Colores y calores de una jornada fría pero radiante. Lo visto, oído y sentido en una plaza festiva donde hubo unas 3 mil porciones de chocolate. Desacuerdos sobre cómo debe escribirse la palabra Tedeum. ¿Separado o todo junto?
Una garrafa de 10 kg (más otra de repuesto por las dudas), una docena de efectivos del Ejército debidamente entrenados en amabilidad y sonrisas, más su jefe de cocina al mando (que acertó con el pronóstico de consumo) se necesitaron para enfrentar la demanda de chocolatadas calientes, una tradición que se cumplió con doble placer por el clima, frente a la Catedral, sobre la plaza que tiene el mismo nombre que la fecha patria celebrada: 25 de Mayo. Leche, chocolate, azúcar y calor de una gran cocina rodante, como las que los santafesinos han visto siempre en las emergencias por las inundaciones. Todo fue previsto para cubrir unas 3 mil porciones, incluso las servilletas de papel. No pocos santafesinos llevaron sus propias tazas o usaron la tapa del termo para el mate.
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Antes de las 10 el sol cruzaba en diagonal a la plaza, desde la esquina San Martín y General López hacia la de San Jerónimo y 3 de Febrero. Todavía era tibio y la diferencia con la sombra suficiente como para que ordenara a los grupos de ciudadanos que se acercaron a participar del acto patrio. En cambio, para las formaciones militares y los abanderados y escoltas escolares protagonistas del acto había lógicamente lugares asignados. A los primeros les tocaron los rayos tibios en la cara y a los segundos, en el mejor de los casos, a sus espaldas. El espacio vacío más soleado quedó justo en el eje principal de la plaza marcado por el trayecto entre los gigantescos mástiles de las banderas de Argentina y Santa Fe hacia la Casa de Gobierno, donde se produjo la mayor parte de las atracciones de danzas folclóricas y desfiles militares. El gato "El Sol del 25", de Domingo Lombardi y Santiago Rocca, compuesto en 1910 para el primer centenario (y popularizado por Gardel) abrió los coloridos pasos, giros, aleteos en los ruedos de las polleras y galanterías con pañuelos al aire. Fue muy aplaudido el grupo de baile dirigido por la profesora Alina Testa.
Quien caminara por la plaza y prestara atención a las conversaciones ajenas comprobaría pronto que entre los integrantes de las fuerzas militares destacadas en Santa Fe sigue habiendo una rica mezcla de tonadas regionales. Fue posible pescar expresiones cuyanas como las de llamar "chocos" a los perros siempre entrometidos entre las filas geométricas de los pelotones, también oír conjugaciones verbales en pluscuanperfecto de santiagueños asombrados por el frío ("¡Has visto!") y unas erres que suenan a "ye", acaso de Corrientes, sobre los resultados del fútbol de primera de anoche. Las agrupaciones mostraron sus mejores uniformes de gala y sus insignias más lustradas.
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A propósito de otras provincias, algunas observaciones muy finas llegaron de un vendedor de escarapelas (a $ 500 cada una) que ha venido de Mendoza por trabajo y aprovechó a hacer unos pesos más con una rápida confección artesanal en la que se adivinaba una hábil tijera cortando una cinta celeste y blanca, claro. Las tiras (más un alfiler) en un cartón prolijo se completaron con banderas (a $ 3 mil) y banderitas ($ 2 mil). El heredero de French y Berutti se preguntó por qué los santafesinos no compraban y también apuntó que veía muchos pechos vacios, sin el distintivo patrio que en la tierra del buen vino tanto más se luce según su relato cordillerano. Más tarde apuntó a los balcones de las bellas torres que miran a la plaza y agregó: "apenas 6 banderas, qué distinto es Santa Fe", comentó con decepción patria y acaso de libre mercado a la baja.
El gobernador santafesino encabezó los actos oficiales. Foto: Guillermo Di Salvatore
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A la Plaza 25 de Mayo la circundan calles con nombres relevantes por sus cuatro costados: San Martín, General López, San Jerónimo (patrono de la ciudad) y 3 de Febrero (la Batalla de Caseros donde fue vencido Rosas por Urquiza), además de la sede del Poder Ejecutivo Provincial y del Poder Judicial de Santa Fe, más la Catedral y el Colegio de los jesuitas y la Iglesia de la Inmaculada. Años atrás había un diálogo paisajístico entre el Patio de los Naranjos de esa institución educativa también centenaria y el arbolado del núcleo institucional de la Provincia. Ahora dominan otras especies: las palmeras desplazaron a los cítricos y con ellas llegaron los "coquitos", dátiles criollos bastante menos contundentes que las naranjas como munición para los más chicos. Hubo también oportunidad para algunos juegos y correrías entre los que esperaron desde las 9. Todo fue válido para combatir el frío hasta la llegada del chocolate para cuando el gobernador Maximiliano Pullaro ya había saludado: "¡Agrupación Banderas, muy buenos días!", con la inmediata respuesta atronadora, a viva voz, tan marcial y de cuarteles: "¡Muy buenos días, señor!". Cuando comenzó el Tedeum (todo junto y sin acento según la RAE) arrancaron las vueltas de chocolate al sol.
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Esta vez la Iglesia Catedral lució su bello piso impecable, el austero damero de baldosas negras y blancas, en lugar de la acostumbrada alfombra roja que solía usarse para la celebración religiosa de Mayo. El cronista de El Litoral no pudo saber si era esta la primera vez que el pesado rollo colorado montado en una estructura de hierro con ruedas, ya maltratado por años de suelas y tacos, queda a un costado del pórtico, en un cono de sombras. "A todos les llega el retiro", se comentó al pasar de los funcionarios de los distintos poderes que recién comienzan sus mandatos y que viven por primera vez el Tedeum desde el gobierno provincial y municipal. También al periodista lo sorprendió otro detalle que seguramente delata cuanto hace que no va a misa, o cubre para el diario un 25 de Mayo. En los bancos del templo se pegaron fotocopias de un Código QR para acceder con el celular al "Himno Te Deum" (ahora escrito por separado, de acuerdo con la publicación digital eclesiástica) y a una "Oración por la Patria".
El código QR con el acceso al "Himno Te Deum", término que ahora se escribe por separado.
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Franchesco, un bebé arropado hasta las orejas, entre mantas y mantillas tejidas a mano, frágil y pequeño, en brazos de un familiar adulto a su cuidado hoy cumple un mes de vida. Estaba frente a la Catedral esperando al sol un momento y una foto. "El papá desfila hoy", comentaron orgullosos quienes estaban a su cuidado.
El inicio de la ceremonia religiosa se demoró unos minutos porque correspondía que el presidente de la Corte santafesina, Rafaél Gutiérrez, ocupe el lugar que corresponde a la titularidad de uno de los tres poderes, junto al gobernador Pullaro, la vicegobernadora Gisella Scaglia (recién bajada de un avión tras su visita a Roma) y la presidenta de la Cámara de Diputados, Clara García. El experimentado santafesino, integrante de la cabeza del Poder Judicial, provisto de una bufanda a cuadros con predominio rojo y negro, se demoró conversando con un diputado del oficialismo pero pudo por supuesto arribar a tiempo.
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A unas pocas cuadras de la Plaza 25 de Mayo, sobre San Martín Sur, una pareja joven acompañaba a una niña vestida de dama antigua. Él arrastraba a pulso su moto por el asfalto con el tránsito cortado para llegar a tiempo al chocolate y al acto posterior a la celebración religiosa. Ella llevaba de la mano a su bella nena de trenzas, vestida de un azul fuerte, como el de los Borbones que seguramente predominó en 1810.