Si hay algo que se percibe en Casa Rosada en estos cuatro meses de administración, es que la hoja de ruta del Gobierno de La Libertad Avanza pasa estrictamente por lo económico y financiero. La estructura de poder mileísta tiene al Presidente como mascarón de proa en esa prioridad y un brazo político que encabeza su principal asesor y consejero, Santiago Caputo. El joven consultor que transita todos los sectores y dependencias de Balcarce 50, es además el principal hombre de confianza de la figura que representa el eje ordenador de la mesa chica que toma las decisiones, nos referimos a Karina Milei, la secretaria General de la Presidencia de la Nación, que tiene tres alfiles a los que se encomienda en cada una de las definiciones que ejecuta. Se trata de los primos Eduardo y Martín Menem junto al vocero Manuel Adorni.
En el segundo anillo de poder están quienes responden a estas personas y directamente al jefe de Estado, entre ellos, por ejemplo, la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. Los que entran y salen de esa configuración -y tienen más contacto con el mundo exterior- aseguran que los hermanos no concuerdan absolutamente en todo. “Si fuera así habría más de uno que ya no estaría acá”, comentó a El Litoral uno de los colaboradores cercanos al despacho que tiene como emblema el sillón de Rivadavia.
Karina Milei, Guillermo Francos y Nicolas Posse. Crédito: Agustin Marcarian/Reuters
En el área de comunicación y el entramado legislativo es donde salen a la superficie las principales diferencias internas en el oficialismo. En el primer grupo, la breve gestión de Eduardo Roust y Belén Stettler, con el apresurado desembarcó de Eduardo Serenellini, generó la antesala a las discrepancias con el actual Secretario de Medios, quien se ganó la desconfianza de la mayoría de los integrantes del entorno presidencial a partir de ejercer funciones que no le correspondían, como reunirse con representantes de la Unión Industrial Argentina (UIA) o la Sociedad Rural. “El único que lo banca es Javier, porque si fuera por Karina...”, dejó en el aire un asistente que es nexo entre varios despachos en el palacio gubernamental.
El mismo colaborador asegura que “lo del bloque es otra cosa, tiene que ver con la melange de gente que en poco tiempo se sumó a la fuerza y no sabe que los problemas se resuelven alejados de los micrófonos”. Oscar Zago, el ex titular de la bancada libertaria en la Cámara baja que respalda a Marcela Pagano al frente de la Comisión de Juicio Político, salió en las últimas horas a desmarcarse de quienes secundan al jefe de Estado, al manifestar que él sólo responde a Javier Milei. “Lo sabremos cuando llegue la hora de votar la Ley Bases y el resto del paquete”, dicen desde el ala norte de la sede del Poder Ejecutivo.
Oscar Zago, diputado de La Libertad Avanza.
De estas últimas deducciones surge la necesidad de garantizar el sello propio de LLA, no sólo en la Ciudad Autónoma de Buenos, sino a nivel país. Es por eso que impulsada por su subsecretario de gestión institucional, Eduardo “Lule” Menem, Karina Milei viajó a Salta a plantar bandera partidaria en alianza con Alfredo Olmedo, actual presidente del Parlasur y flamante adquisición libertaria.
En esa amalgama, esta semana aterrizó en Casa de Gobierno Daniel Scioli, quien está al frente de la cartera de Turismo y Deportes. El ex vicepresidente de Néstor Kirchner, ex gobernador bonaerense del FdT y ex embajador en Brasil de Alberto y Cristina Fernández, fue a reunirse con el ministro del Interior, Guillermo Francos, para anunciar un plan de promociones turísticas que se focaliza en la temporada baja y desde el sector privado con créditos bancarios.
Ubicado en la sala de periodistas acreditados en el primer piso, el hombre con pasado motonáutico renegó del Previaje, que instauró con subsidios al sector turístico la administración anterior que él integró. “Esto no tiene nada que ver con eso de que el Estado tenga que estar metido en todo, es otra cosa”, exclamó sin dudas. También se contradijo con el apoyo que da ahora a la posibilidad de que los clubes de fútbol puedan convertirse en sociedades anónimas. “Yo también evoluciono ¿qué no se puede?”, respondió el funcionario, que al ser consultado además sobre si se siente fuera del peronismo, apuntó escuetamente antes de salir intempestivamente del lugar: “Javier convocó a todos y acá estamos, siempre dispuesto a trabajar”, cerró secamente.
Daniel Scioli. Crédito: Adriano Machado/Reuters
El otro apéndice de la armazón mileísta tiene domicilio en Yrigoyen 250, a metros de la Rosada. Nos referimos al ministro de Hacienda Luis Caputo, quien antes de partir a las Reuniones de Primavera del FMI y el Banco Mundial, pasó por la recientemente inaugurada oficina de Federico Sturzenegger en Gobierno, donde también lo llaman “el padre de la criatura”, debido a la adjetivación mediática que le dan por ser el factótum del DNU de desregulación y del articulado del proyecto de la ley ómnibus. Milei se fía absolutamente de ambos y a la vez gusta de recibir y consultar en Olivos -o por teléfono- a economistas como Juan Carlos de Pablo o Domingo Cavallo, entre otros.
Este es el diseño que está detrás de lo que firma el mandatario y de los discursos -que escribe de puño y letra- a la hora de exponer en foros internacionales o locales, como el de Llao Llao esta semana. Puede haber cambios, como ya ocurrió con el eliminado ministerio de Infraestructura y la consiguiente salida de Guillermo Ferraro, o la de Osvaldo Giordano de la ANSES y Flavia Royón de Minería –por cuestiones puntuales en cada caso- pero por lo que se observa hasta ahora, difícilmente ocurra algo así en el núcleo central del poder libertario que tiene por delante más de tres años y medio de mandato.
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