"La reforma constitucional de 1994 fue la más importante de la historia argentina"
El destacado jurista y titular de la Cámara Electoral Nacional destacó que la Convención otorgó el andamiaje jurídico a la democracia, a diez años de su recuperación. Y potenció la participación popular, a la vez que amplió derechos.
"El legado de Alfonsín fue que los tres poderes funcionen, porque nuestro sistema es un sistema de frenos y contrapesos". Crédito: Luis Cetraro
Alberto Dalla Vía es especialista en Derecho Constitucional y titular de la Cámara Federal Nacional Electoral. Disertó en Santa Fe en el marco de las actividades por los 30 años de la Reforma de la Constitución Nacional, en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral (FCJS-UNL).
En diálogo con El Litoral, el jurista consideró que "podemos abordar los 40 años de continuidad democrática con los 30 años de la reforma constitucional, porque la reforma le dio mucha importancia a la democracia. No solamente como sistema de gobierno, sino con un artículo específico, el 36, que se ocupa de la defensa de la democracia, del derecho de resistencia ante un eventual golpe de Estado, y al tratar a los funcionarios que caigan en delito de corrupción como traidores a la patria.
- ¿Es significativo el hecho de que se haya producido diez años después de la recuperación de la democracia?
- En Argentina la transición democrática empieza con el juicio de la Junta Militar. Es muy diferente a lo que ocurrió por ejemplo en España, que tuvo una transición jurídica (el tan citado Pacto de la Moncloa). La Constitución del 78 es el gran acuerdo político que da inicio a la transición. Al revés que nosotros, que llegamos a la reforma constitucional 10 años después, pero lo primero que hicimos fue revisar el pasado. Ellos hicieron una transición desde la desmemoria, que llevó a que empezaran a revisar las cosas después.
-¿Y qué significado tiene, visto a 30 años de distancia?
- Más allá de los debates que en su momento tuvo el Pacto de Olivos, la reforma constitucional es un gran acuerdo de las fuerzas políticas más grandes en ese momento, el peronismo y el radicalismo. Esa reforma tuvo lugar acá en Santa Fe, y fue de alguna manera el andamiaje jurídico, fue la reforma más importante de la historia argentina. Se mantuvo la Constitución histórica, porque se juró la de 1853, con las reformas de 1860, 1866, 1898, 1957. Había que blanquear la reforma del '57, porque la hizo un gobierno de facto. La Revolución Libertadora, que también derogó la Constitución del '49 por una proclama. Entonces había que establecer si la reforma del '57, que también se hizo acá, duró un día y solo un artículo, el 14 bis y un inciso, era legítima o no. Y lo hizo la reforma del '94. A la reforma del '49 no la nombra, porque había sido una reforma total, que directamente había sustituído a la Constitución original.
Alberto Dalla Vía participó del ciclo de charlas de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la UNL por los 30 años de la reforma.
Me parece importante recordar ésto en estos tiempos, en los que nos preocupa mucho la situación económica. Obviamente la Argentina atraviesa una grave crisis, pero es bueno recordar lo que hemos conseguido durante la transición democrática y preservar todos esos derechos también. Porque la reforma del '94, así como afirma la democracia, agrega nuevos derechos. No solamente incorpora los tratados de derechos humanos, sino que amplía los derechos en general. Hay todo un capítulo de nuevos derechos de garantía, los partidos políticos que no estaban en la Constitución, el derecho de sufragio, la iniciativa popular, el referéndum, el derecho al ambiente. Hoy tenemos audiencias públicas, gente que quiere participar, autonomía como fue la de la Ciudad de Buenos Aires. Ahora la Constitución es más participativa.
- Usted aborda también cómo se gestó esa reforma...
- La reforma del '94 tuvo tres fundamentos básicos. Uno fueron los dictámenes del Consejo para la Consolidación de la Democracia; todo lo que tuvo que ver con el diseño del presidencialismo, atenuar el hiperpresidencialismo y fortalecer el federalismo. Segundo, la reforma provisoria del '72 influyó mucho en el Poder Legislativo, sanciones en comisión, el trámite de formación y sanción de las leyes, el veto. Pero después el constitucionalismo provincial, desde el '83, cuando se recuperó la democracia. Hubo sucesivas oleadas de reformas constitucionales provinciales y muchas aportaron, por ejemplo, los consejos de la Magistratura, el Defensor del Pueblo, las autonomías municipales (que fueron inventadas en Santa Fe). Pero también es necesario que las constituciones provinciales más antiguas se adapten a la Constitución Nacional porque, como decía Bidart Campos, la parte dogmática de la Constitución Nacional es un piso. Las provincias pueden ampliar los derechos de la Constitución Nacional, pero no pueden tener menos.
