Emanuel Alvarez Agis : "La grieta se nos metió adentro de la caja de herramientas de la economía"
Se refirió a la inflación, el dólar, los problemas que traerá la sequía y las perspectivas para el año próximo, entre otros temas. El economista fue uno de los expositores en del Segundo Coloquio de ADER.
Para el economista, bajar la inflación no está entre las prioridades del gobierno nacional. Foto: Guillermo Di Salvatore
El economista y consultor Emmanuel Álvarez Agis destacó la importancia de la recuperación económica del país, a partir de lo que se produce en el interior. Reconoció que si bien desde el ingreso de Sergio Massa la economía mejoró, producto de un torniquete que se implementó para evitar la salida de divisas, ahora hay que salir de él con la mayor pericia posible, para evitar generar nuevos problemas en la economía. Asimismo, pidió la implementación de un plan económico para bajar la inflación que, a su criterio, hoy no está entre las prioridades del gobierno nacional.
“Con la situación económica hay mucha necesidad de pensar en el mes a mes más que en el largo plazo; y muchas veces en el interior pasa que uno está más sanamente concentrado en la producción, en las inversiones y mira a la dinámica de la política económica, que lamentablemente se elabora en la Capital Federal, un poco de lejos. Digo lamentablemente, porque Argentina en la post pandemia está creciendo más en el interior que en la Capital, y el futuro de Argentina está más en el interior que en la Capital. Cuando uno se pregunta sobre el futuro argentino se responde que son los alimentos, Vaca Muerta, el litio, la minería, el hidrógeno verde, y ninguna de esas cosas están en 9 de Julio y Córdoba”, expresó.
“Desde el último cambio de ministro de Economía, las cosas mejoraron, pero lo hicieron producto de un torniquete. Argentina tuvo una sangría muy grande que la llevó a quedarse prácticamente sin dólares en julio, cuando el Banco Central tenía 1.000 millones en las reservas. Hoy tiene 5.000, lo que podría llevar a uno a decir que la cosa mejoró mucho, pero en un número que sigue siendo muy chico. El torniquete es un mecanismo que te permite parar la sangría durante un período acotado de tiempo. El desafío ahora es empezar a desarmarlo y arreglar el problema estructural; así que en cómo se desarma ese torniquete se nos juega gran parte de 2023. La buena noticia es que el torniquete fue efectivo y se pudieron recuperar muchas reservas y eso nos permitió dejar de pensar en semanas y empezar a pensar en trimestres. Ahora, también es cierto que la sequía, que va a afectar muchísimo, es una muy mala noticia, y esta vez hay que ver cómo pasar el verano, no el invierno. Me parece que en estos últimos meses del año y los primeros del próximo, con una situación que va a ser complicada desde el punto de vista de las exportaciones, el desafío de la política económica es que no se desate una crisis más grande”, enfatizó.
- ¿Sirvió la implementación de los distintos tipos de cambio, por ejemplo el dólar soja?
-Si pensamos a estos distintos dólares como transición para este desarme, me parece razonable. Si pensamos en esta diversidad de dólares como una política permanente estamos errando feo, porque en economía, cuando una misma cosa tiene dos precios distintos, siempre genera problemas. Ahora, cuando esa misma cosa es el precio de precios de la economía argentina, como lo es el valor del dólar, esos problemas se multiplican. Yo quisiera que no nos aferremos a estos dólares con apellido, porque deberían ser una anécdota. La historia no ayuda porque muestra que cada vez que algo funcionó, por más que fuera una herramienta de emergencia, siempre la terminamos dejando como permanente. Esperamos que esta vez sea distinto.
- ¿Cómo bajar la inflación?
- Primero hay que ponerla como prioridad de la política económica, que no creo que hoy sea el caso. Me parece que hay que entender que Argentina se acostumbró a vivir con entre 25 y 30 puntos de inflación durante mucho tiempo y ahora parece que nos podemos acostumbrar a vivir con 100. Y la verdad es que eso es como acostumbrarse a andar en auto siempre a 100 kilómetros por hora. En la ruta puede ser una opción, pero cuando agarrás la primera curva puede ser complicado y cuando tenés que entrar a la ciudad listo, se terminó. Ponerlo como prioridad en la segunda mitad de un gobierno, necesitaría otro impulso. De todas maneras nunca es tarde para intentar, y me parece que 7 por ciento de inflación mensual y tres dígitos anuales como creo que vamos a tener este año nos debería hacer darnos cuenta de que ya no es lo mismo y que hay que abordarlo rápidamente.
