Debate presidencial: El Litoral en el recinto y lo que no se vio en la transmisión
Este medio pudo estar presente en el hermético auditorio de debate y tomó nota de aquellos detalles, más o menos trascendentes, que no se mostraron en la televisión.
Debate presidencial: El Litoral en el recinto y lo que no se vio en la transmisión
Scanners y cacheos. Eso debían superar quienes ingresaban a la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Alrededor había varios anillos de seguridad de las FFAA y FFSS federales. También, el SAME con el Dr. Crescenti a la cabeza, tenía decenas de médicos y ambulancias desplegados. Hasta dos helicópteros sanitarios estaban en zona, listos para cualquier eventualidad. Adentro, el debate se desarrollaba sin problemas gracias a la excelente organización de la Cámara Nacional Electoral, más allá de espacios acotados y lejanos dispuestos por la sede.
El autor fue invitado al grupo de periodistas que pudieron ingresar al recinto de debate. Allí, sin poder filmar, sacar fotos o usar notebooks, podía verse en primera persona lo que las cámaras no mostraban. Risas cada vez que Juan Schiaretti habla de Córdoba, lo mismo cuando Patricia Bullrich empieza sus oraciones con "Massa". También cuando éste anunció un "FBI argentino". El cordobés fue el único que usó la banqueta y Sergio Massa el primero en tomar agua. Sus militantes fueron los únicos, en toda la noche, en incumplir las reglas y aplaudirlo en un momento de pleno debate. Distintos fueron los de izquierda, que tras cada una de las intervenciones de Myriam Bregman levantaban sus puños (en silencio) en señal de aprobación. Su candidata fue la única que intentó retirarse, al finalizar el debate, sin saludar al resto. Sin embargo, a diferencia de Santiago del Estero que estaba cercana a la salida, debía pasar por la posición del gobernador cordobés, que la frenó con un abrazo antes de que ésta acelere el paso antes de ser alcanzada por el resto. Ella fue, además, la única en incumplir el reglamento: interrumpió, sin estar al aire, a Javier Milei: "hoy vino gracioso" le reprochó cuando éste ironizaba sobre la izquierda.
El gobernador electo de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, tuvo el mejor lugar de la noche. Estuvo sentado en la primera fila y en el centro, justo detrás de los conductores. Incluso otros gobernadores de largo recorrido político como Gerardo Morales, Raúl Jalil y Gustavo Valdés vieron la contienda desde más atrás. El jujeño, en otros momentos, asentía cuando lo nombraba Bregman y el correntino se enojaba con ademanes cuando Massa mencionaba medidas favorables para el interior.
José Luis Espert se encontró, de pronto, que su lugar era en una fila de asientos donde sólo había - además de él - referentes liberales. Algo que, considerando su historia y relaciones, no le cayó bien. Pidió a la organización ser cambiado de sitio, pero todo estaba muy cerrado y la presencia de invitados era casi total. Finalmente, a su lado, se sentó un referente del PRO con peso: Diego Santilli. Allí finalizó el problema para el economista.
Muchos miraron con asombro que el embajador argentino en Brasil estuviera en el debate. Paradójicamente, cuando debería estar en el exterior y después de haber faltado al primer debate presidencial de la historia en 2015 en el que debía ser participante en el estrado, Daniel Scioli estuvo presente. Otro punto de curiosidad se abrió cuando compartió toda la noche con Federico Pinedo, el posible canciller de Patricia Bullrich.
Mauricio Macri es otro que generó comentarios, pero por su ausencia. El líder del pro había confirmado estar en el recinto y tenía asignado un lugar de relevancia. Sin embargo, al lado de Horacio Rodríguez Larreta, su silla quedó vacía. Raramente, Martín Losteau y Miguel Ángel Pichetto compartían bancas. Algunos especularon que recordaban épocas de la "125".
Encolumnados, los candidatos a vice Florencio Randazzo, Victoria Villarruel y Nicolás del Caño estaban sentados uno detrás de otro en ese orden. Luis Petri estaba más atrás, con el ex gobernador de su provincia, Alfredo Cornejo. Agustín Rossi ocupaba otro sitio junto a miembros del Poder Ejecutivo, en su rol de jefe de gabinete. Junto a Julio Vitobello, secretario general de presidencia, eran las máximas autoridades nacionales. También estaban ministros de deporte, del interior, de ambiente y de seguridad.
Javier Milei fue el primero, siempre, en volver al escenario tras cada corte publicitario. Antes de los minutos de cierre, faltaban 30 segundos para volver al aire y nadie más que él regresaba. Fue ahí cuando el libertario dijo entre risas: "no me dejen solo". Rápidamente llegaron los otros candidatos para cerrar el encuentro. Patricia Bullrich, por su parte, estuvo toda la contienda secándose el ojo hasta recibir, al final, asistencia médica.