Qué hay en la base china de Neuquén, entre los rumores y la tensión geopolítica
Se instaló por un convenio de colaboración para investigación científica espacial. Pero el secreto que la rodea y la presión de EEUU alientan versiones de actividad militar. Qué dicen los convenios y por qué el gobierno adelantó que hará inspecciones.
Una inmensa antena de 13 pisos y unos 35 metros de diámetro, que pesa 110 toneladas y apunta al espacio, es el elemento sobresaliente que quiebra el paisaje desértico. Gentileza Newsweek
"Es el último día del año nuevo chino y los detalles con guirnaldas rojas para el festejo no están en Beijing sino que se observan en Quintuco, en un paraje remoto e inhóspito de 200 hectáreas cerca de la cordillera neuquina, donde se erige una imponente obra de ingeniería: una parábola gigante que con toda su estructura de engranajes pesa unas 450 toneladas y con la que China buscará conquistar primero la Luna y, en un futuro no muy lejano, Marte".
Con esas palabras, la agencia Télam, en una nota firmada por Marta Laudonia reproducida por varios medios del país, daba cuenta en febrero de 2017 de la culminación de las obras de construcción de la estación espacial china ubicada en la provincia de Neuquén. La estación fue el resultado de un convenio que involucró a los dos países, a la provincia anfitriona y a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae).
Las puertas de las instalaciones fueron abiertas al periodismo en esa ocasión, y la crónica registraba que se trata de "una inmensa parábola de unos 35 metros de diámetro que pesa 110 toneladas. En su emplazamiento el suelo es desértico, las napas de agua están secas y hay muy poca vegetación; el pueblo más cercano es Las Lajas, a unos 58 kilómetros". Y también que "al llegar no se divisa presencia militar".
El registro adquiere particular resonancia hoy, siete años después, cuando la naturaleza de las actividades que allí se realiza fue puesta en duda (o más bien, en tela de juicio) por el gobierno de Estados Unidos. El tema estuvo en la agenda del encuentro que mantuvieron en Ushuaia el presidente Javier Milei y la generala del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson. En simultáneo, el embajador de EEUU en Argentina, Marc Stanley, manifestó, en declaraciones a La Nación, su sorpresa por el hecho de que "la Argentina permita que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué".
Argentina permita que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén. Gentileza CONAE
"Por supuesto que vamos a entrar, vamos a garantizar que las actividades que se realicen estén en el convenio", anticipó a la vez el ministro de Defensa de la Nación, Luis Petri, en una entrevista con el canal Todo Noticias donde anunció que se hará una inspección en la base.
En cualquier caso, la Embajada de China en la Argentina salió a aclarar en comunicado que "la Estación de Espacio Lejano en Neuquén es una instalación de cooperación tecnológica espacial entre China y Argentina. En lugar de los llamados militares mencionados, los científicos tanto de Argentina como de China tienen acceso al uso de esta estación para investigación científica".
"Entendemos que la actividad es meramente científica y de investigación. De todas manera se se haran las inspecciones técnicas que sean necesarias", corroboró este viernes el vocero presidencial Manuel Adorni, en la habitual conferencia de prensa.
En la misma ocasión, descartó que esto pudiera redundar en un conflicto con China, por cuanto "no nos vamos a alejar del convenio". Y, al mismo tiempo, dejó en claro el alineamiento del país: "Nuestro aliado va a ser Estados Unidos, así como Israel. Estamos parados en el siglo XXI y alejados de gobiernos de dictadores o que se aparten de las buenas prácticas que pregonamos". Y añadió: "Hay una confusión desde la campaña: no tenemos ningun inconveniente con China y cada uno es libre de comerciar con el país que se le ocurra. Pero nuestro alineamiento va a ser con Estados Unidos y con Israel".
Según consigna Chequeado en su página web (chequeado.com), la estación está instalada en Bajada del Agrio, una localidad de 800 habitantes en el departamento de Picunches, a 250 kilómetros de la capital de la provincia de Neuquén. Es la primera instalada por China fuera de su territorio. Es un predio de 200 hectáreas, cedido para este fin por 50 años, con una antena parabólica de 35 metros de diámetro "dirigida fundamentalmente a misiones denominadas de espacio profundo, ubicadas a distancias que superan los 300.000 km de distancia de la Tierra", tal como explica la CONAE en su página web.
En el acuerdo se estableció que la CONAE obtiene el beneficio de acceder al 10% del tiempo de uso de la antena para el desarrollo de proyectos de investigación científica nacional y de cooperación regional e internacional. Además, la CONAE tiene la posibilidad de instalar equipos en el predio para la realización de proyectos de interés para la Argentina. En 2019 la CONAE informó que investigadores de la Comisión y del Instituto Argentino de Radioastronomía habían comenzado a realizar observaciones radioastronómicas.
Chequeado precisa que la estación brinda soporte de telemetría, seguimiento y control de las misiones del Programa Chino para Exploración de la Luna (CLEP, por sus siglas en inglés). En operación desde abril de 2018, es una de las 3 estaciones en el mundo, junto a otras 2 que están en China, dedicadas a dar soporte terrestre a la misión Chang'E 4, que descendió en la cara oculta de la Luna en 2019, y a Chang'E 5, que exitosamente trajo muestras lunares de regreso a la Tierra en 2020.
La presencia de los chinos en ese lugar no tardó en dar pie a sospechas e incluso denuncias de que allí se estarían llevando a cabo acciones de tipo militar. Sobre todo por el marcado secretismo que rige la actividad que allí se desarrolla, y de la cual brinda un pormenorizado registro un informe especial de Newsweek Argentina recientemente publicado, luego de periodistas de la publicación recorrieran las inmediaciones y hablasen con los lugareños.
