"No sorprende porque el ministro González García es abortista y ya había advertido que no iba a entrar en una discusión por la ley, sino promulgar el Protocolo vía ministerio y obligar a las provincias a que se adhieran. Y así ya se instala el aborto libre en la Argentina”.
Según la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA), "el Protocolo de Interrupción Legal del Embarazo (ILE) incluye medidas para actualizar medicamentos y alguna nueva droga, la mifepristona, que no está aprobada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) en la Argentina".
“A nivel internacional se utiliza la asociación de esta droga con el misoprostrol para aumentar la eficacia del aborto y disminuir los efectos secundarios”, explicó monseñor Bochatey.
Tenés que leerBoletín Oficial: entró en vigencia el protocolo de aborto legalSobre la edad que el Protocolo permite practicar aborto, 13 años, el prelado advirtió: “las niñas de esta edad podrán hacerse un aborto, incluso sin el consentimiento de sus padres. Esto es peor que la ley que quisieron promulgar en 2018, que lo aceptaba desde los 14 años”.
“Otro cambio grande es el paradigma del concepto de salud integral, que es física mental y social. Dicen que es exactamente igual que lo que estaba en el código de 1921, pero no es así”, declaró monseñor Bochatey y sostuvo que “la ley no obliga al Protocolo. La ley está por encima del Protocolo, que una normativa ministerial que ni siquiera precisa de la aprobación del presidente”.
Además, sostuvo que "la táctica es clarísima y era muy previsible, evitando que se genere todo tipo de discusión y un debate democrático. Y la ciudadanía argentina no está a favor del aborto, como quedó demostrado democráticamente en el Parlamento, en 2018”.
"El protocolo para abortos no punibles no cambia ninguna ley", aseveró Yedlin.
"Metieron el aborto por la ventana, no por la línea de debate legislativo, contrario a la cultura del pueblo, sin otras propuestas para el cuidado de la mujer”. “Esto no es simplemente un tema de salud pública o de medicamentos, sino que se trata de algo más profundo, que es la vida misma”, concluyó.