Ana Franchi: "La pandemia demostró que no hay desarrollo sin inversión en ciencia y tecnología"
A poco de haberse cumplido 63 años de la creación del organismo que preside y en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, un diálogo oportuno y un repaso por los desarrollos que aceleró la crisis por Covid-19. Enseñanzas, alfabetización científica y una ley que podría convertir un reclamo histórico en una realidad.
Ana Franchi preside el Conicet desde diciembre de 2019 y en poco más de un año de aquella fecha pasó de todo y pasó todo: el mundo no volvió a ser el mismo después de declarada la pandemia por Covid-19 y rápidamente hubo que ponerse a trabajar, aquí y en todos lados, para contener y mitigar la crisis sanitaria. El resultado, al menos para el Conicet, es una cifra importante de investigaciones y desarrollos en todos los campos científicos y, para Franchi, una certeza: "Tenemos que aprender de esta enseñanza terriblemente dolorosa por la cantidad de vidas humanas que hemos perdido, y por cómo se vio afectada la vida de todos y todas".
El diálogo con esta científica, Química, especializada en Química Biológica ocurre un día antes del 11F, como se designó al Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Este jueves es también la fecha en que Diputados de la Nación tiene previsto tratar la Ley de Desarrollo del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, iniciativa que tiene al sector muy "esperanzado", como ella misma lo define.
Tal vez son muchos temas para una sola charla telefónica pero sin dudas una buena coincidencia.
- ¿Se imaginaba que iba a trabajar en ciencia cuando era niña?
- Tuve una irrupción temprana en la ciencia. Iba a una Escuela Normal donde las estudiantes de Magisterio daban clases en la primaria; de cuando estaba en 5ª o 6ª recuerdo los experimentos que traían esas jóvenes, muy jóvenes. Me fascinaban. Yo quería estudiar para Técnica Química pero cuando terminé la primaria, mi papá ganó un cargo en la Unesco y nos fuimos a vivir a otro país. Entonces hice un Bachillerato. Pero las Matemáticas y la Biología me gustaban desde chiquita.
- Desde hace más de un año, las actividades del Conicet y del mundo están regidas por la pandemia. Pero usted asumió antes de ese momento.
- Asumí el 19 de diciembre de 2019 y ya el 20 de marzo estábamos en Aspo (Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio). Así que fueron tres meses sin pandemia, nada más.
Archivo Ana Franchi es Química, especializada en Química Biológica; su campo de investigación se orienta a la Salud Reproductiva, en particular asociada a parto prematuro.
Ana Franchi es Química, especializada en Química Biológica; su campo de investigación se orienta a la Salud Reproductiva, en particular asociada a parto prematuro. Foto: Archivo
- ¿Al cabo de esos tres meses tuvieron que redireccionar todos los proyectos en los que venían trabajando?
- Cuando empieza el tema de la pandemia, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación junto con el Conicet y la Agencia Nacional crearon la Unidad Coronavirus que empezó a trabajar con todos los grupos que se quisieron sumar, que fueron muchos, con subsidios y apoyo para hacer todo lo que se podía para enfrentar esta crisis.
- ¿Hubo un redescubrimiento, una revalorización de la comunidad hacia el mundo científico a partir de la pandemia?
- Creo que si. Además de que los científicos en general y el Conicet en particular estamos apareciendo en los medios de comunicación con una frecuencia inusual, tenemos el reconocimiento de gente allegada por el desarrollo de los kits (de diagnóstico), los barbijos, un montón de cosas. También hay una exigencia de cuándo va a estar esto y lo otro que nos genera una responsabilidad importante.
- Las investigaciones son tanto en el campo de las ciencias duras como de las ciencias sociales.
- Absolutamente, con respecto a las ciencias sociales y humanas muchos grupos se pusieron a trabajar en temas relacionados a la manera en que nos impactó el aislamiento: cómo comemos, qué pasa con la educación a distancia, cómo impacta esta realidad en las comunidades originarias, en las mujeres. Hubo dos llamados para subsidios para ciencias humanas específicamente en temas de pandemia y aislamiento.
Algunas resultados ya se están conociendo; por ejemplo, cómo afecta este contexto a las mujeres. Hicimos un convenio con la agencia de noticias Télam para lanzar la plataforma Confiar contra las fake news en salud; allí participan investigadoras e investigadores jóvenes que vienen de las áreas de biología y de las ciencias sociales, y muestran en la Televisión Pública y en las redes qué es verdadero y qué no lo es. Es interesante porque han circulado noticias que no tenían asidero científico y asustaban a la población.
- Estas experiencias se podrán capitalizar a futuro, cuando al fin podamos hablar de post pandemia.
- Creo que no podemos volver al 19 de marzo de 2020. Tenemos que aprender de esta enseñanza terriblemente dolorosa por la cantidad de vidas humanas que hemos perdido, y en cómo se ha visto afectada la vida de todos y todas. Pero nos tenemos que llevar unas cuantas enseñanzas. Hace muchos años que se dice que ser alfabetizado no es simplemente saber leer y escribir; también hay que estar alfabetizado desde el punto de vista científico para ser un buen consumidor. Y esto no se da sólo a través de la escuela sino también por la divulgación. Es muy importante que no lo olvidemos cuando termine esta historia.
- ¿En qué otros proyectos centrales está trabajando el Conicet?
