Durante la sesión homenaje a Miguel Lifschitz en la Cámara de Diputados abundaron anécdotas de encuentros, desencuentros pasajeros, reuniones y el contacto del socialista con la política. Así el radical y ex ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro, resaltó que en cada momento complicado de su gestión, siempre estuvo a su lado y lo respaldó, incluso en reuniones de planificación de domingos a la noche. Ariel Bermúdez (Creo) lamentó no haber participado de los varios asados donde estuvieron colegas suyos como Julián Galdeano y Federico Angelini y dijo que quedó pendiente para cuando se encuentren en el cielo.
El opositor Ricardo Olivera recordó que llegó a la presidencia del PJ casi al mismo momento en que Lifschitz llegó a la Casa Gris. Recordó una fuerte crítica que le hiciera. A los pocos días llamó al ministro de Gobierno, Pablo Farías, por un tema político y el ministro le dijo que lo llamara a Miguel. "No lo voy a llamar, lo cuestioné muy duramente" le dijo el justicialista. "Llamalo" insistió Farías. Cuando lo llamó, el gobernador dio por superado el entredicho y lo invitó a tomar un café al día siguiente a su despacho.
Una anécdota similar narra la hoy funcionaria y ex concejal local Marcela Aebherdat quien desde la banca había cuestionado una política del gobierno provincial en la ciudad. Fue Lifschitz quien tomó el teléfono e invitó a la edil a charlar el tema.