- Paradójicamente, Santa Fe es como un espejo invertido del proceso nacional de reforma, que fue impulsado políticamente para establecer la reelección. Aquí el tema de la reelección ha impedido todos los últimos intentos de reforma.
-Juan Bautista Alberdi decía que las constituciones eran como los andamios para los albañiles. O sea, no hay que reformarlas a cada rato, pero cada tanto sí. Hay que actualizarlas, y el derecho público argentino ha ido en un camino de mayor participación ciudadana. La Constitución Nacional ahora tiene reelección, con un límite de una sola consecutiva. La Constitución de Santa Fe está con el modelo anterior, que no admite la reelección consecutiva. Creo que sería importante un debate sobre esta cuestión, como han tenido las demás provincias. Hay que tener en cuenta también que nosotros tenemos una de las constituciones más antiguas del mundo. Francia tuvo cinco constituciones, porque tuvo cinco repúblicas. España recuperó la democracia en 1978 y no volvió a la Constitución de 1936, dictó una nueva. Nosotros respetamos mucho la nuestra por su carácter histórico, pero la hemos reformado. Y a la reforma del '94 mucha gente la resiste, pero fue una reforma hecha en democracia, y fue producto de un acuerdo político muy grande.
El constitucionalista participó del ciclo de charlas de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la UNL por los 30 años de la reforma, y fue presentado por la decana Claudia Levin.
El problema que tiene es que algunos temas han quedado muy abiertos, porque no se pusieron de acuerdo, lo remitieron a la ley, y faltan algunos leyes. Por ejemplo, la de coparticipación, nada más y nada menos. El trámite de los Decretos de Necesidad y Urgencia, también, entre otros temas que quedaron con una textura abierta. Pero eso a mí me parece positivo, porque el Derecho Público Provincial en Argentina es un derecho muy vivo.
- La reforma del '94 es una consagración formal de la política, pero a la vez la reivindica, en la medida en que fue un acuerdo lo que permitió que se lleve adelante.
- A eso lo explica muy bien Pablo Gerchunoff en su libro "El planisferio invertido". Alfonsín, que fue un protagonista de la transición a la democracia, tuvo un gran aporte a su consolidación; con aciertos y errores. Y tuvo otro gran episodio, que es la reforma del 94. En ese momento pagó un costo político importante, pero él fue a un acuerdo político.
Mire, las constituciones tienen formas rígidas o flexibles para reformarse. EEUU ha tenido varias reformas por el sistema de enmiendas, que vota el Congreso y después son ratificados por los estados. La nuestra es tan rígida que exige los dos tercios de las dos cámaras para poder habilitar una reforma constitucional. El piso es tan alto que las reformas han sido muy pocas en nuestra historia. Se habla mucho de la politización del Pacto de Olivos, que hubo intercambios políticos: Menem le cambió a Alfonsín la reelección por otras reformas, que Alfonsín ya había desarrollado desde el Consejo para la Consolidación de la Democracia, y aprovechó ese acuerdo político para llevar adelante. En eso tuve la oportunidad de trabajar con Carlos Nino, y lo hicieron muchas personas que hoy ocupan distintos lugares, como Daniel Sabsay, Carlos Rosenkrantz, Roberto Gargarella…. Era una época muy movilizadora: habíamos recuperado la democracia y se hizo un proyecto de reforma constitucional que fue el principal antecedente de la del '94.
- Ya que de todos modos iba a pasar, que sirva también para otra cosa…
- Claro. Yo cuando doy clases en la facultad de Derecho paso un video que hizo la Universidad del Litoral sobre la Convención. Y mis alumnos se ríen cuando ven a los actores políticos de esa época. Aparecen Pierri, Duhalde, Kirchner, Alasino, Romero Feris, Cristina Fernández, Jarovlawsky. Y se los ve ahí, negociando en los pasillos. Pero bueno, mi maestro Alberto Spota decía que el poder constituyente es poder político, que se vuelve jurídico al momento en que se hace norma. Hay que entender que la Constitución es una norma que está entre la política y el derecho. A partir de la Constitución empieza el derecho, porque todas las demás normas se tienen que adaptar a ella. Pero la Constitución nace siempre de acuerdo políticos. Nos cuesta verlos cuando somos contemporáneos, porque no hay cosa más difícil para un contemporáneo que entender su contemporaneidad.
