El ministerio de Seguridad expuso los argumentos por los que ha licitado como unidad indivisible la compra de armas, de distintas características, sin permitir la cotización y competencia por rubros.
El ministerio de Seguridad expuso las razones de su rechazo a la impugnación que había presentado uno de los oferentes, BERSA SA, que luego logró imponer sus objeciones contra la Provincia en un fallo de la Cámara de lo Contencioso Administrativo N° 1 de la Justicia de Santa Fe.
El ministerio de Seguridad expuso los argumentos por los que ha licitado como unidad indivisible la compra de armas, de distintas características, sin permitir la cotización y competencia por rubros.
La licitación tenía prevista la adquisición de 12 mil pistolas semiautomáticas, 130 fusiles de asalto, 130 subametralladoras, 6 fusiles semiautomáticos para francotirador y 6 fusiles para francotirador de cerrojo manual, pero la Justicia ha ordenado cambiar esa condición del pliego licitatorio, tras la presentación de uno de los oferentes.
Sólo se podía cotizar la totalidad de ese “paquete” y según el pliego -que la Justicia ha ordenado corregir- la ausencia de alguno de esos rubros descalifica la oferta.
La cartera de Seguridad encabezada por el ministro Marcelo Sain envió a El Litoral un dictamen de 6 páginas que a continuación se resume.
Se trata del dictamen elaborado por el secretario de Seguridad, Germán Montenegro, con el que fue desestimada la impugnación de BERSA que busca poder concursar en la compra de 12 mil pistolas semiautomáticas y sostiene que no puede hacerlo si también debe ofrecer algo 272 armas largas
Además, en su presentación judicial, sostiene que el pliego del gobierno santafesino copia la descripción técnica de las armas ofrecidas por una empresa Israelí.
El texto es enviado por Montenegro a Sain como un “informe político-técnico a los efectos de profundizar la argumentación sobre la necesidad de reunión de los ítems en un solo renglón” en la licitación.
El texto entiende que “no es aplicable el Art. 139 de la Ley 12.510 de Administración, Eficiencia y Control del Estado, apartado 2 ‘Agrupamiento’, que establece que ‘No se podrá incluir en un mismo renglón, elementos o equipos que no configuren una unidad funcional indivisible, por razones de funcionamiento, adaptación, ensamble, estilo y/o características similares que exija la inclusión’ no solamente no contradice, sino que respalda administrativamente la decisión política de la actual gestión gubernamental de modernizar los componentes del sistema policial de la Provincia de Santa Fe (entre ellos el sistema de armas)”, dice el ministerio de Seguridad.
“Como es de público conocimiento, el Ministerio de Seguridad se encuentra embarcado en un proceso de modernización y actualización del sistema policial de la Provincia en todo lo referido a su estructuración orgánica, su despliegue territorial y su funcionamiento táctico-operacional. Esto implica no sólo una reforma integral de estos aspectos, sino también un reordenamiento de sus condiciones preexistentes”, sostiene.
Luego describe el parque de armas que “reviste características críticas”. Y detalla: “1) Excesiva diversidad de marcas, modelos, origen de fabricación y antigüedad en los diferentes tipos de armamentos provistos y en stock; 2) Serias deficiencias en el manejo de la información relativa al material disponible; 3) Imposibilidad determinar con exactitud la cantidad total de armas y realizar su correcta auditoría; 4) Ausencia de regularidad en los procedimientos de mantenimiento preventivo y correctivo; 5) Escasa normatividad referida a la logística, administración, soporte y gestión del parque de armas”.
“Por todo lo anterior, al momento de comenzar la contratación de la referencia, el Ministerio de Seguridad estableció la necesidad de incorporar un ‘sistema de armas’ para las fuerzas policiales de la provincia, esperando obtener con esto resultados positivos en la corrección de las deficiencias diagnosticadas”.
Tras unas extensas consideraciones sobre “el concepto de ‘sistema’ ” aborda “la cuestión de fondo”.
Subraya que se “requiere una profunda planificación” para proveer de armamento a la policía.
“En un nivel de menor abstracción, un sistema de armas para fuerzas policiales se refiere, entonces, a aquellos medios materiales y tecnológicos de imposición de la fuerza a disposición de los efectivos policiales, cuyo propósito es ser utilizado en las intervenciones que así lo requieran en el cumplimiento de sus obligaciones de prevención y seguridad”, dice.
