Pobreza monetaria y de tiempo: la realidad de las mujeres en el 20 % de hogares más vulnerables del país
Las tareas de cuidado se llevan, en el segmento más pobre, un promedio de 8 horas diarias. Qué efecto tiene esta proporción en el desarrollo personal y profesional de quienes cuidan. Cómo se aborda esta problemática que está tan ligada a la economía en la provincia, el país y la región. El Litoral dialogó sobre este tema con Cecilia Alemany, representante de Onu Mujeres para las Américas y el Caribe
Cecilia Alemany, directora Regional Adjunta de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe. Crédito: Luis Cetraro.
Cecilia Alemany es directora Regional Adjunta de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, es decir que su campo de acción dentro del organismo internacional comprende una extensa y desigual geografía, donde los "temas de género" avanzan a diferente velocidad. Ella nació en Uruguay, un país que -podría decirse- picó en punta: es el primero de la región que implementó un sistema nacional integrado de cuidados en el año 2015.
Con la provincia de Santa Fe el organismo que representa trabajó durante todo 2022 en el estudio de costeo de los cuidados que fue presentado días atrás junto a autoridades de las áreas de Género, de Gobierno, Obras Públicas y Desarrollo Social, y consiste en establecer cuál es la oferta, cuál es la demanda y cuál es la brecha entre lo existente y lo necesario teniendo en cuenta grupos poblacionales específicos: primera infancia y hasta los 8 años, personas con discapacidad y adultos mayores. Y todo se hizo con la participación de la Organización Internacional de Trabajo y en conjunto con el Centro Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas (CIEPP) que coordina Corina Rodriguez Enriquez, reconocida economista feminista.
En el marco de esa presentación y al cabo de una jornada de reuniones con diferentes sectores vinculados a la actividad pública y privada, Alemany dialogó con El Litoral.
- ¿Cuándo se hizo visible que es importante abordar el tema de los cuidados desde una perspectiva económica? ¿Le suma otro valor este punto de vista?
- A nivel teórico-académico las feministas economistas en el mundo y en la región vienen discutiendo la economía de cuidados desde hace varias décadas y uno de los conceptos principales que surgió es el diamante de los cuidados que, básicamente es un rombo, donde se empezaron a identificar quiénes eran corresponsables de asegurar que esas tareas no recaigan sobre las mujeres en forma mayoritaria. Estos son el Estado, el sector privado y empleador, el hogar y las familias, y la comunidad.
El costeo de los cuidados surge de iniciativas que se hicieron en otros países: un ejercicio se hizo en Turquía, otro en México y tanto OIT como Onu Mujeres y PNUD como Unicef tenían distintos instrumentos para establecer el costo de esta tarea y su universalización. Lo que hicimos fue adaptar estas metodologías a la realidad de Santa Fe y en Chaco, y esperamos replicarlo el año que viene en otras siete provincias del país.
- ¿Qué dificultades adicionales enfrentan los hogares de bajos recursos a la hora de hacerse cargo, además de las tareas de cuidado?
- Son hogares donde muchas veces se acumulan las desigualdades en el acceso a educación y la vivienda, la propia segregación del territorio. Y si además cargan con los cuidados… Las cifras en la Argentina indican que en el 20 % de los hogares más ricos las mujeres dedican poco más de 4 horas diarias (4,5) a los cuidados, y las mujeres del 20 % de hogares más pobres dedican más de 8 horas a esa tarea. Son 8 horas para cuidados, si tienen un trabajo formal son otras 8 horas, más el tiempo que demanda la movilidad hasta ese lugar de trabajo. La pregunta es cuándo vive esa mujer fuera de las tareas productivas y reproductivas, cuándo descansa, y eso sin hablar de ocio y autocuidado.
Está claro que hay que invertir en infraestructura de cuidados por un lado, pero también ampliar servicios y cobertura con calidad.
Cuidar tiene valor y no solo por el mérito
"Con Cepal presentamos varios estudios en conjunto para establecer cuánto representa la economía del cuidado en el PBI per cápita de los países; dependiendo del país va entre el 12 y el 25 %", apuntó Alemany en otro tramo del diálogo.