Alberto Dalla Vía participó del ciclo de charlas de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la UNL por los 30 años de la reforma.
- Muchas de las reformas apuntaron a la representación o a la cuestión electoral: la elección directa, el tercer senador, la elección de senadores por voto popular, el balotaje…
- Yo que soy juez de la Cámara Electoral lo vivo de cerca. A las reformas políticas, casi todos los países las hacen cuando pasan de la dictadura a la democracia. Después, cambiar un sistema electoral es muy difícil, porque cada uno cree en el suyo. La reforma del '94 también fue importante por eso; empezando por la reelección presidencial. Y no solamente hicimos que sea por doble vuelta, sino que eliminamos el Colegio Electoral. Hay gente que hoy dice que hay que volver a ese sistema, porque hoy a las elecciones las define Buenos Aires, y que varios de sus municipios tienen más peso electoral que provincias enteras. Yo entiendo esos argumentos, pero cuando un pueblo avanza en democracia no tiene que volver atrás. Estados Unidos sigue manteniendo el colegio electoral y lo único que tiene son críticas todo el tiempo, y ya tuvimos los casos en que Al Gore sacó más votos que George Bush, pero fue presidente Bush. Hillary Clinton sacó más votos que Donald Trump, y Donald Trump fue presidente. O sea que Argentina avanzó en democracia. Nos puede gustar o no como funciona, pero yo creo que el problema que tenemos es otro, que es la distribución de la población en un país que la tiene hiperconcentrada en un pedazo tan chico del territorio. Es lo mismo que con la elección de senadores en forma directa, antes los elegían las legislaturas provinciales, y eso permitía en muchos casos sostener aristocracias provinciales, con gobernadores que pasaban a ser senadores elegidos por sus legislaturas y así conservaban el poder. Hoy los tiene que votar la gente, esas prácticas ya no están en Argentina, y no serían aceptables. Hoy la gentee demanda poder participar. Fíjese cómo vota la gente en Argentina. A pesar de todos los problemas, cada vez que hay una elección tenemos una alta participación, y la gente considera que votar es importante, que tiene realmente la posibilidad de tomar una decisión. Yo creo que la Constitución en eso permitió dar un gran paso adelante.
- ¿Y qué significa hoy la Constitución? ¿Algo que nos sigue protegiendo a los ciudadanos de los embates del poder, algo vulnerable que hay que proteger?
- Yo creo realmente que el pueblo argentino ha madurado mucho. Hay mucha insatisfacción en la Argentina; pero nuestros problemas son económicos. Creo que el déficit de nuestra transición ha sido económico. Alfonsín consolidó los derechos humanos, pero no pudo resolver los problemas de la economía. En la presidencia de Menem se avanzó en la transición en materia económica, la convertibilidad fue un buen momento para la Argentina, pero cuando se hicieron las privatizaciones y la reforma del Estado, si bien se llevaron adelante reformas importantes, se hicieron forzando los instrumentos jurídicos. No voy a decir vulnerando, pero sí forzando. Y hoy todavía el país paga las consecuencias en materia de seguridad jurídica. Entonces, a mí me parece que no hay ninguna duda de que el problema es la economía y que la sociedad está dispuesta, como lo viene demostrando, a soportar un esfuerzo para arreglarla. Pero no creo que la Argentina tenga que retroceder en los derechos que ha conseguido, porque la demanda de la ciudadanía es sobre la economía, no es sobre la política. En Argentina la política funciona mejor que en otros países. Tenemos elecciones ordenadas, limpias. Tenemos un Congreso que funciona, y que quiere funcionar, y que quiere ayudar. El legado de Alfonsín fue que los tres poderes funcionen, porque nuestro sistema es un sistema de frenos y contrapesos. Tenemos por supuesto deudas pendientes en muchos temas, como por ejemplo los vinculados a la corrupción. Por supuesto que la ciudadanía tiene una demanda sobre eso y la política también tiene una deuda moral en esa cuestión, pero no hay que confundir una cosa con otra. Creo que el hecho de que hoy tengamos que poner el esfuerzo sobre la reformas económicas, no significa que tengamos que resignar derechos que nos costaron mucho.
Perfil
Alberto Ricardo Dalla Via es doctor en Derecho Constitucional y Ciencia Política. Es docente de Derecho Constitucional en la UBA, miembro de las Academias Nacionales de Ciencias Morales y Políticas; de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires; y de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de España. Juez de la Cámara Nacional Electoral desde 2001 y autor de más de veinte libros y de más de doscientos artículos publicados en temas de Derecho Constitucional y Ciencia Política.
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