.
—¿Tampoco es pertinente, por lo que dice, una convocatoria individual? ¿Es preferible que sean colectivas por varias niñas o niños?
—En realidad podría hacerse de manera individual pero entendemos que como hay un número considerable de niños que están en guarda, podría hacerse una convocatoria más masiva con lo cual también se desdibujaría un poco el hecho de apuntar a un niño en particular. Sería más respetuoso. Supongamos que nos tenemos que dirigir a una niña porque hay urgencia; hay que hacer esa referencia a la nena sin datos personales o de sus gustos personales, de sus preferencias, porque además eso no es necesario.
—¿Qué datos se podrían difundir?
—El sexo, la edad y que es de una determinada localidad. No más. Eso es lo que recomendamos. No es necesario poner que le gusta la escuela, que tiene buena energía, que le gustaría ser peluquera, porque todos los caminos conducen a esa niña, y porque además, no se puede hacer futurología.
—¿El éxito de la convocatoria fue por la difusión del caso o por los datos que se ventilaron?
—Pienso que puede haber sido por las dos cosas. Pero estamos en una sociedad que requiere de un cambio cultural importante entendiendo que el éxito se puede lograr igual sin violar requisitos esenciales que tienen que ver con los derechos de una niña que el día de mañana va a ser adulta, y que va a tener acceso a esa información en la que se utilizaron sus datos más íntimos para una cuestión pública. Hoy es una niña y tal vez no lo registra, pero cuando sea adulta, sí. Y eso es doloroso; por eso la Convención y las leyes internacionales lo protegen. Hay que apostar a un cambio cultural desde los comunicadores y sociedad civil, para entender que no hace ninguna falta (publicar esos datos), y que la convocatoria puede ser exitosa difundiendo solamente la edad.
—Hubo planteos legislativos por este tema, cuestionando la medida. ¿Coincide con ellos?
—Absolutamente. Yo dependo de la Legislatura y he hablado con algunos legisladores entendiendo que tenemos que ir en sintonía con ese cambio cultural del que hablamos. Y haciendo docencia, respecto de cómo se utiliza la información cuando se trata de niños, en beneficio de su interés y no del interés de los adultos.
—A partir del oficio no se vuelve atrás con el caso de esta niña. ¿Se intenta corregir de aquí hacia adelante?
—Así es. Esto ya está instalado así en cuanto al caso, con el lamentable acompañamiento a nuestro entender de algunos funcionarios incluso judiciales que se manifestaron públicamente en este sentido. Y la verdad es que todos somos parte del sistema . El Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. También por eso hablo del cambio cultural.