A 30 años: ¿por qué no puede repetirse el apagón del cable OF de 1994?
Qué cambió en la distribución de la electricidad al cabo de tres décadas de la peor crisis en el servicio prestado por la EPE, cuando se intentaba privatizarla y además se negociaba un contrato con una pequeña pero poderosa generadora para estas emergencias.
Las sucesivas capas aislantes del Cable OF, por su sigla en inglés, Oil Filled Cable, es decir, cable embebido en aceite. Archivo El Litoral
En 1994 la ciudad era otra. Tanto como el país y su realidad social. Terminaba ese año cuando sucedió la peor crisis de provisión de energía eléctrica en la provincia de Santa Fe que dejó sin luz durante casi todo un mes a la mitad de Santa Fe y toda la zona de la Costa. Fue una suerte de experimento social que puso a prueba la paciencia de los santafesinos. No, no hubo un estallido, ni actos violentos: sólo unas protestas de vecinos con sus velas (que subieron de precio) en las que El Litoral tuvo mucho que ver.
Parecía que el problema iba a llevar unos días, que fueron semanas interminables y que se extendieron desde el 20 de noviembre hasta la segunda mitad de diciembre. El tema se dio por superado recién cuando se asomaba la semana de las fiestas. En ese momento sucedían dos asuntos en la Empresa Provincial de la Energía: el gobierno intentaba llevar adelante una privatización (era la norma del gobierno peronista de Carlos Menem y Carlos Reutemann adscribía a esa corriente) y, por otra parte, la empresa a vender negociaba un contrato con una pequeña empresa generadora que resultó clave. Ya se verá por qué.
Un joven cronista de El Litoral habla con los obreros que hacían las excavaciones en calle Suipacha. Técnicos de la Epe primero y de la firma Pirelli luego se tardaron un mes en dar con el lugar de la falla. Eduardo Salva- Archivo El Litoral
En esta nota de aniversario se vuelve a la carga con los recuerdos y se reflota una producción de 2014 (para cuando se cumplieron 20 años). Pero además, se pone el acento también en otro tema: cómo era de vulnerable en el '94 la distribución de la electricidad en la ciudad y qué tiene hoy ese sistema que hace suponer que lo ocurrido tres décadas atrás es irrepetible, o que al menos tiene muy escasas chances de producirse solo por causas atribuibles a la Epe.
Sin anillo
A los usuarios finales de cada comercio, industria u hogar los kilovatios les llegan, en los sistemas eléctricos, luego de ser generados muchas veces a cientos o miles de kilómetros y transportados por sistemas de provisión nacionales (a cargo de empresas que explotan y mantienen redes de alta tensión, sostenidas por gigantescas torres que cualquiera puede notar en las rutas o a la entrada de las ciudades). Luego de ese proceso de generación y transporte, se baja en estaciones transformadoras a media tensión: cada empresa distribuidora ocupa con esa carga y sus propias líneas en 125 kV los mapas urbanos.
En Santa Fe, para 1994 cada ramal en esa tensión era crítico e irremplazable. Si en algún punto fallaba no había manera de solucionarlo rápidamente. Básicamente, la energía entraba por un punto y se ramificaba, sin más. Si una rama se cortaba, no había como alimentar la zona afectada.
De que la capital provincial no contaba con un "anillo de distribución" se enteraron los periodistas y los santafesinos en plena crisis del Cable OF, cuando la Epe tuvo que salir a dar las explicaciones técnicas del caso: que un conductor eléctrico subterráneo, ubicado bajo la calle Suipacha, que unía dos estaciones transformadoras y dos centros de distribución (así como dos centrales generadoras que ya tenían sus años) había sufrido "una avería" y "salido de servicio". El OF tenía entre sus componentes un aceite especial para que que no estalle por acumulación de calor. Ese aceite se había perdido por una "pinchadura" y se trataba de dar con el lugar exacto de la avería y repararlo. Esa detección con equipos especiales de la firma llevó semanas insoportables. La sigla OF Cable responde a la expresión Oil Filled Cable, que significa cable embebido en aceite.
Las sucesivas capas aislantes del Cable OF, por su sigla en inglés, Oil Filled Cable, es decir, cable embebido en aceite. Archivo El Litoral
El tiempo que duró el apagón fue básicamente todo lo que demoró una empresa contratista privada (Pirelli Cables) en encontrar la rotura del conductor en calle Suipacha y 9 de Julio. La Epe culpó a la empresa constructora que levantaba allí un edificio, aún sin terminar. Pero la justicia sobreseyó a los responsables de la obra.
De ese único nexo dependía media ciudad y todas las poblaciones de la Ruta 1 hasta Arroyo Leyes. El apagón dividía por sectores a los barrios y por ejemplo medio barrio Roma sufría el corte y otro tanto no. En Avenida Freyre llegaron a instalarse rudimentarios tendidos caseros entre vecinos, incluso en la vía pública, para que al menos hubiera un prolongador con un ventilador entre los desafortunados. El calor aumentaba el agobio.