“Cada componente del sistema (en este trámite las pistolas, los fusiles de asalto, las subametralladoras, los fusiles semiautomáticos y los fusiles para francotirador) constituye a su vez subsistemas dentro de determinados parámetros de actuación, entorno y tipo de operación que se esté realizando. Toda esta cuestión no puede ser pensada sin considerar la realidad cotidiana de los usuarios, debido a que un sistema de armas combina interdependientemente el material físico y tecnológico”, continua.
Destaca que “los/as trabajadores/as policiales viven cotidianamente una polifuncionalidad en las tareas que tienen asignadas. La merma paulatina a lo largo de los años de personal policial, así como la ‘administrativización’ sistemática de la organización, han hecho que en la actualidad se cuente con una escasa dotación de personal abocado a las labores básicas de control del crimen, es decir, de prevención, conjuración e investigación de los delitos. De aproximadamente 14.000 policías con destino en unidades operativas, el 70% es considerado ‘personal numerario’, es decir, empleados polivalentes o ‘multifunción’ . De esta manera, su labor cotidiana los ubica en diferentes entornos operativos (en un mismo turno de trabajo pueden realizar patrullajes en auto o a pie, allanamientos, operativos de mantenimiento de orden público, control de grandes eventos masivos, etc.) que requieren cada uno un tipo de armamento diferente”.
“Si bien no es una condición suficiente, la homogeneización de los estándares y parámetros de funcionamiento del armamento a disposición del personal policial, si es necesaria para la especialización y profesionalización del personal policial (objetivo buscado por la presente gestión gubernamental). Un sistema de armas correctamente configurado redunda en los siguientes beneficios para sus usuarios: a) facilita un proceso de aprendizaje eficiente del uso de sus componentes, debido a la unificación de las capacitaciones; b) garantiza la regularización del mantenimiento, a través de la centralización de los servicios logísticos; c) permite un uso intensivo de las potencialidades de sus componentes”.
“Si tenemos en cuenta lo anterior, entonces, el ‘sistema de armas’ que se propicia adquirir constituye una ‘unidad funcional’ indivisible como lo exigido por el Art. 139 de la Ley 12.510. Es decir, para el modelo policial que se busca establecer en la provincia de Santa Fe, su funcionamiento, además de ser una cuestión crítica, es único, integrado e indivisible”.
Por tanto, “lo que busca esta propuesta es una integración de diversos procesos que funcionan paralelamente en el desempeño de un sistema de armas: a) la homogeneización del uso operativo por parte de los usuarios; b) la comunicación con una sola contraparte en los servicios de posventa; c) la centralización de la gestión de cuestiones logísticas; d) la unificación de los servicios de mantenimiento preventivo y correctivo; e) la articulación de los procesos de capacitación asociados; f) la uniformidad en los procesos de ejecución de garantías y seguros”.
“Finalmente, esta gestión ministerial procura solucionar un problema estructural del parque de armas de los servicios policiales de la provincia de Santa Fe: la diversidad de marcas, modelos, origen de fabricación y obsolescencia. Al respecto, como ejemplo de lo anterior, vale destacar que el Departamento Logística D-4 tiene inventariadas pistolas Browning, Bersa Thunder, Bersa Thunder Pro, Taurus PT917C, Bersa Thunder Ultra Compact Pro y Bersa TPR9. Situación similar ocurre con las escopetas calibre 12/70 de las cuales se poseen según inventario: Ithaca, Browning 2000, Magtech y Hatsan. Esta diversidad implica contar con diferentes programas de capacitación para usuarios, técnicos y armeros, diferentes sistemas de mantenimiento y variados repuestos”.
“Ello torna demasiado compleja la gestión logística del armamento y pone en riesgo la utilización eficaz y eficiente de estos elementos esenciales para el desarrollo de la labor policial. Vale destacar que a este estado de situación se llega precisamente por no tener organizado el parque de armas de los servicios policiales como un sistema. De hecho, el método elegido para las adquisiciones de las armas actualmente disponibles fue por “renglón separado” o a través de compras individuales, por lo cual la forma administrativa fue también coadyuvante a la desorganización logística e ineficiencia funcional descriptas”.