María José Ramón
El diplomático estuvo en Santa Fe como parte de una recorrida por distintas provincias en las que se establecieron colonias de esa nacionalidad. En diálogo con El Litoral, analizó los desafíos de la relación con Argentina, para el mundo pospandemia y para la etapa post Ángela Merkel.
María José Ramón
El embajador de Alemania, Ulrich Sante, asume que su condición abarca a todo el país, y no solamente a Buenos Aires. Por ello, y en el entendimiento de que cada región del país tiene "su propia vida, su propia cultura y formas de socialización", recorre distintas provincias, sobre aquéllas en las que se erigieron colonias alemanas.
"Un embajador tiene que enterarse e informarse sobre un país no solamente en la Capital. Entonces, tiene que viajar", dijo a El Litoral, luego de ser recibido por el presidente del grupo, Nahuel Caputto.
Y como primer balance de esta recorrida por el noreste argentino, que incluyó a Santa Fe, apuntó que "es interesantísimo ver cómo los alemanes y sus descendientes se han integrado en lo que para ellos era un nuevo país, y cómo han apoyado el crecimiento de la Argentina, al punto de ser hoy, al menos formalmente, miembro del G20, el grupo de los países más industrializados del mundo. Y el aporte que los alemanes (hoy en día ya todos argentinos) hicieron a la economía argentina es fuerte.
- En nuestra zona hay mucha inversión de capitales alemanes. ¿Cómo ve el escenario post pandemia, para que se fortalezcan o se redirijan?
- Primero, hay que decir que los 27 estados europeos en conjunto conforman el grupo más grande de inversores en Argentina, más que EEUU, China o cualquier otro país. La Unión Europea es el inversor más grande. Segundo, estoy aquí para ver cuáles son los sectores en los que los alemanes trabajan, y en qué dirección quieren desarrollarse. Es obvio que los alemanes que se integraron aquí, como somos muy trabajadores, se han instalado en el campo, y no han participado en la política del país. Esa es su filosofía hasta hoy, y me parece que si un país quiere salir de una crisis, la ética de trabajo y las leyes que acompañen ese proceso son muy importantes. Sin trabajar, un país no puede salir de su crisis. Ni en Alemania, ni en ninguna otra parte del mundo. Por otra parte, para los jóvenes al menos de nuestro país, y lo veo también aquí en Argentina, el interés es el de hacerse emprendedores, y lo más pronto posible. Y la digitalización de nuestra vida, de nuestra economía, espero que un día también de nuestro sector público, es algo en que a nuestros chicos y chicas se les da bien. Entonces, tendríamos que apoyarlos. Apoyar la economía del conocimiento, porque es algo que a la vez va a reforzar la democracia
- Después de las elecciones legislativas, Alemania está en el trámite de formar un nuevo gobierno. Se habla de un verdadero cambio de época. ¿Está de acuerdo con eso?
- Primero quiero decir que después de 16 años de Ángela Merkel como canciller, todos en Alemania debemos agradecerle por haber manejado nuestro estado a través de múltiples crisis importantes. Y la manera en la cual lo ha hecho merece nuestro respeto, y podemos estar orgullosos de haber tenido a alguien como ella. Ella no va a continuar y tenemos ahora un resultado que demanda de los partidos representados en el Bundestag (parlamento) encontrar una nueva coalición. Por primera vez, entre tres partidos. Y lo que podemos ver como consecuencia de las elecciones es, primero, que los márgenes (los extremos) han perdido, a la izquierda y a la derecha. Es importantísimo, viendo que otros países en Europa tienen una tendencia que, para decirlo de alguna manera, no nos gusta tanto. Alemania, que está en el centro de Europa, con la economía más fuerte y relevancia mundial, ha elegido un centro estable. Tenemos cuatro partidos que se ofrecen para construir una coalición, para formar un nuevo gobierno, con un nuevo canciller. Y estoy seguro de que al menos la política exterior de Alemania no va a cambiar.
- ¿Qué perspectivas ve para el futuro inmediato, puertas adentro y en el marco de la Unión Europea?
- La gente ha expresado claramente su voluntad de que el país quede en el centro, y que no hay motivos para asustarse por el papel que vaya a asumir en el futuro. Pero es obvio que también tenemos que hacer nuestros deberes. Y eso en primer lugar quiere decir que el nuevo gobierno tiene que trabajar de manera muy concentrada en mantener a Europa unida, que el proceso de cambiar nuestra economía hacia una nueva relación con la naturaleza sigue, que va a seguir cambiando nuestra forma de producir y utilizar energía. Y, aparte de la cuestión climática, el tema que para mí es más importante para el país es la digitalización de la economía en su totalidad. El mundo está cambiando, y queremos ver que Argentina y Alemania siguen en este camino. Queremos contribuir a la modernización de la economía mundial, y me parece que ambos países en el sector de la energía pueden trabajar de manera coordinada. El interés nuestro, por ejemplo, en producir hidrógeno verde en Argentina es grandísimo, y ya tenemos proyectos piloto en Chile, estamos hablando con Uruguay, firmando acuerdos con Colombia. Y me pregunto por qué no hemos avanzado en la agenda energética con Argentina. Petróleo y gas son menos importantes, el cambio global es evidente, y las grandes instituciones financieras no van a otorgar crédito para grandes proyectos de infraestructura, si la consecuencia es la emisión de dióxido de carbono. Entonces, un país como Argentina, debería tener un gran interés (como ha dicho el presidente en Davos) en ponerse a la vanguardia de los cambios. Para nosotros la clave está en el hidrógeno verde, y ése es el proceso que queremos acelerar.
Energía limpia
El "hidrógeno verde" es un combustible ecológico que se obtiene por un proceso de extracción, basado en las energías renovables que alimentan la electrólisis del agua. Su extracción se realiza en plantas específicas para ello, que operan mediante la generación de su propia energía (por molinos de viento o afines) y el uso de agua dulce limpia, y lo generan mediante la electrólisis (separación del hidrógeno y el oxígeno en el agua).