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El ministro de Economía viajó este lunes por la noche. Mostrará los esfuerzos fiscales de mayores ingresos y menores gastos. Y lleva un programa financiero.
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“Estamos enfocados en generar una total certidumbre sobre el programa financiero de la Argentina del año próximo y, por lo tanto, hemos adoptado dos decisiones: bajar el tamaño del déficit, de esta manera la Argentina necesita un financiamiento más pequeño; por otro lado, queremos tener más fondos disponibles, con lo que logremos que la Argentina no necesite al mercado en eventuales circunstancias”.
Así se expresó Nicolás Dujovne sus objetivos centrales, en diálogo con Odisea Argentina (La Nación +) un par de horas antes de emprender su viaje a Washington. El ministro “de Economía” de Gabinete compacto de Macri se reúne mañana con Christine Lagarde, pero ya negocia hoy con los técnicos del FMI; pide que se adelanten los desembolsos de 2019 y 2020 previstos en el acuerdo de junio. Mañana será el encuentro “decisivo” con Christine Lagarde; el directorio se tomará una semana más antes de dar el veredicto.
Junto a Guido Sandleris, Rodrigo Pena y Santiago Bausili, Dujovne ofreció ayer el detalle del programa financiero; la Casa Roada cree que si tiene éxito sólo necesitará emitir más deuda por U$S 400 millones este año y demandará otros U$S 2500 millones el año próximo. Piensa conseguir el dinero en el mercado interno.
Para el último tramo del año Dujovne ya descuenta los U$S 5.300 millones del acuerdo vigente con el Fondo, más otros 2.300 millones de esa moneda que llegarían de organismos multilaterales de crédito. A eso se agrega la “renovación” de deuda de inversores institucionales; el saldo son los U$S 400 millones apuntados.
El ministro llevó a Washington las “tareas del ajuste”. Estima que el FMI no tendrá problemas en convalidar el nuevo objetivo de déficit primario neutro en 2019 gracias a lo que recaudará a través de retenciones: pagarán $ 4 todas las exportaciones primarias y $ 3 las agroindustriales e incluso las fabriles.
Cabe recordar que el trigo no tenía derechos de exportación y que a la soja se le bajaron las retenciones porcentuales al 18 %. Dujovne señaló ayer que en la medida que el dólar suba, la incidencia de la suma fija sobre el precio total de la exportación se diluye, por lo que ratificó que el impuesto se “licua” con el paso del tiempo.
El ministro reconoció que el Gobierno “cometió errores” y que “en nuestro afán de balancear todos los objetivos dejamos descubierto el flanco fiscal tal vez en demasía”. De hecho por gastar por encima de los recursos sin hacer las correcciones, el “mercado” fue el encargado de propiciar la devaluación que deja el flanco social muy expuesto pero soluciona en el corto plazo buena parte de los problemas para las cuentas públicas.
Es que la apreciación del 100 % en el tipo de cambio disolvió buena parte del gasto público en dólares y permitiría equilibrar la balanza comercial y la balanza de pagos, al tiempo que licuó el valor de las problemáticas Letras del Banco Central. También mejoró las reservas -en términos relativos- del Banco Central.
Ajuste del gasto
El gasto público para llegar al déficit 0 en 2019 y a un superávit de 1% en 2020 (antes del pago de deuda). Los gastos de capital, -principalmente la obra pública- bajarían 0,7% del PBI el año próximo. Los subsidios al privado caerán 0,5%, también en términos del Producto Bruto y la Nación transfiere a las provincias los costos de subsidios al transporte. El único gran rubro que se reduce es el de las prestaciones sociales (básicamente jubilaciones), que según está previsto se incrementará 0,3 %.
En lo que resta de este año, las nuevas retenciones generarán ingresos fiscales por $ 68.000 millones. Y el año próximo unos $ 280.000 millones más al valor del dólar presente.
La incertidumbre política
Existe en principio un “visto bueno” del FMI para que el Banco Central use “algo de las reservas con el objetivo de contener la cotización del dólar. El trabajo sucio -con alto costo social- lo hizo la devaluación; pero la tarea política es lo que falta y lo que aún genera incertidumbres.
Las preguntas de los mercados son como una interminable muñeca rusa, una dentro de la otra. Primero consultan si el peronismo convalidará el presupuesto 2019; después interrogan si -descontado ese hecho- Macri cumplirá las metas que le garanticen los desembolsos. Más adelante interrogan quién será el recambio presidencial para saber qué tipo de políticas sostendrá el gobierno nacional en un no lejano 2020. Y por último se preguntan incluso si el presidente actual llegará al final del mandato.