Lunes 29.5.2023
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Basta con conversar unos minutos para advertir que a Antonio Bonfatti no se le notan los años en lo que importa, en su cabeza, sin canas ni barreras mentales para aceptar los desafíos que impone la actual realidad política de Santa Fe. "Hay que tomar más mates y juntarse a hablar", resume respecto de lo que debería suceder una vez terminado el proceso electoral, con el aval de "51 años de militancia".
Como es nacido en el '50 con ese número, redondo como su calva, se calculan fácil sus próximos 73. Cuando los cumpla, el próximo primero de diciembre, ya estará definido el nuevo mapa político de la Provincia: las elecciones generales se celebrarán el 10 de septiembre y 3 meses después será el momento en que el nuevo gobernador le hable a las Cámaras en su discurso de asunción. Sin embargo, lo que suceda antes, el 16 de julio en las Paso, determinará cómo será ese festejo que tal vez sea doble para el ex gobernador.
La voz grave y la mirada penetrante lo preceden, como siempre. También su gestión, pero prefiere más hablar del futuro que de lo que pudo y de lo que no pudo hacerse durante los tres gobiernos del Frente Progresista, Cívico y Social a los que describe como una continuidad, como eslabones necesarios. Ahora se busca engarzarlos con un acuerdo aún mayor, el del ex Frente Progresista con Juntos por el Cambio. Bonfatti, un "constructor de acuerdos", fue ministro político de Hermes Binner (1943-2020), y asumió luego las riendas de la provincia entre 2011 y 2015. De inmediato presidió la Cámara de Diputados durante los cuatro años de Miguel Lifschitz (1955-2021).
Evoca las Asambleas Ciudadanas como método de construcción política institucional y también las juntas de seguridad que por primera vez se celebraron en aquellos gobiernos. No le sorprende que se hayan borrado esas instancias de participación, y lamenta: "el actual gobernador se ha encerrado, no tiene contacto con la gente, ha preferido una confrontación permanente que no permite construir. Si algo ha caracterizado al gobernador actual es atacar al otro. Ahora, a meses de terminar su gestión convoca a hablar sobre la inseguridad… Es tarde." Afirma que no importa tanto cuál sea el primer proyecto de ley que presente cada futuro diputado provincial, sino la actitud con que llegue a la banca. "Para todos lo mas importante es que recuperemos la capacidad de dialogar, de encontrarnos, de tener acuerdos", subraya.
El ex gobernador habló mano a mano con El Litoral. Crédito: Guillermo Di Salvatore.Orgánico
Con 51 años de militancia y una trayectoria que incluye los cargos más altos en la ciudad de Las Parejas, en el gabinete municipal de Rosario, en la provincia y en su partido, habla del primer gobernador socialista cuando se le pide que nombre a un referente. No duda en explicar que "fue Hermes quien nos enseñó a prepararnos, a tener programas de gobierno y a estudiar para llevar adelante nuestras ideas". El médico que se radicó en Las Parejas durante la dictadura militar -un exilio interno que buscó bajar su exposición en Rosario- sostiene que confía en el programa de gobierno escrito y consensuado que tiene el frente Unidos para Cambiar Santa Fe. Reivindica esa construcción y subraya que el esfuerzo extra que ha significado acordar una síntesis desde distintas miradas política va a fortalecer a la provincia.
Comenta que vive "con dolor" la crisis del PS, que en parte se expresa en que haya dos listas distintas para diputados provinciales (la suya y la que encabeza Clara García) y más aún en el fracaso por falta de quórum del congreso del socialismo. "Se necesita mucho diálogo también dentro del partido, debate genuino, no se puede ignorar al otro. Suponer que el otro no existe. Se trata de encontrarnos, todos sostenemos los mismos principios y considerar que somos un conjunto: con experiencia unos, muy nóveles otros. Quiero ser diputado para volcar esa experiencia. Vimos un vacío de propuestas en ese sentido y también contamos con gente muy joven en la lista: hay un mix equilibrado, necesario, de territorio, trayectorias y juventud", destaca.
Explica que pasó los últimos cuatro años "escuchando a la gente, recorriendo la provincia, conversando con intendentes y presidentes comunales amigos, con Emilio (Jatón) en particular aquí en Santa Fe, con Alberto Ricci en Villa Gobernador Gálvez, también estudiando mucho y buscando cómo dar una respuesta". Hizo solo de médico de familia (de la suya), sin dejar su mesa de carpintero. Cuenta que sigue juntando los clavos que se encuentra en la calle (lo hacía cuando era gobernador) o lo que pueda recuperarse con la garlopa, más varias horas de lija y pensamientos para adentro. Heredó de su padre el gusto por la buena madera que asegura que se puede reconocer por su perfume. Hoy su olfato y su compromiso con la corriente del socialismo que lidera lo llevaron a ser otra vez primer candidato a diputado provincial con la lista "Acuerdo Progresista". Indica que el nombre no es casual: "no abandonamos nuestros ideales, valores y prácticas políticas", expresa.
