¿El debate presidencial mueve el amperímetro de los votantes?
¿Qué pasa con los televidentes que en las PASO "se quedaron en casa"? ¿Cómo deben plantear sus estrategias los candidatos y candidatas para el segundo encuentro? Interrogantes de cara al domingo que viene y a las elecciones del 22 de octubre, cuando se espera un escenario de "tres preponderancias", más que de "tres tercios".
¿El debate presidencial mueve el amperímetro de los votantes?
Se cumplió el primer debate presidencial el 1° de octubre y se hará el segundo el domingo próximo. Una vez más se verán las caras los cinco candidatos y candidatas que competirán por la Presidencia de la Nación en las generales del 22 de octubre: Javier Milei (La Libertad Avanza), Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), Sergio Massa (Unidos por la Patria), Juan Schiaretti (Hacemos por nuestro país) y Myriam Bregman (Frente de Izquierda Unidad).
¿Qué pasó y que puede pasar entre uno y otro debate? ¿Y qué pasará después? ¿Mueve la aguja electoral esta instancia o ratifica el lugar hacia donde el electorado tiene previsto dirigir su voto?
Para responder a esas preguntas y habilitar otras, El Litoral dialogó con Carlos Fara, especialista en opinión pública y campañas electorales.
Carlos Fara, politólogo, especialista en Opinión Pública, Campañas Electorales y Comunicación de Gobierno.
- A la luz de lo que ocurrió el domingo pasado en el primer debate presidencial del año, ¿a quiénes le hablaron los candidatos y las candidatas? ¿Qué tendrían que modificar para el próximo?
- Le hablaron a los propios y a algunos potenciales: la discusión está en si lo hicieron bien así como lo hicieron. En general hubo poca habilidad, poca creatividad comunicacional como para impactar sobre públicos más amplios. Me parece que como es una elección muy competitiva, todos fueron a cuidarse de no cometer errores y lo que terminó saliendo fue un partido un poco aburrido.
Probablemente influya que, como hay un segundo debate, se decidió guardar las fichas de mayor impacto para esa oportunidad. Pero, en general, todos mantuvieron el domingo una línea estratégica y discursiva previsible. Era lo que ya se sabía que iban a decir.
En ese marco, Milei necesitaba armar un esquema conservador y lo logró: el debate no lo puso en aprietos. Y de los que más tenían que arriesgar, Massa estuvo de a ratos un poco más astuto y Bullrich, por el tema de su gripe, se notó un poco más complicada y le faltó capacidad de sorpresa. Nadie sacó un conejo de la galera que llamara la atención.
- Si nadie saca un conejo de la galera, ¿qué va a pasar con este cuarto de la población que no fue a votar en las PASO?
- Seguramente hay una parte de ese conjunto que va a ir a votar, como siempre sucede porque hay diferencia en la participación entre las PASO y la general.
Segundo, ese público hasta antes de la existencia (política) de Milei era más proclive a votar a Juntos por el Cambio que a Unión por la Patria. El problema que existe ahora es que el que se quedó en la casa va a estar bajo el influjo de que Milei es una oportunidad concreta, para bien o para mal, según a quienes entusiasma o a quienes les genera temor. Y el público que se queda en casa, en general, es poco politizado, poco ideologizado. En ese sentido me parece que tenemos una situación en donde no es tan claro que Bullrich pueda usufructuar un votante que se quedó en casa con tanta fuerza como lo que hizo Macri en su momento. Eso, en parte, porque Bullrich no es Macri y en parte porque la campaña claramente sufre dificultades y no genera expectativa, y también porque no es un escenario de dos sino muy claramente de tres.
- ¿Quién puede usufructuar esos votos de la gente que se quedó en su casa?
- Hay varias cosas: hay votos de Unidos por la Patria, de gente que quedó decepcionada por el gobierno de Alberto (Fernández) y no pensó que Milei iba a ser lo que finalmente fue y a partir de ahí tienen temores porque es un votante kirchnerista que ve esto como "la derecha versus los derechos". Luego, me parece que Milei ha generado un efecto de contagio de entusiasmo en gente que se quedó en su casa, sobre todo del sector popular, que es donde mejor elección hizo, y que por eso tiene una posibilidad clara de incrementar su porcentaje de votos aún cuando la torta de participación sea más grande.
