Los telegramas con "cero votos" son habituales, y afectan a todos los partidos
Pese a las sospechas diseminadas en los últimos días, la experiencia indica que se trata de fallas técnicas o errores humanos, que se dan en todos los procesos electorales y en niveles similares. Los propios ciudadanos pueden controlar qué ocurrió en su mesa.
El secretario de Actuación Electoral de la Cámara Nacional Electoral (CNE), Sebastián Schimmel, remarcó que "es imposible" la alteración de datos una vez finalizado el proceso electoral. Crédito: Manuel Fabatía
Más allá de los vicios que afectan y condicionan en distinta medida a los procesos electorales y al acto del sufragio como tal, y que por tanto ameritan tanto controles como impugnaciones o medidas de salvaguarda, algunas de las cuestiones que se plantean públicamente no se compadecen con las características del procedimiento y las experiencias al respecto. Esto aplica a específicamente a las denuncias vinculadas a la aparición de telegramas con "cero votos" para una fuerza política en particular en las elecciones generales.
Entre las múltiples causas que provocan este problema, aparecen los errores en la carga, fallas en la transmisión o equivocaciones humanas. En los tres casos, eso se puede solucionar, ya que el escrutinio definitivo, el único que tiene validez legal, no se hace con la información brindada por los telegramas sino con las Actas de Escrutinio.
La existencia de mesas con telegramas con 0 votos no es algo que haya afectado a una sola fuerza política.
Por otra parte, la existencia de mesas con telegramas con 0 votos no es algo que haya afectado a una sola fuerza política, sino a distintos espacios oficialistas u opositores, tanto en el actual proceso electoral como en los de años anteriores.
Así queda claro en un relevamiento efectuado por el Centro de Investigación para la Calidad Democrática (CICaD), un grupo de especialistas en Ciencia Política dedicados a indagar sobre procesos electorales. De los resultados de ese estudio surge con claridad que los valores absolutos son similares entre todas las fuerzas (al menos, las más votadas), y que si se calcula el porcentaje que representa esa cantidad de mesas sobre el total de las habilitadas, es muy bajo.
Los mismos patrones fueron detectados en elecciones generales anteriores. Tanto en 2015 como 2019, los números absolutos y los porcentajes sobre el total de mesas no difieren en gran medida entre los principales contendientes, y el porcentaje de mesas con 0 votos sobre el total de mesas disponibles para sufragar fue muy similar.
Finalmente, el carácter público de los datos electorales permite que cada uno de los ciudadanos y ciudadanas argentinas realice por sí mismo este control. Así, cualquier ciudadano puede consultar en el link habilitado (https://www.padron.gob.ar/publica), más allá de los controles que están en manos de los propios partidos, a los efectos de garantizar la transparencia y a la vez fortalecer la confianza en un procedimiento que, en los hechos, no ha demostrado ser vulnerable a prácticas fraudulentas. Al punto que, desde 1983, hubo nueve elecciones presidenciales y sólo en cuatro de ellas ganaron los oficialismos: en 1995, cuando fue reelecto Carlos Menem; en 2003, cuando Néstor Kirchner sucedió a Eduardo Duhalde; en 2007, cuando Cristina Kirchner sucedió a su marido y en 2011, cuando la hoy vicepresidenta consiguió ser reelecta. En cambio, se impuso un signo político diferente en 1989, 1999, 2015 y 2019 y en todas las ocasiones el oficialismo reconoció la victoria del candidato opositor.
"Es imposible" alterar datos
El secretario de Actuación Electoral de la Cámara Nacional Electoral (CNE), Sebastián Schimmel, remarcó que "es imposible" la alteración de datos una vez finalizado el proceso electoral del domingo por toda la serie de controles establecidos por la ley.
"Es imposible alterar los votos una vez cerrado el proceso electoral. En nuestro país afortunadamente es imposible", dijo Schimmel en declaraciones a radio CNN, al referirse a las garantías sobre el "acta de escrutinio", instancia en la que participan las autoridades de la mesa y los fiscales, y el posterior "control de la trazabilidad de la urna que tiene todo un seguimiento hasta llegar a las juntas electorales de cada provincia".
Entre las múltiples causas que provocan telegramas con "cero votos", aparecen los errores en la carga.
Además, el funcionario judicial aclaró que el escrutinio provisorio que se realiza el domingo "no tiene validez" legal sino que es informativo, y puso de relieve que el "escrutinio definitivo" y legal es el que realiza cada una de las juntas electorales de los 24 distritos del país, que comienza 48 horas después del comicio.
"Esto tiene una garantía porque se descentraliza la tarea, es decir no va a estar a cargo de la Cámara Nacional Electoral sino de cada una de las Juntas integradas por tres jueces y todo fiscalizado por los partidos políticos", reafirmó.
"En el escrutinio del domingo vamos a tener un resultado que no va a tener validez" legal, sostuvo, y señaló que el definitivo "empieza 48 horas después", lapso que el Código Electoral prevé para que las agrupaciones políticas "puedan plantear impugnaciones" si lo consideran necesario.
Por eso, indicó que el escrutinio final y legal se iniciará 48 horas después del balotaje del domingo y explicó que demorará "de acuerdo con la cantidad de mesas en cada distrito".
"Hay provincias, como la de Buenos Aires, en la que hay 38 mil mesas, por lo que va a demorar más tiempo", enfatizó.
Ante la consulta de una estimación, Schimmel dijo que podría llevar "5 ó 6 días" si todo está normal, pero agregó que "si hay que abrir urnas se van sumando días y pueden ser un unos 10 o 12 días si hay incidencias".
Por último, Schimmel recordó que esta elección se hace a "40 años de la democracia" recuperada y pidió a todos los ciudadanos "ir a votar en paz" y, si pueden, "ir con la boleta desde casa".
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