Desde el punto de vista técnico esa situación de vulnerabilidad se superó cuando se "cerró el anillo" de distribución, en 1999, con una serie de obras de líneas eléctrica, estaciones transformadoras y centros de distribución que en tres décadas han duplicado la capacidad de distribución que existía por entonces. Obviamente, fue un apagón evitable.
Las mejoras
En una apretada síntesis, que no incluye por ejemplo el reemplazo de viejos tendidos de baja tensión múltiples por cable preensamblado, ni otras obras menores, la Epe brindó esta semana a El Litoral información sobre las inversiones que hacen que hoy no pueda repetirse el escenario de 1994. Como se ha dicho, lo más importante sucedió en 1999 cuando se cerró un anillo de distribución, que permite abastecer cualquier punto del mapa ante un desperfecto, en lugar de un sistema de ramificaciones (sin alternativas).
El cable Of Santa Fe Oeste - Calchines entró en servicio en 1966. Después. los cables Santa Fe Oeste a la Central Centro, y de la Central Centro a Calchines en 1996, con la ET Centro. Es un cable aislado con XLPE.
La Epe acusó a la obra del edificio ubicado en Suipacha y 9 de Julio de haber dañado el cable. La justicia no lo entendió así. La torre sigue sin completarse, tres décadas después. Eduardo Salva-Archivo El Litoral
En 2000 comenzó a funcionar la Línea de Alta Tensión Santo Tomé – Santa Fe Norte en el 2000. Dicha línea se abre para vincular la Estación Transformadora Blas Parera (habilitada en 2009). Quedaron constituidas entonces las líneas de alta tensíon (LAT's) Santo Tomé – Blas Parera y Blas Parera – Santa Fe Norte.
En 2008 entró en servicio la Línea Santo Tomé – Calchines, con tramos aéreos y subterráneos. Luego se abre para vincular la Estación Transformadora Puerto en 2012. Quedando constituidas las LAT's Santo Tomé – Puerto y Puerto – Calchines.
En 2020 se abre la LAT Calchines – Paraná 1 para vincular la Estación Transformadora Rincón. Quedando constituidas las LAT's Paraná – Rincón y Rincón – Calchines.
2003
Centrales Térmicas del Litoral sufrió en abril de 2003 la inundación de sus dos mejores equipos generadores en Santa Fe Oeste. Hay técnicos que sostienen que podían ser recuperados, otros opinan que no tenían ya ningún valor... De cualquier forma, antes de que la EPE se quede con CTL, la firma Iate se los llevó para su desguace y así la ciudad quedó sin ninguna generación en la región hasta la construcción de la importante usina Brigadier General López del Parque Industrial de Sauce Viejo.
Un tema espinoso en la Epe
De día calor, calor y más calor, y por las noches mosquitos, espirales y puteadas. Ciertamente aún Santa Fe era "La Cordial". No hubo graves hechos de violencia por no tener ninguna otra fuente de energía que los generadores hogareños, ni más robos que los habituales para entonces.
La ciudad había descubierto su enorme vulnerabilidad, y El Litoral no dudó en titular en tapa "El infierno tan temido" cuando a los cortes de energía se sumó la ausencia de agua potable, porque la planta potabilizadora ubicada en la parte afectada de barrio Candioti también sufrió la falta de energía eléctrica y tampoco de las canillas venía algún alivio.
La Epe acusó a la obra del edificio ubicado en Suipacha y 9 de Julio de haber dañado el cable. La justicia no lo entendió así. La torre sigue sin completarse, tres décadas después. Eduardo Salva-Archivo El Litoral
Durante el mes en que se tardó en detectar dónde estaba la falla de un cable subterráneo, de mediados de noviembre a las vísperas de la Navidad, cada día era igual al anterior en la agenda informativa de los periodistas: dar cuenta de la ola de apagones en cada barrio y sobre todo ver si -por fin- se había encontrado el lugar donde estaba la falla del Cable OF. Pero el cuento no terminaba nunca.
Sin alternativa. Hace 20 años, bajo la calle Suipacha, estaba el talón de Aquiles del servicio. Y ése fue el escenario del drama que vivieron los santafesinos. Desde la Estación Transformadora Santa Fe Oeste, ubicada junto al Salado, adonde llega buena parte de la alimentación eléctrica del Sistema Interconectado Nacional, hasta la Estación Transformadora Calchines, existe un cable de cable de alta tensión que es clave para el servicio.
La Epe contrató a la empresa Pirelli (la fabricante del Cable OF) cuando a los técnicos de la EPE se les quemaron los papeles: intentaban dar con la pérdida dividiendo en secciones el extenso tendido, sin resultados.
La crisis terminó una semana antes de Navidad. En Santa Fe, se había reformado la Constitución hacía unos pocos meses y de los brillos de acaparar la atención del país por la Convención en el Paraninfo, se pasó sin más a una subdesarrollada obscuridad.