- ¿Sirve el congelamiento de precios?
-Si fuera un componente de un programa que tuviera otros componentes, uno lo podría ver como una herramienta que no va a solucionar el problema pero que probablemente ayuda a alinear un poco la dinámica de la desinflación. Congelamiento de precios como única opción es muy complicado, sobre todo porque estamos hablando de 7 por ciento mensual. Uno puede pensar en un congelamiento con una inflación del 2 mensual, que es discutible, pero con esta dinámica inflacionaria me parece que nos puede traer más dolores de cabeza que soluciones.
-Respecto de la inflación, el ministro Massa dijo que pensaba terminar la gestión el año próximo con 3 por ciento mensual. ¿Es posible?
-Desde el punto de vista técnico, posible es. El problema es que los detalles y componentes de un programa que a uno le permitirían decir que puede funcionar, que al mercado le permitiría tranquilizarse, hoy no están. La ley de Presupuesto, que siempre es una oportunidad para que el oficialismo y la oposición generen algunos acuerdos básicos, entre ellos como bajar la inflación, fue una guerra de guerrillas que terminó afectando la propia ley. Seguro que se puede ir a una inflación del 3 mensual. Pero que faltan los componentes de un programa que no conocemos, también.
- ¿Considerás que el problema en Argentina es más político que económico y que más allá de las herramientas de política económica necesarias para bajar la inflación, es imprescindible un acuerdo de coaliciones o partidos para implementar esas medidas?
-Tiene que ver con dos cosas. Una es que la grieta se nos metió adentro de la caja de herramientas de la economía. Cada instrumento de política económica pasó a estar asociado con un partido político y entonces el otro, por más que la necesite, no la puede usar. Nos acordamos cuando el gobierno de Cambiemos a regañadientes subió las retenciones o vemos cómo hoy el Frente de Todos sube las tarifas también a regañadientes, porque esta herramienta está relacionada con el otro polo. Argentina tiene una sana alternancia democrática. Ahora el problema es que si esa alternancia modifica drásticamente el rumbo económico, la economía no encuentra el equilibrio. Se puede desinflar en un año una economía que va a tres dígitos de inflación anual. Pero para que esa desinflación se sostenga como política estructural de la economía, tiene que tener ese programa durante décadas. Ahora, si cada uno que asume inventa la pólvora, pasa esto: Cristina se fue con 25 % de inflación, Macri con 50 % y hoy tenemos 100 %.
-Respecto de la escasez de divisas, el país viene de dos años de récord de superávit comercial. ¿Por qué hay tantos problemas para acceder a las divisas?
-Porque generamos dólares, pero no nos animamos a dejarlos en el país y ese es un problema estructural. Hoy el país no tiene problemas para generarlos, porque las exportaciones vienen bien; los precios internacionales, a pesar del costo de la energía, son favorables para la Argentina, sobre todo en granos. Ahora, el problema es que el argentino que genera un dólar, lo último que quiere hacer es vendérselo al Banco Central. Entonces, si uno no logra estabilizar la economía, si uno logra generar la percepción de que no es un riesgo quedarse en Argentina física y, sobre todo, financieramente hablando, podemos tener el doble de superávit comercial del que tenemos ahora pero nos van a seguir faltando dólares.
-El país va a crecer por segundo año consecutivo, lo que no ocurría desde hace más de una década. ¿Por qué buena parte de la gente no lo percibe? ¿Qué hace mal el gobierno?
-Porque es un crecimiento que distributivamente no es demasiado amable. Es un crecimiento donde los salarios quedaron muy abajo; es un crecimiento que no logró revertir algo que pasó en todo el mundo y es que la pandemia generó un fuerte crecimiento de la desigualdad; y sobre todo es un crecimiento en que los precios relativos quedaron muy desacomodados, producto de esta anomalía que es tener dos precios del dólar. Es un crecimiento donde la gente percibe, y con razón, que los precios de lo que consumen todos los días son muy caros, como los alimentos y la ropa; y la macroeconomía sufre porque los precios de algunas cosas muy importantes en términos estructurales son muy baratos, como la energía y los servicios públicos. Hay que revertir esa ecuación, pero no se puede hacer moviendo los precios con una palanca. Se revierte arreglando el problema macroeconómico, teniendo un dólar de un solo valor. Si no entendemos que las distorsiones de la economía argentina tienen que ver con distorsiones de la macroeconomía y no con especulaciones, avivadas, etc., vamos a seguir discutiendo anécdotas, que ayer subió el pan, mañana la nafta y pasado cualquier otra cosa, cuando el problema está en otro lado.