Y Bullrich podría llegar a tener esa ventaja en sectores medios con estas limitaciones que mencionaba antes.
Pero el conjunto de quienes se quedaron en casa no es homogéneo; es bastante heterogéneo y depende de cómo estén maniobrando se van a captar esos votos, los votos en blanco y los de quienes votaron otra opción política y se quedaron sin candidato.
- Si vamos al aspecto formal, está bastante encorsetada la modalidad del debate presidencial. Seguramente tiene que ser así porque son cinco candidatos, cada uno tiene que exponer sus ideas, hacer sus cruces de preguntas y respuestas. ¿Eso conspira contra la posibilidad cierta de exponer los lineamientos de cada propuesta? ¿Se puede modificar?
- El debate pasó a un formato un poco más interesante con la incorporación del derecho a réplica. En segundo término, a diferencia de modelos como el americano donde básicamente son dos candidatos, acá son cinco y si no se tiene cierta estructura es muy difícil que haya igualdad de participación para cada uno. Esa es la ventaja de las reglas.
Creo que se pueden mejorar cosas; en un momento hubo réplicas de réplicas con lo que todos nos perdimos un poco en el camino y, además, el primer tema fue el más importante para la gente: Economía. Y obviamente se gastaron allí la mayor parte de las réplicas.
Se pueden mejorar cosas pero tenemos que observar la cantidad de candidatos que participan: en 2019 fueron seis y ahora cinco, y el debate no puede ser eterno. Se necesita más tiempo e intercambio argumental pero eso tiene dificultades. Y las reglas son las aceptadas por los candidatos porque las proponen la Cámara Electoral Nacional y las consensúan los comandos de campaña. Ese intercambio libre que se hizo en el debate de candidatos a vicepresidente (organizado por el programa "A dos voces", de TN), muy probablemente ninguno de los cinco postulantes a presidente lo hubiese aceptado porque teme quedar mal parado en una instancia así y prefiere ser conservador.
- Son cinco candidatos, ¿qué lugar tienen los dos que no están en ese escenario de tercios?
- Me parece que muy poco espacio, más allá de que Bregman haya sido, probablemente, la mejor debatiendo, eso no cambia la tendencia de voto porque al final es un discurso clásico de la Izquierda argentina de los últimos años. Lo de Schiaretti es distinto porque se concentró mucho en vender el modelo Córdoba (donde es gobernador) y eso tiene un especial impacto en su propia provincia donde salió segundo. Si mantiene ese segundo lugar lo complica a Juntos por el Cambio en su provincia ícono porque es donde Macri siempre festejó.
Desde ese lado, si mantiene lo que logró en las PASO para Schiaretti ya es un éxito porque, suponiendo que Bullrich vaya a una segunda vuelta, esos votos pasan a ser estratégicos.
- ¿Sigue siendo un escenario de tercios el de la elección del 22 de octubre?
- Es un escenario de tres preponderantes. Probablemente tengamos una cierta separación del primero con los otros dos, comparado con lo cercano que estuvieron en las PASO.
Veo como muy difícil y muy raro que alguno (de los tres con más posibilidades) gane en primera vuelta. Quedaron todos muy lejos del 40 % y de la otra condición que es tener 10 puntos de diferencia respecto del segundo.
- ¿Qué podemos esperar para el segundo debate?
- Sería poco optimista. Hay dos temas fuertes como Seguridad que es muy importante para la gente pero cuesta mucho a los candidatos sacarse ventaja en ese tema. Y Trabajo que es muy importante pero ya tuvimos un anticipo en el debate económico.
Creo que deberán afinar mucho el lápiz para instalar ciertos títulos que llamen la atención y que descoloquen a algún adversario.
Perfil
Carlos Fara lleva más de 30 años dedicados a la consultoría política. Se especializa en Opinión Pública, Campañas Electorales y Comunicación de Gobierno. Ha recibido varios premios: entre ellos, el Premio Aristóteles a la Excelencia 2010 en el Dream Team del año. Ha participado en más de 160 campañas electorales en Argentina y Latinoamérica. Fue el primer presidente de la Asociación Argentina de Consultores Políticos (AsACoP). Autor del primer libro en español dedicado íntegramente a la profesión, "¿Cómo ser un consultor político?", que recibió el Premio de ALaCoP al Mejor Libro 2018.