Sospechas y casualidades. La crisis del OF se produjo en un contexto particular: el del intento del gobierno santafesino de privatizar la EPE, algo que ya había hecho el Estado nacional con el servicio en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires (al crear Edenor y Edesur), pero también con todas las pequeñas usinas generadoras de energía, incluida la vieja máquina de Calchines y Santa Fe Oeste.
Ni los protagonistas de los apagones de 1994 (ni la Justicia) han establecido aún con claridad, cuáles fueron realmente los hechos. Conviene repasar qué pasaba entonces con el sistema eléctrico en la Argentina.
En los 90, el parque térmico generador (que para entonces era relativamente nuevo y estaba ubicado en el Gran Buenos Aires) fue privatizado a empresas del sector. Pero, las llamadas "usinas satélites", marginales e ineficientes, desperdigadas en capitales provinciales, quedaron en manos de la Federación Nacional de Trabajadores de Luz y Fuerza (Fatlif).
Eran viejos equipos, con planteles de personal que no formaban parte de las principales centrales productoras de energía, ni interesaban tampoco al negocio del transporte.
Calchines, por 50.000 dólares. Eran tiempos de Roberto Dromi como ministro privatizador de Carlos Menem, cuando la Central Térmica Calchines se vendió por el memorable precio de 50 mil pesos (iguales a dólares) a los únicos oferentes que se presentaron: la Fatlyf. La generadora tenía un pasivo de 1,2 millones de pesos-dólar y el pliego no obligaba al comprador a generar electricidad ni a utilizar con algún fin determinado el muy valioso predio.
En Santa Fe, el interventor de la EPE era Juan Carlos Borio -transcurría la primera gobernación de Carlos Reutemann- y para sorpresa de muchos la Empresa Provincial de la Energía decidió no hacer una oferta por centrales como Sorrento (en Rosario), Calchines y Santa Fe Oeste, en nuestra ciudad, pese a que al lado de esos predios había instalaciones de la EPE (las estaciones de distribución). Seguramente pesó la idea de no agrandar la planta de personal de una empresa a vender. Las tres fueron compradas por la Fatlyf, que no se opuso al plan de privatizaciones nacional sino que prefirió el doble rol empresario-sindical. Su socio fue Iate, de Sergio Taselli (luego conocido por los santafesinos por su frustrado deseo de quedarse con las acciones de Aguas Provinciales).
Igual a Corrientes y Santiago del Estero. Centrales Térmicas del Litoral (CTL) existió hasta julio de 2004 cuando la compró la EPE, a cambio de tomar a 48 empleados. Fue la salida que encontró el gremio, tras perder su único contrato que le brindaba ingresos: la provisión de energía en frío, que duró hasta 2002. Ese contrato fue renovado en medio de los apagones de 1994, causados por el cable OF de calle Suipacha. El interventor de la EPE, Antonio Caro, cuya misión era vender la empresa, tomó esa decisión cuando se produjo un segundo incidente eléctrico grave. A la inutilidad del Cable OF se sumó la salida de servicio, explicada como "un accidente eléctrico" pero admitido con los años que fue un atentado con un cadenazo, de la otra vía de alimentación que le quedaba a la ciudad para recibir energía del sistema nacional: en Santa Fe Norte.
Con los años (y la digitalización de los archivos de los diarios del interior) El Litoral supo que también las viejas usinas de las ciudades de Corrientes y Santiago del Estero fueron privatizadas a manos sindicales. Y que como con Calchines, no tuvieron rivales en aquellas licitaciones. Y que, como en Santa Fe en 1994, ambas capitales sufrieron unas graves crisis de provisión de energía, con apagones masivos, debido -como aquí- a fallas en cables subterráneos tipo OF... Y que allí también se firmaron contratos de provisión de energía en favor de sendas centrales. Son sólo hechos.
Velas en la plaza 25 de Mayo
En diciembre de 1994, cuando ya había vuelto el servicio, hubo apenas una sola protesta y de unas pocas decenas de usuarios. Fueron con una vela a la plaza 25 de Mayo a "reclamarle luces y energía" al gobernador Carlos Reutemann, que sólo atinó a culpar a las gestiones anteriores por la desinversión y prometía privatizar a una ciudadanía que (como el país en los 90) clamaba mayoritariamente por esa medida. Los manifestantes fueron convocados por el periodista Néstor Fenoglio, en la columna De todos los Días, que publicaba El Litoral, a cuya idea se sumaron algunos programas de radio como el que por las noches conducía Marta Ludueña. Desde entonces, en manos del Estado, se duplicaron las instalaciones eléctricas en la capital provincial.
La Epe acusó a la obra del edificio ubicado en Suipacha y 9 de Julio de haber dañado el cable. La justicia no lo entendió así. La torre sigue sin completarse, tres décadas después. Eduardo Salva-Archivo El Litoral
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