- ¿La única solución para llegar a un tipo de cambio único es una devaluación?
- La devaluación es una herramienta que muchas economías en muchos momentos del tiempo tienen que usar. Ahora, si la opción es poner el dólar a 300 pesos no es una solución, es generar otros problemas. Me parece que como siempre, como dijo un ex ministro de Economía, el éxito del problema económico se va a definir, porque el único dólar con el que nos tenemos que quedar esté más cerca del oficial que del paralelo. Ahora, la última vez que escuchamos eso, el dólar quedó más cerca del paralelo que del oficial. Entonces me parece que en vez de apostar a “devaluemos y veamos dónde queda”, es al revés, hay que tener un programa macroeconómico que nos ayude a darnos cuenta de que ese dólar de 300 es carísimo. Si ese programa macroeconómico es malo, la perspectiva para el país es mala; y si eso pasa, 300 pesos empieza a aparecer como un precio barato. Tiene que ver más con qué país te imaginás, dado el esquema político-económico, que con el valor per se de la moneda.
-Hiciste referencia a la distorsión de precios relativos de la economía como uno de los problemas. ¿Hay alguna solución que no sea un shock para acomodar esa situación?
-No a estos ritmos inflacionarios. Por eso es tan complejo, porque ese shock es como una operación a corazón abierto, de precisión, de mucho riesgo, que necesita de mucha pericia y también de mucha suerte. Y para peor, Argentina tiene malas experiencias con programas de shock. Pero la verdad es que hoy en cualquier manual de economía donde se busque una solución, es difícil encontrar una salida gradual para una inflación de 100 por ciento anual con estas condiciones internacionales. Tal vez si el mundo estuviera en otra etapa, uno podría pensar en una desinflación gradual, pero con estas condiciones no lo veo.
-Cristina Kirchner habló de la necesidad de un pacto para generar una economía bimonetaria como condición para salir de los cíclicos problemas del país. ¿Estás de acuerdo con esta idea? ¿Creés que puede ser viable?
-Totalmente. A mí me parece que la falta de diálogo sobre la economía entre el oficialismo y la oposición no hace más que generar inestabilidad porque es muy razonable pensar que cada cuatro años va a cambiar el plan económico, porque va a cambiar el gobierno. Miremos Brasil. Uno no pretende que oficialismo y oposición sean lo mismo; sí pretende que haya ciertas cosas que no se discutan, porque los dos entienden qué es lo más sano para la población. En Brasil se discuten temas de convicciones íntimas, de religión, ideológicas, ahora no se discute la política monetaria y fiscal. En Argentina es al revés. Por suerte, vivimos en un país que no tiene diferencias étnicas ni graves diferencias ideológicas. No está partido al medio ni tiene regiones separatistas. Sí pasa que el oficialismo tiene el Plan A y la oposición el Plan No A, y eso en materia económica es muy dañino.
- En la entrevista hablaste de algunos parámetros respecto a cómo va a terminar la economía este año. ¿Cómo te imaginás el 2023?
-Te lo pongo en estos términos: lo mejor sería repetir este marcador. Me parece que pensar en algo más agresivo en un año electoral es difícil. Ojalá la inflación pudiera bajar a la zona de entre 60 y 70 por ciento, como pretende el gobierno. Hoy luce complejo y creo que lo que uno tiene que ser en estos escenarios es un poco conservador. Minimizar el riesgo de que la inflación aumente es más importante que arriesgar a que baje mucho.
-Si crece la economía el año que viene, van a ser tres años seguidos, lo que solo ocurrió este siglo entre 2006 y 2008.
-Nos vendría muy bien: pero también nos vendría muy bien dos años de bajas seguidas de la inflación.
Curriculum
Emmanuel Álvarez Agis es economista egresado de la UBA, tiene un master en economía en la misma casa de estudios y un posgrado en opinión pública y comunicación política en FLACSO. Es socio fundador de PxQ Consultora y profesor universitario en varias universidades nacionales. Fue viceministro de Economía de la Nación entre 2013 y 2015 y subsecretario de Programación Macroeconómica entre 2011 y 2013. Se desempeñó como asesor del Banco Mundial, la ONU y tiene publicaciones académicas sobre temas de macroeconomía en varias revistas especializadas. También dirigió la carrera de economía de la UNAJ entre 2016 y 2019.
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