"Si valorizáramos las tareas de cuidado como una actividad productiva y económica, podríamos, primero, reconocer y luego redistribuir y liberar tiempos de las mujeres. Porque lo que hay en los hogares pobres es pobreza monetaria y material, y pobreza de tiempo y cuando esto ocurre no se pueden ejercer las libertades y autonomías y, en general, cuando no hay autonomía económica es mucho más difícil salir de las relaciones de violencia. Y para lograr autonomía económica y tener un trabajo en mejores condiciones, mejor remunerado o tener tiempo para formarse y mejorar la capacidad de ingreso laboral, tenemos que dar soluciones el tema de los cuidados", argumentó.
- Volvamos a la región porque es interesante analizar cómo está posicionada Argentina en el contexto. ¿Hay temas en los que se debe poner el foco, otros en los que se destaque respecto de otros países?
- Dentro de los pasos importantes que la Argentina dio en los últimos años, el primero fue institucionalizar los ministerios de género y diversidad tanto a nivel nacional como en las provincias. Está demostrado en el mundo que en la medida en que da una jerarquía ministerial, se profesionaliza el área, se transversaliza y transforma las políticas y la realidad. Todo esto es resultado de un movimiento y organización de mujeres y feministas que puso la agenda sobre la mesa por distintos puntos de entrada: por los derechos sexuales y reproductivos, por la violencia y feminicidios, por la economía feminista.
Argentina está muy avanzada también en centros de investigación independiente y, dentro de las universidades, en grupos de estudios feministas y de igualdad de género: hay un apetito de política pública porque hay institucionalidad y demanda social pero además hay mucha experiencia empírica y las referentas de temas de cuidados de Argentina lo son también de América Latina.
En cuanto al avance en políticas de cuidado, hay esfuerzos incipientes pero estamos lejos de que haya en todos los países de América Latina un sistema integral nacional de cuidados que vaya más allá de la existencia de programas segmentados. Hay que dar el salto a estos sistemas integrales nacionales que tienen que cumplir con algunos principios como aspirar a la universalidad, a la solidaridad entre generaciones y entre territorios, y a la corresponsabilidad.
- ¿Qué países son modelo en este sistema de cuidados universal como queremos tener en la Argentina?
- En América Latina el primer país que implementó un sistema integral de cuidados fue Uruguay en 2015. Y ha sido una referencia cuando casi todos los gobiernos de América Latina.
En América Latina tenemos unos 14 países discutiendo ese marco y algunos tienen sus leyes. Siempre están como referencia los distintos casos de Europa que son bien diferentes entre sí pero a la hora de establecer cuál es la universalidad en cada territorio, se trata de asegurar ciertos principios: sostenibilidad a futuro y financiamiento posible para asegurar la calidad.
Un círculo virtuoso
- Te preguntaba si desde que se aborda el tema de cuidados desde una perspectiva económica se lo toma "más en serio". Pero al debatir estos proyecto se concluye en que no solo se los puede cuantificar sino también financiar.
- En el debate político siempre hay actores que piensan por la racionalidad puramente económica y este tema también la tiene, más allá de la perspectiva de justicia social y de derechos
Por otro lado, con las múltiples crisis que atravesamos, todos los países están en shock, también los desarrollados. El mundo cambió en 2020 (con el Covid-19) y en 2022 (con la guerra). Hace dos años se puso en evidencia que aquellos países que tenían un sistema de salud universal y fuerte tuvieron más capacidad de responder con mayor éxito y también si contaban con un sistema educativo público de calidad.
El mundo postpandémico es aquel que recupera los pilares básicos del bienestar porque sin ellos corre riesgo la humanidad. Y ante fenómenos como los que hemos vivido la responsabilidad del Estado no la suplanta otro actor.
Pero el sector privado también observa este tema, tanto desde las mejoras en las condiciones de trabajo y retención de talentos, como por la manera de tener mayor productividad. Entonces, estos temas que antes parecían solo reservados a las mujeres, hoy se analizan en la sociedad y la economía. Los procesos demográficos, la salida de la pandemia y la necesidad de emerger de una crisis que nos permita estar mejor a futuro hacen que surjan argumentos económicos: cuántos empleos directos e indirectos se generan con esta inversión y qué ingresos fiscales se generan, cómo impacta todo ello en el consumo y, es más, en una mayor recaudación.
- Cierra por todos lados.
- Por eso hablamos del círculo virtuoso de los cuidados en términos económicos pero también en términos sociales, de desarrollo y de derechos.
"Como humanidad durante la pandemia por Covid-19 nos vimos al límite de la supervivencia y ahora todo el mundo entiende qué quiere decir esto que llamábamos sostenibilidad de la vida". Cecilia Alemany.
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