Rubén Sánchez | rsanchez@ellitoral.com
Le celebración se dio por primera vez en la Basílica de Guadalupe, por pedido expreso del mismo Fenoy.
Rubén Sánchez | rsanchez@ellitoral.com
El nuevo Arzobispo de Santa Fe, Sergio Fenoy, celebró ayer por la tarde su misa de asunción, en la Basílica de Guadalupe.
Por la mañana, se había llevado a cabo su designación en la Catedral Metropolitana Todos los Santos, ante la presencia del gobernador Miguel Lifschitz y el intendente José Corral, entre otras autoridades del ámbito provincial y local. Se consumó así, por primera vez, una ceremonia dividida en dos partes.
Monseñor Fenoy eligió a la basílica del noreste de la ciudad por su devoción personal hacia la Virgen de Guadalupe, ya que considera al lugar como “el centro espiritual de la arquidiócesis de Santa Fe.”
Santa Fe tiene nuevo Arzobispo
El camino
Diversos grupos católicos, algunos escolares, y público en general se dieron cita a las 17 bajo un cielo nublado a la espera del nuevo Arzobispo de la diócesis santafesina, Sergio Fenoy. El mismo arribó cerrando una comitiva episcopal formada por decenas de obispos, sacerdotes, diáconos y seminaristas, que ingresaron a la basílica por el pasillo que le armaron los presentes mientras entonaban al unísono “Pueblo de reyes/Asamblea Santa/Pueblo Sacerdotal”.
Fenoy brindó su homilía luego de la lectura del Evangelio, en lo que fue su primer contacto con los creyentes como Arzobispo. “¿Dónde nos vamos a sentir mejor que acá? Acá estamos en casa” dijo a los cientos de feligreses que se acercaron a colmar la Basílica de Guadalupe, en la cual se debió colocar inclusive pantallas en los lados, así como un proyector afuera del templo.
“Empezamos a caminar juntos. No estamos caminando solos ni aislados, somos parte de un pueblo que peregrina. Nos iremos conociendo y queriendo así, caminando juntos” aseguró el rosarino, de voz amena, que se multiplicaba en los parlantes de la Basílica.
“Y no podemos caminar sin la Virgen. Si alguien sabe la ruta para donde vamos, es ella” agregó, mirando directamente la figura de la Virgen de Guadalupe.
“Sé que me tengo que dar a conocer. A Jesús no lo conmovían ideas, conceptos, metas o propuestas. A Jesús lo conmovía su gente, el rostro de su gente, el conocerlos y saber lo que les pasaba y estar atentos a los que lo necesitaba. Me propongo no ver multitudes o grupos, y sí poder detenerme en el rostro de cada uno, poderlos ir descubriendo y reconociendo. Intentar descubrir lo que hay detrás de cada rostro” concluyó Fenoy.
Complicidad y buenos augurios
“Cuando me hicieron un reportaje me preguntaron ‘¿Usted sabe que tiene que reemplazar a monseñor Arancedo? ¿Sabe lo que le espera?’” contó jocoso a los presentes Fenoy, quienes devolvieron las risas con complicidad.
“Pero no es así, yo no vengo a reemplazar a monseñor Arancedo. Porque él va a conservar en ustedes el lugar que le dieron, y el cariño que sintieron por su servicio en estos años. Vengo a continuar su camino, no es un reemplazo, no es un corte. Como soy, a mi paso y estilo, vamos a continuar” aseveró.
Anteriormente, monseñor Arancedo le había dedicado unas palabras a su sucesor y a los asistentes, tras la lectura de la bula papal firmada por Francisco.
“Sergio, esta comunidad se ha estado preparando para recibirte. Con mucha esperanza te han estado aguardando para ponerse a tu disposición y trabajar juntos” le contó Arancedo a Fenoy.
“Esta Basílica que has elegido es el corazón religioso que hace a la comunión de la Iglesia Arquidiocesana. Y no dudo que Nuestra Señora de Guadalupe va a acompañarte y sostener tu ministerio pastoral” agregó, agradeciendo a “toda la comunidad” y la “gente que vino de muy lejos, no sólo obispos”, concluyó.
Monseñor Arancedo, tras 15 años como Arzobispo de Santa Fe, se radicará en Buenos Aires.