"Llegás hasta el alambrado pero no podés ingresar porque eso es territorio chino. En un país donde existen leyes de Acceso a la Información nos encontramos con una base que no sabemos qué actividad realiza. Además, se habían comprometido a cederle a la provincia para que pudieran utilizarlo y eso nunca se ha cumplido", asegura en esa nota la ex diputada provincial Beatriz Kreitman, una de las que en su momento se opuso a la instalación de la base.
Pero más allá de las suspicacias que alientan el sigilo y las restricciones, no hay elementos a la vista que pongan en evidencia propósitos no declarados de las instalaciones. "Lo que se ve dentro de la base, no alimenta demasiadas teorías conspirativas: los espacios de trabajo son grandes oficinas llenas de computadoras, y varios servidores tamaño heladera. En cuanto a la seguridad interna, no se ven uniformados ni gente armada, apenas personal de maestranza que abre los portones enrejados a cualquier visitante autorizado, por ejemplo, los científicos de la CONAE que concurren periódicamente a la base, aunque con menor frecuencia que la que el convenio les habilita", sostiene el artículo de Newsweek.
En cualquier caso, las sucesivas visitas en distintas gestiones de gobierno no bastaron para desactivar las diferentes versiones circulantes sobre los verdaderos objetivos de la estación de Neuquén, partiendo de la base de que la antena perfectamente podría tener uso dual (pacífico y militar). Se afirma también que podría tener capacidad de intercepción de satélites y que las instalaciones están controladas por una agencia espacial que reporta a la milicia de Xi Jinping. La cercanía con Vaca Muerta tampoco ayudó en ese sentido, y mucho menos la pública presión del gobierno de Estados Unidos, en el contexto de un marcado alineamiento geopolítico de la actual gestión argentina. La inspección confirmada por Petri apuntaría a verificar si se cumplen todos los extremos de los convenios firmados. Que pueda servir para despejar o fortalecer dudas ya es otra cosa.
El funcionamiento de la base china se apoya en tres convenios que, junto a otras medidas administrativas y marcos normativos internacionales, otorgan un marco estrictamente científico a lo que ocurre allí.
El 20 de julio de 2012, la Agencia Estatal China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites (CLTC, por sus siglas en inglés) firmó un acuerdo con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), el organismo argentino con competencia en esta temática, para establecer las condiciones que rigen para la implementación de instalaciones "de seguimiento terrestre, comando y adquisición de datos, incluida una antena para investigación del espacio lejano en la provincia de Neuquén", consigna el sitio Chequeado.
Cinco meses después se firmó un segundo acuerdo. En este caso, lo firmaron la CLTC, la CONAE y la provincia de Neuquén, con el mismo fin. En 2014 se aprobó otro "acuerdo de cooperación". En este caso fue directamente un acuerdo entre los 2 gobiernos, el argentino, con Cristina Fernández de Kirchner (Frente para la Victoria) como presidenta, y el chino, con Xi Jinping como mandatario, para instrumentar los beneficios impositivos, aduaneros, migratorios y consulares de los acuerdos firmados en 2012. Este acuerdo debió ser refrendado por el Congreso de la Nación, que lo transformó en ley en febrero de 2015.
En 2016, durante el gobierno de Mauricio Macri (Cambiemos), la Argentina y China firmaron un "protocolo adicional" al acuerdo suscripto en 2014. Allí se estableció que el acuerdo "se implementará exclusivamente con miras al uso civil en el campo de la ciencia y la tecnología, y la información resultante de sus investigaciones de ninguna manera podrá ser utilizada con propósitos militares".
No obstante, en la gestión del Frente de Todos se explicaba que tanto la Argentina como China son firmantes del "Tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes", de 1967, que establece como principio esencial el uso pacífico de las actividades espaciales.
"Por ende, ejecutar y sostener, en la práctica, acciones contrarias a dichos postulados, implicaría la violación de las reglas del derecho internacional, escenario impropio desde varios puntos de vista, a saber: en términos políticos, en términos jurídicos (siendo que daría lugar a la rescisión directa), y también en términos técnicos, ya que, además, las frecuencias autorizadas por las Autoridades de Aplicación de nuestro país no son de uso militar", señaló la Jefatura de Gabinete en uno de sus últimos informes al Congreso en 2023, ante una consulta de un legislador por presuntos incumplimientos del no uso militar de las instalaciones.
El mismo informe señala que existe un "control y supervisión permanente sobre el predio" por parte de la CONAE, el Enacom y la provincia de Neuquén, "con visitas permanentes a la estación, el intercambio de documentos informativos de diferente tenor, la coordinación de actividades conjuntas", aunque aclara que "no conllevan una auditoría en términos de la conceptualización clásica de la misma", sino que "el control se trasunta en un control colaborativo inter-partes, para la consecución de los objetivos primarios de dicha cooperación".
La Unión Europea (UE) a través de la Agencia Espacial Europea (ESA) tiene instalada una base de seguimiento de satélites en la localidad de Malargüe, provincia de Mendoza, de idénticas características de la estación china en Neuquén, que la Argentina habilitó en 2012 y por 50 años, sin que nadie la cuestione.
Por medio de un detallado informe, el sitio Mendoza Today da cuenta de las características, objetivos y contraprestaciones acordadas entre la Argentina y la UE, que tiene una gran similitud con el convenio que se realizara con Beijing y que tanto cuestiona Estados Unidos y parte de la dirigencia nacional.
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