- Hay grupos con desarrollo de diferentes kits de testeo con anticuerpos. Recientemente se aprobó un test rápido para anticuerpos cuya producción se desarrolló con una empresa recuperada, la única del área farmacéutica del mundo. Tenemos dos grupos que están tras una vacuna contra Covid-19 en una instancia preclínica: uno en la Universidad Nacional del Litoral (UNL-Santa Fe) y otro en la Universidad Nacional de San Martín (Unsam-Buenos Aires) y varios grupos trabajando con nuevas terapéuticas. Eso en la investigación "bío". Pero seguimos con el desarrollo de elementos necesarios como respiradores y máscaras. También se aborda el tema de cómo afecta (la pandemia) al medioambiente y, desde las ciencias sociales y humanas estamos trabajando en temas de educación, género, impacto en la economía familiar y nacional.
- ¿Le queda tiempo para hacer investigación mientras es presidenta del organismo?
- Tengo un grupo de investigación que, afortunadamente, integran fantásticas y maravillosas personas; algunas son investigadoras, asistentes o adjuntos, y ayudan a dirigir a las personas más jóvenes. Nos reunimos con la mayor frecuencia posible; antes lo hacíamos en forma presencial y ahora por zoom. Yo soy Química pero hice la especialidad de Química Biológica; trabajo en reproducción y fundamentalmente en temas asociados a parto prematuro.
- ¿Ya se colocó la vacuna contra Covid-19?
- Yo me la colocaría pero todavía no me tocó. Por supuesto que me colocaría cualquier vacuna que apruebe Anmat, en la que tengo plena confianza.
- El presupuesto, las becas, los sueldos, en definitiva el dinero para investigación y ciencia es, también, tema recurrente. ¿Cómo está hoy la situación?
- Perdimos muchísimo presupuesto durante los cuatro años del gobierno de (Mauricio) Macri. En términos reales perdimos más del 30 % del presupuesto lo que dejó, entre otras cosas, salarios y estipendios de las becas muy bajos. En los tres meses previos al Covid logramos aumentar los estipendios en un 60 % y un 10 % más de jerarquización. Así que todavía es una asignatura pendiente.
Respecto de los subsidios, el año pasado convocamos para investigaciones que se están evaluando durante este año. Y lo más importante es que mañana (por este jueves) en la Cámara de Diputados se va a tratar la ley de Financiamiento de la Ciencia que tiene aprobación por unanimidad en comisiones.
Esa ley es histórica e implica que el presupuesto para ciencia y tecnología va a aumentar un 15 % cada año hasta legar al 1 % del PBI en 2032. Desde que tengo memoria, ese 1 % del PBI es una bandera histórica de investigadores e investigadoras.
Eso convierte a la ciencia y tecnología en una política de Estado: no es que tenemos que ir todos los años a pedir "por favor, dennos presupuesto"; ya hemos recorrido esos pasillos durante mucho tiempo. Acá lo importante es que habrá inversión estatal; después podrá haber inversiones privadas que ojalá las haya, pero el Estado se está comprometiendo. Es una ley muy importante, así que estamos muy esperanzados.
- Sin dudas el desarrollo en ciencia posiciona al país de otra manera frente al mundo.
- Absolutamente. Ya dijo el presidente (Alberto) Fernández que no hay desarrollo de un país en el siglo XXI sin inversión en ciencia y tecnología. Y creo que la pandemia lo demostró. Las vacunas la desarrollaron los países que pudieron invertir más y se las quedaron. Porque el 90 % de las vacunas están en 10 países.
- Volvamos a la fecha que se conmemora el 11 de febrero. Muchos de los proyectos desarrollados en el marco del Covid-19 están liderados por mujeres.
- El primer kit de anticuerpos lo desarrolló el grupo de la Dra. Andrea Gamarnik que luegodesarrolló muchos otros. Uno de los proyectos de vacunas (el de Unsam) está a cargo de la Dra. Juliana Cassataro. En el país, el 53 % de las investigadoras son mujeres y es importante que alcancen los lugares de gestión, tanto en la ciencia como en las universidades. Estamos presentes, trabajamos muy bien pero no estamos bien representadas en los lugares de gestión. Y ahí tenemos que trabajar.
El avance es importante, el movimiento de mujeres impulsó muchísimo todo esto y las jóvenes y no tan jóvenes están muy preocupadas. Como dice la Dra. Dora Barrancos, cuando una se da cuenta de que no es la que tiene un problema, sino que es un sistema que no favorece la promoción de las mujeres, es momento de tomar medidas. Y eso es lo que está ocurriendo.
- Claramente, usted logró perforar ese techo de cristal.
- Si.
Muchas en investigación, pocas en la cima
En la Argentina, la mayoría de quienes investigan son mujeres: ¿un dato auspicioso? Esa fue la frase que operó como disparadora en la exposición de los primeros datos obtenidos por el Programa Nacional para la Igualdad de Género en Ciencia, Tecnología e Innovación, creado por resolución del Mincyt en junio de 2020.
Y a primera vista el dato es auspicioso: las mujeres que investigan representan un 53 % del total. Pero a la hora de poner la lupa sobre la distribución de ese porcentaje aparecen las diferencias: en la pirámide que representa las categorías, son muchas en la base pero pocas las que llegan a la cima.
El informe fue presentado el martes por el subsecretario de Evaluación Institucional, Humberto Cisale, y la Directora Nacional de Programas y Proyectos, Guillermina D'Onofrio, junto a integrantes de la cartera que lidera Roberto Salvarezza y del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, con el que se trabaja de manera muy estrecha.
El marco fue el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, establecido en 2015 por Unesco y que se conmemora cada 11 de febrero.
El primero es apenas uno de los datos relevados para el informe, del que surge que la desigualdad también es palpable en otros ámbitos, como en universidades públicas y privadas donde sólo un 11 % de mujeres son rectoras; un 30 % son vicerrectoras, la paridad casi se logra en secretarías de Ciencia y Tecnología (46 %) y se supera en secretarías académicas (59 %)