Un mapa de necesidades
En cuanto a la Provincia, describe: "Veo una tristeza muy grande, una enorme decepción, no merecen los santafesinos estar así. Sufrir indicadores de pobreza que llegan al 52% de los niños y los jóvenes. Con tanta violencia, en especial en Rosario. Vemos que se han perdido muchas de las cosas que habíamos logrado en estos tres gobiernos progresistas, en Educación, en Salud, en el apoyo a las Pymes, se han abandonado todas las políticas sobre las energías renovabels. Hay un retroceso sobre la planificación y en la gestión ambiental. Veo con mucha preocupación lo que pueda suceder en los Bajos Submeridionales con 5 millones de hectáreas: no se puede transformar un humedal en un área productiva. Solo ciertas producciones son posibles, hay algunos que vendieron la ilusión de un mar de soja en esa región y eso no es real. Santa Fe tiene que recuperar su potencial de transformación de la actividad primaria, agregar valor a la producción; el país no puede vivir solamente de commodities", advierte.
Repasa políticas y las confronta con la realidad actual. "El Vuelvo a Estudiar había logrado la vuelta al aula de 18 mil jóvenes, había una especie de preceptor cada 15 chicos que seguía los casos, pero ya no existe. Es totalmente negativo el plan actual de trayectorias en el secundario que prácticamente impide que un chico repita el año. La escuela tiene que exigir, que alentar y que promover. Como en todos los órdenes de la vida se debe premiar el esfuerzo y se deben igualar las oportunidades: estimular el mérito con equidad", define.
Seguridad
"Ahora desde el gobierno provincial se 'descubre' que el narcotráfico es un asunto sobre todo del Estado federal. Nosotros siempre planteamos que era necesario articular entre Nación, Provincia y Municipio, pero nos dieron la espalda. Lamentablemente, las políticas de fondo de la provincia para enfrentar la violencia narco se han abandonado. Terminaron con el Plan Abre, del que en Rosario se demostró en un informe del Observatorio Social de la Iglesia que bajaban los índices delictivos en la medida en que se proveía a los barrios más carenciados de servicios públicos, de oportunidades y de una articulación que también debe ser con la escuela, con las vecinales, con los clubes, esa labor se ha abandonado", aseguró.
Entiende que desde la Legislatura se debe dar una respuesta inmediata: "en 2005 hubo un quiebre que fue la reforma de la estructura policial, complicó las cosas. Le rompió la estructura vertical a la fuerza, hay que mejorar esa legislación para tener otra vez dos cuadros de formación, con una cadena de mandos".
Los días en que Cristina "le dio la espalda a Santa Fe"
Hay autocrítica en Antonio Bonfatti cuando expresa que los cuadros del socialismo se prepararon para los grandes temas de la provincia en cuanto a su producción, sus deudas sociales a saldar con políticas públicas, en cómo mejorar la gestión cultural, modernizar y asegurar la educación e invertir también en salud para garantizar derechos, "pero nadie estuvo preparado para la escalada de la violencia que tuvimos que enfrentar".
"Nos preparábamos en los Centros de Estudio para los grandes asuntos, pero nadie imaginó que podríamos pasar por la experiencia de que te baleen tu casa porque metimos presos a los jefes de las bancas más pesadas de Rosario", señala.
"En nuestro gobierno asumimos con una tremenda sequía y luego hubo una grave inundación y entiendo pudimos responder a esas circunstancias, y con un perfil progresista. No pensáblamos que íbamos a estar sumergidos en una espiral de violencia. Fue muy duro cuando la presidenta de la Nación ninguneó a Santa Fe. Denunciábamos que en los 28 puertos desde Villa Constitución a Timbues hay un lugar de ingreso de las drogas pero no fuimos escuchados", recuerda.
El Litoral le pregunta ¿cuál fue la decisión más difícil?, en su extensa trayectoria como concejal e intendente de Las Parejas, secretario de Salud de la Municipalidad de Rosario, diputado provincial, jefe de bloque del PS, ministro de Gobienro de Binner, gobernador, presidente de la Cámara de diputados, presidente del Partido Socialista. El ex mandatario provincial responde siempre como lo que es: un hombre de Estado, además de un precandidato en campaña electoral.
"Los episodios más difíciles los tuvimos cuando la entonces presidenta de la Nación no recibió al gobernador de Santa Fe. Cuando Cristina le dio la espalda no a Antonio Bonfatti, sino a la Provincia de Santa Fe". Habla de "la soledad más absoluta en la Casa Gris", mientras se necesitaba del auxilio de la Nación ante un motín policial en la provincia, que no contó con la ayuda inmediata de las fuerzas federales.