Por disposición del Ministerio de Salud de la Nación, los departamentos Rosario y La Capital ingresaron desde este lunes 17 de mayo a la categoría epidemiológica de "alarma sanitaria". Dicha clasificación se estipula cuando grandes aglomerados urbanos, departamentos o partidos de más de 300.000 habitantes, poseen una incidencia definida como el número de casos confirmados acumulados de los últimos 14 días por 100.000 habitantes, que es igual o superior a 500. También se tiene en cuenta el porcentaje de ocupación de camas de terapia intensiva que se ubica por encima del 80 %.
El dato fue confirmado a El Litoral por la titular de la cartera sanitaria, Sonia Martorano. El efecto práctico más resonante de esta clasificación es la suspensión de las clases presenciales en todos sus niveles. Así sucedió cuando Rosario ingresó por primera vez a ese status, junto al departamento San Lorenzo. En aquella oportunidad, el gobernador resolvió dicha suspensión por una semana, y gestionó luego con Nación la reapertura de las aulas. Con ese antecedente, las autoridades provinciales analizaban la posibilidad concreta de cerrar las escuelas en el corto plazo y por un período determinado, en las localidades de los dos departamentos citados.
El gobierno nacional establece una suerte de patrón con una serie de medidas restrictivas que deberán adoptarse cuando un distrito ingresa a la situación de "alarma sanitaria". Además de las clases presenciales, también estipula una fuerte restricción en la circulación -había sido a partir de las 19, cuando la situación se había dado para los departamentos Rosario y San Lorenzo-, y ello conlleva, por ejemplo, el cierre de la gastronomía nocturna. Otra posibilidad que se discutió este lunes, a instancias de un planteo de los intendentes, era disponer una restricción prácticamente total de la circulación -sólo se permitiría el desplazamiento caminando-, durante todo el fin de semana.
El rango epidemiológico de estos aglomerados -Rosario y La Capital- irrumpió en una jornada repleta de reuniones para definir futuras restricciones en el marco de una situación sanitaria definida por los propios funcionarios del área como "hipercrítica". Así lo refrendaron frente al gobernador los directores de hospitales públicos, que directamente reclamaron volver a foja cero o restringir la circulación a la mínima expresión.
En diálogo con El Litoral, el ministro de Trabajo, Juan Manuel Pussineri, admitió que se está frente un sistema sanitario "estresado", pero negó que se trate de una situación de "colapso". El diagnóstico es preocupante, de todos modos. Por ello, a la reunión con referentes de los nosocomios públicos, le siguió una primera conversación de ministros y el propio gobernador con los intendentes de las principales ciudades. La conversación será retomada este martes, y se definirá sobre la marcha si vuelve a ser convocado el Comité de Expertos. El anuncio de medidas será en las próximas horas; incluso, antes del viernes, día en el que opera el vencimiento de las restricciones vigentes.
Si bien las voces que se oyeron desde el sistema sanitario reclamaron casi de manera unánime una medida de shock que garantice inactividad prácticamente total por un período de tiempo breve y acotado, el gobierno se inclinaría por restringir la circulación pero clausurando la menor cantidad de actividades posibles. En ese sentido, se evaluaba no afectar la producción industrial y concentrar el funcionamiento del resto de los rubros en una franja horaria más comprimida. Y desde hora más temprana, restringir la circulación.