Carlos Clemente: “La pandemia y la crisis económica significaron grandes desafíos para la política”
Crédito: Gentileza
Miércoles 1.6.2022
13:28
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El presidente del Foro de integración y desarrollo regional, gestión gerencial pública y privada de la U.N.R., Carlos Clemente, se refirió a las dificultades que se presentan en la gestión estatal y a cómo muchas de ellas quedaron expuestas durante los actuales tiempos de Pandemia y crisis económica.
-¿Cree usted que la Pandemia tuvo un fuerte impacto en la política?
-Sin lugar a duda, se plantearon grandes desafíos para la política. No solo para la dirigencia y autoridades de turno, sino también para las estructuras de administración pública en sus tres niveles (nacional, provincial y municipal), mano ejecutora de toda decisión de carácter gubernamental. La gestión de los recursos disponibles, las líneas de mando, los canales de comunicación internos y externos, todo fue superado por la realidad imperante, mientras la frustración de la ciudadanía crece al no ver sus contribuciones reflejadas en servicios públicos de calidad.
La mismísima palabra “organización” fue puesta en tela de juicio. Ante esta marcada complejidad no deberíamos caer en el análisis simplista, si lo que se busca es una respuesta superadora al problema. Pero tampoco resultaría difícil identificar por donde puede aflorar una solución. En este sentido soy optimista de las señales y caminos que se vienen marcando.
A casi de tres años de una gestión nacional y provincial, ¿qué mirada sobre la inseguridad en la provincia tiene desde su rol social?
Primero antes que el rol social, lo veo como ciudadano y como un dirigente que recorre la bota provincial de este a oeste y de norte a sur. Creo que sí hay algo que no hay es orden y paz. Sería hipócrita de mi parte si pensara o dijera que todo está bien. Me reservo mi opinión sobre mucho sobre esta problemática, pero las estadísticas hablan por sí solas.
-¿Cuál considera que es el mejor camino para mejorar el vínculo entre el sistema político y la ciudadanía?
-Siempre me resultó interesante el término “gobernanza” para pensar en lo que hace falta, porque reúne gran parte de las cualidades que hoy se han transformado en claves. Haciendo referencia a la eficacia, la eficiencia y el equilibrado nivel de intervención del estado en la sociedad civil para la optimización del manejo de los recursos, la gobernanza termina traduciéndose en “mejor gobierno”. Y creo representar a una gran mayoría al decir que el primer paso debe promoverse desde las altas esferas de poder.
Complementariamente esto nos lleva a pensar en el déficit en materia de gestión gerencial que presenta nuestro país y que trasluce su historia contemporánea de recurrentes crisis institucionales. La falta de rumbo, la ausencia de un trazado administrativo estratégico que tenga metas claras y concisas a las cuales llegar es, quizás, el ojo de la tormenta que no nos permite avanzar y nos sostiene en ciclos de estancamiento. Y acá sí aparece la necesidad de una dirigencia partidaria capaz, sensata y conciliadora en sus diferencias. Para el caso, “gestión gerencial” termina traduciéndose en “mejor administración”.
-¿Cree usted que la pandemia colaboró en visibilizar problemas ya existentes dentro de la administración pública?
-Por supuesto, podemos decir que la actual pandemia de Covid-19 dejó en evidencia, en vacío nuestras carencias en materia de gobernanza y gestión gerencial, profundizando muchas de ellas. El control remoto de la administración pública quedo al descubierto en la pandemia, no tuvo respuestas. Debe modernizarse de manera actual, readaptar los recursos humanos y también de conducción.
La política no queda al margen de esto, de hecho, se vio de manifiesto que varios funcionarios daban pasos al costado en distintas esferas porque la pandemia cambiaba todos los paradigmas y hasta por una cuestión cronológica no daban respuesta o el escenario los paralizaba.
Si bien quedó claro especialmente en el terreno de la sanidad, esto podría ser aplicable a cualquier otro campo. Si no se dispone de los órganos ejecutores idóneos, cualquier medida que se decida aplicar resultará insuficiente. Sin cambios que apunten a mejorar este problema estructural organizacional del Estado argentino no se pueden esperar mejores resultados en la política pública. Es claro que no se está del lado de la gente.
El camino es arduo y todavía nos faltaría integrar al análisis, elementos propios del federalismo. Gran parte de lo que hay por hacer está en manos de las autonomías provinciales.
-¿Cuál debiera ser el rol de las provincias en esta búsqueda de un “mejor gobierno”?
-El rol de las provincias es determinante. Hay administraciones que parecían dar para más, pero evidentemente no dan para más. Faltaría avanzar mucho en materia de igualdad en la realidad, sin parecer estar desconectados de la misma, y de articulación federal, pero hay algunas que ya lo están haciendo.
-¿Cuál sería la primera señal para darnos cuenta que el país avanza en la dirección correcta?
-Primero, observar a los ciudadanos da a cuentas claras sobre caminos correctos o incorrectos. No me corresponde a mí juzgar los caminos. Sería irresponsable de mi parte, pero no podemos obviar que en Argentina los movimientos a veces se comportan de manera brusca, impredecibles y dinámicos, creo qué está claro que los cambios futuros sólo serán posibles mediante acuerdos básicos, de todos los actores de la sociedad, que fijen una hoja de ruta. Referentes políticos, empresarios, gremios, movimientos sociales, académicos, etc. Debe dejar de ser un cliché discursivo pero no por eso vamos a dejar de recordarlo las veces que sea necesario y que cada día sea un paso adelante, juntos, rompiendo grietas”.