Un balance elemental de los resultados electorales de este domingo 11 de junio indica que el peronismo arrasó en Tucumán, Juntos por el Cambio se consolidó en Mendoza y la marca Rodríguez Saá perdió su hegemonía en San Luis.
Tucumán y Mendoza consolidan tendencias. San Luis marca un punto de inflexión, aunque con una lógica particular. Y los libertarios no despuntan. Escenarios distintos y el "efecto Corte Suprema".
Un balance elemental de los resultados electorales de este domingo 11 de junio indica que el peronismo arrasó en Tucumán, Juntos por el Cambio se consolidó en Mendoza y la marca Rodríguez Saá perdió su hegemonía en San Luis.
Tres datos fuertes que responden, por un lado, a lógicas instaladas y, por el otro, a una excepción difícil de encuadrar. Los oficialismos ganan (como también ocurrió en las legislativas de Corrientes), pero en los casos en que no fue así tampoco es tan clara la raigambre de la victoria. Igual que Wereltilneck en Río Negro, Claudio Poggi en San Luis también estuvo antes vinculado a la gestión de los Rodríguez Saá, y ahora derrotó a Alberto al frente de una amplia y heterogénea coalición, que incluyó al propio Adolfo. La matemática simple (no siempre aplicable en política) apunta a que la división entre ambos referentes del clan fue determinante a la hora del resultado.
El otro dato, del que tomaron debida nota todos los analistas, es el nuevo traspié de Javier Milei tomando en cuenta las performances de los candidatos apoyados por él. Pocos, ya que, acaso advirtiendo esa tendencia o la dificultad de contar con estructura en todo el territorio, Avanza Libertad salió oficialmente a decir que se concentraría en las elecciones nacionales y no se sumaría formalmente a las estrategias provinciales. Aún así, hubo apoyos directos a Martín Menem en La Rioja, y a Ricardo Bussi en Tucumán, quien no solo quedó muy abajo de sus competidores, sino de su caudal anterior de votos. Más o menos lo mismo sucedió en Tierra del Fuego y Neuquén, si bien ahí no hubo un respaldo explicitado.
Curiosamente, para los entusiastas detractores de lo que han dado en llamar "el partido judicial" y atribuyen a la Corte Suprema de Justicia la voluntad de incidir en las elecciones provinciales, la dirección de las votaciones ha ido en contra de ese presunto interés: tanto la renuncia de Juan Manzur a competir por la vicegobernación en Tucumán, como el relevo de Sergio Uñac (en beneficio de su hermano Rubén) en San Juan, derivaron en rotundas victorias del justicialismo. Un aparente efecto aglutinante que, leído en clave puramente partidaria y eximido de cualquier consideración legal o jurídica, se habría registrado en las dos compulsas. Y alienta expectativas en el Frente de Todos para el hipotético caso de que también haya un pronunciamiento contra Gildo Insfrán en Formosa.
Las preguntas que dispara este escenario, en el que acaso para forzar una respuesta se apresuraron a subirse los referentes nacionales (y precandidatos presidenciales) de las principales coaliciones, es si resulta legítimo hacer proyecciones, y qué impacto podrán tener estos resultados en las PASO del 13 de agosto. Cuando las miradas, los análisis y los estados de ánimo de los votantes estarán mucho más enfocados en el rumbo actual y futuro del país que en las realidades de cada distrito. Y cuando el mismo Milei será candidato, aparentemente en condiciones de disputarle espacios privilegiados a las dos fuerzas hasta hoy mayoritarias. ¿Imperará esa condición y esa estrategia, o la sucesión de antecedentes negativos tendrá entidad para disparar una percepción de "desgranamiento" o debilidad?
Apoyar lo conocido o apostar a algo distinto es el dilema que enfrentarán todos los argentinos, esta vez en simultáneo, en el cronograma de renovación de elecciones nacionales. Cuando lo hacen divididos por provincias, la respuesta parece ir en general en las mismas direcciones. Y con ello, acrecentar el interrogante sobre si en las presidenciales puede ocurrir lo contrario.
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