Candidato que vota sonriente, esa foto que resiste al tiempo
Los postulantes políticos lo asumen como un hábito, lo valorizan y acuerdan horarios entre ellos para no superponerse. Para el periodismo, es un clásico ineludible y necesario de cada domingo electoral. ¿Qué esconde esa tradición?
Candidato que vota sonriente, esa foto que resiste al tiempo
Desde hace décadas se naturalizó, en cada jornada electoral, la imagen sonriente del candidato en pleno acto de votación, posando para los flashes. Cambian los postulantes, cambian las agendas temáticas, cambian los sistemas electorales, pero esa postal resiste el paso del tiempo, y no solamente en Argentina.
Ese convenio tácito se renueva, una y otra vez, cada dos años: los candidatos lo practican y el periodismo los cubre y amplifica.
Se aprecia cómo los candidatos, que compiten sin contemplaciones en la campaña, a veces a los codazos, acuerdan sin problemas entre ellos para que todos los medios de prensa cuenten con el lapso suficiente para cubrir ese acto de la votación, que tiene un sentido simbólico y, a la vez, estratégico.
En sus declaraciones, tras la foto, algunos candidatos políticos se extralimitan, al menos merodean la ilegalidad, pero en general, esos breves mensajes son utilizados correctamente, para mostrarse ante sus posibles votantes, reafirmando su compromiso con la democracia y fortaleciendo su imagen pública.
Sin dudas, con la amplia cobertura de medios que transmiten en vivo, como radios, TV o plataformas digitales, o los que lo hacen sólo unos minutos más tarde, desde portales web y redes sociales, todos se las ingenian para explotar al máximo esas potencialidades. Y si no es para sacar ventajas, al menos se hace para no perder terreno.
Tal vez no sea casual que la votación de los principales candidatos sea por lo común en la mañana, seguramente en busca de comunicarse con una mayoría de electores que, a esas alturas, aún no concurrió a los locales de votación.
Desde el lado del periodismo, es innegable la dificultad de sostener el interés de las audiencias en una maratónica jornada que se abre a las 8 de la mañana, por lo general con (malas) noticias relacionadas con dificultades en la constitución de las mesas, y luego las novedades relevantes se ausentan por unas 10 o 12 horas; entonces, la paulatina aparición de los candidatos más conocidos, votando a lo largo del domingo, contribuye a captar la atención ciudadana, al menos hasta pasado el mediodía.
Más allá de las estrategias, hay valores simbólicos que exceden las banderías partidarias, y uno de ellos es que, al votar públicamente, los candidatos exhiben su compromiso con el proceso democrático, el deseo de representar a la comunidad y su respeto por el derecho al sufragio, en una acción que apunta a fortalecer la confianza de los votantes en el sistema y promover la participación cívica.
Además, los postulantes, de izquierda a derecha del espectro ideológico, muestran que están dispuestos a someterse a las reglas, lo cual puede servir como un ejemplo para sus seguidores y ciudadanos en general.
Uno de los candidatos venadenses que se presenta este domingo en las elecciones municipales aseguró que, en el caso de su fracción política, en ese momento indescriptible de la votación que capta la prensa, no lo moviliza “una estrategia”, sino el objetivo de “transmitir la alegría de un voto pleno de convicción y de esperanza, como contraposición a lo que tantas veces se ejercita por obligación y desde un cierto desencanto anticipado”. Y resumió: “En esa sonrisa de la fotografía y en las declaraciones, busco expresar la ilusión de que las cosas pueden ser distintas a partir de la revalorización y la humanización de la política”.
Por su parte, un ex concejal de la ciudad consideró que, incluso en veda electoral, “esa instancia de la votación es el último acto publicitario lícito de campaña, donde todavía el candidato puede persuadir a un votante. Eso no creo que lo pierda de vista nadie”, supuso. Por otro lado, desde una sensación más personal, reflexionó que “ese acto de votación ante las cámaras suele ser una expresión de festejo de la democracia, de valorizarla, ejercerla, la hora del pueblo, más allá del resultado. De transmitir su importancia, de contagiar, de manifestar en ese momento que el voto del candidato vale igual que el de cualquier vecino”.