Lunes 10.5.2021
/Última actualización 16:05
El ex gobernador socialista Antonio Bonfatti, recordó a su sucesor Miguel Lifschitz. Durante la gestión de este último, Bonfatti ejercía su rol como presidente de la Cámara de Diputados. Protagonizaron varias disidencias, pero "siempre tuvimos objetivos comunes", aseveró. En diálogo con El Litoral, instó a seguir el legado de Lifschitz, y a fortalecer el Frente Progresista.
"Siento un dolor muy grande por alguien con quien teníamos una relación de más de cuarenta años trabajando siempre por los demás, por los santafesinos, por los rosarios en su momento. Una personal cabal, honesta, ética. Un luchador incansable; alguien que nunca se agotaba de buscar cosas y proyectos nuevos, y con un futuro en el que tenía mucho para seguir construyendo. Siempre con ideas renovadas, convocando gente, viajando para buscar y aprender de otras experiencias, con esa fuerza que lo caracterizaba. Una enorme pérdida, desde lo humano, desde lo afectivo, pero también desde la política", expresó.
- ¿Cómo imagina el futuro del Socialismo, tras la pérdida de dos líderes importantes como Hermes Binner y ahora Miguel Lifschitz?
- Bueno, pero hay que seguir trabajando con nuestros principios, ideales y militancia al lado de la gente, participando y llevando siempre propuestas, construyendo; y cuando hay disidencia en algo, llevar una propuesta alternativa. No vamos a cambiar nuestro perfil ni nuestra forma de ser. Obviamente, que nuestros liderazgos cuando se pierden se sienten muchísimo, pero surgirán otros, con más fuerza y con el ejemplo que nos dejó Miguel.
- ¿Que le resaltaría como principal virtud?
- Su capacidad de trabajo, enorme e incansable. Era de recorrer pueblo por pueblo y transpirar las 24 horas del día; pensar cosas nuevas. Lo recuerdo por allá por los ochenta cuando empezábamos con el Centro de Estudios de Rosario, y nos animábamos a pensar una ciudad diferente, con los centros de distrito, los parques, las grandes avenidas; una ciudad de cara al río. Y después, pensar en la provincia, empezar a trabajar con planos, libros, viajando para conocer la realidad de boca de la gente. Todo eso fue una cosa colectiva que nos llevó décadas de construcción, pero hay que seguir por ese camino.
- Y en esa construcción había también una proyección nacional con su figura…
- Obviamente. Pero no tenemos que debilitarnos. Hay que seguir adelante; siempre es así. No queda otra; cuando se producen estas grandes pérdidas como la de Hermes, la de Elida Rasino, la de Mónica Bifarello, ahora Miguel, siempre hay que levantar la cabeza y tomar sus ejemplos para fortalecerse. Miguel tenía una gran proyección porque era el líder de la oposición en ese momento, pero también pensando alternativas para un tercer espacio a nivel nacional para hacerle frente a esta grieta que tanto daño nos está haciendo a los argentinos.
- Lifschitz, como líder de la oposición, lograba contener a todos en el Frente Progresista. ¿Temen que pueda dispersarse, ahora?
- No, porque estamos hablando de partidos y organizaciones sociales que somos parte de un proyecto común. Yo creo que hay que seguir dándole encarnadura a ese proyecto. Sumar voluntades, obviamente; están siempre las puertas abiertas para sumar. Nosotros empezamos tres partidos y hoy somos ocho; se incorporaron organizaciones y gente de mucha valía en términos individuales, desde los barrios hasta los profesionales. Si algo nos ha caracterizado es no sumar desde el sesgo partidario, sino desde las voces que más conocen una provincia o un tema específico del país o de una ciudad. Eso es lo que ha caracterizado al Frente.
- ¿Cuál sería su mensaje puertas adentro del Frente?
- Fortalecerlo, se llame como se llame; y sumar más voluntades para seguir construyendo una Santa Fe con más igualdad.
- ¿Hay liderazgos actuales que puedan sustituir al de Lifschitz o deberán surgir nuevos?
- Hay muchos referentes; indudablemente, en la medida en la que hay un líder, ocupan otro plano. Pero esos referentes tienen que ir tomando el lugar naturalmente; éstas no son cosas forzadas. Esto será sin una mano y sin un dedo que digite un nombre; surgirá de la misma militancia.
- Hubo una etapa de roces con Lifschitz. ¿Cómo era en las diferencias? ¿Facilitaba los acuerdos?
- El objetivo era siempre el mismo; a veces, uno elige caminos diferentes en determinadas cuestiones. O cree que tal persona puede ayudar y el otro piensa que no. Pero no era más que eso; siempre tuvimos coincidencias en cuanto a nuestros objetivos. Incluso en la última confrontación en el partido estuvimos trabajando juntos. Eso demuestra que no teníamos diferencias profundas, para nada.
"En el Socialismo hay muchos referentes que en la medida que hay un líder, ocupan otro plano. Esos referentes tendrán que ir tomando su lugar naturalmente, sin forzar y sin digitar"