El Partido Justicialista se reúne este viernes para comenzar el camino de reconstrucción, a cuatro meses de la derrota electoral en el balotaje frente a Javier Milei.
Este viernes, en el estadio del club Ferrocarril Oeste, los casi 900 congresales del Partido Justicialista se reunirán para comenzar a resolver la nueva conducción.
El Partido Justicialista se reúne este viernes para comenzar el camino de reconstrucción, a cuatro meses de la derrota electoral en el balotaje frente a Javier Milei.
El Congreso Nacional del PJ será en el estadio del club Ferrocarril Oeste del barrio porteño de Caballito para delinear los pasos hacia una nueva conducción, que le permita reagruparse y volver al ruedo de la disputa política.
En primera instancia, deberá resolver la salida de Alberto Fernández de la presidencia. Y en segundo lugar, está previsto que se resuelva el armado de una comisión de acción política que buscará convocar a los exiliados del partido.
Esta primera reunión estará encabezada por el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán. Los casi 900 congresales fueron invitados a participar del Congreso en la sede deportiva del barrio de Caballito.
En el encuentro está previsto que, por un lado, se acepte el pedido de licencia del actual presidente del PJ, Alberto Fernández. Luego, avanzar en la conformación de una "mesa de acción política" y definir una conducción provisoria, hasta que se elija un nuevo titular definitivo para los años que siguen.
Para encabezar esta transición de la conducción del PJ, según apunta la agencia Noticias Argentinas, suenan los nombres de la senadora catamarqueña Lucía Corpacci y de la jefa de asesoras del Gobierno bonaerense, Cristina Álvarez Rodríguez.
Asimismo, los gobernadores tendrán un rol central en la definición de las estructuras partidarias y tendrán la lapicera para llenar los casilleros de la nómina con la que el PJ iniciará su nueva etapa.
El último miércoles por la noche se realizó una reunión para organizar el congreso partidario a la que asistieron Corpacci, Álvarez Rodríguez, Juan Manzur, Ricardo Quintela, Victoria Tolosa Paz, Eduardo “Wado” de Pedro, Santiago Cafiero y Juan Olmos.
Después de la dolorosa derrota con la que se perdió el Gobierno nacional, el peronismo busca reinventarse con el objetivo de recuperar la moral para encarar la necesaria reconstrucción.
Las primeras metas son cerrar filas y evitar una diáspora a partir de las negociaciones que los gobernadores llevan adelante con el Gobierno nacional.
Luego vendrá la definición de la conducción definitiva, la parte programática y la convocatoria a otros partidos políticos de Unión por la Patria, con miras al 2025.
Un dato no menor es que para este encuentro en Ferro se está discutiendo la idea de invitar a actores políticos que en los últimos años se alejaron del Partido Justicialista nacional como el salteño Juan Manuel Urtubey, el ex secretario de Comercio Guillermo Moreno, el gobernador cordobés Martín Llaryora y el diputado Miguel Pichetto.
Un sector importante del peronismo visualiza en el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, como el máximo estandarte de la resistencia al Gobierno de La Libertad Avanza y promueve su encumbramiento en el PJ.
Sin embargo, según aclaran en su entorno, el mandatario kirchnerista quiere dedicar el 100% de su tiempo a la gestión y no está interesado en desviarse de ese eje asumiendo funciones partidarias que a las que no va a poder abocarse cabalmente.
La aprensión de Kicillof por la vida partidaria es similar a la que mostraba Cristina Kirchner cuando era presidenta. Al gobernador nunca le interesó demasiado lo que sucediera en ese plano y ni siquiera controla el PJ bonaerense, a manos de Máximo Kirchner, quien enfrenta permanentes resistencias internas.
La participación de Kicillof, de todas formas, es relevante. Fue incluso uno de los encargados de la organización del congreso partidario. Lo hizo de forma virtual, debido a su demandante rol en la gobernación, del mismo modo que los referentes sindicales como Hugo Yasky, Pablo Moyano y Héctor Daer.
De todas formas, en el entorno peronista se rumorea que Kicillof prefiere no tomar ese lugar y evitarse, así, un nuevo frente de tormenta con el presidente Javier Milei, a quien está enfrentado en medio de una disputa por fondos y por el rumbo de la gestión.